Pescar y navegar entre los dos cielos de La Angostura

Rodeado por los cerros El Pelao y Ñuñorco, el dique desafía desde al amanecer a los amantes de la caña y el anzuelo, y de los deportes náuticos extremos.

 GENTILEZA FELIX ROMERO ZAMBRANO GENTILEZA FELIX ROMERO ZAMBRANO
16 Enero 2013

Pocos saben que, al alba, Tafí del Valle tiene dos cielos. Cuando está despejado y no sopla el viento, el dique La Angostura es un verdadero espejo: sus aguas calmas reflejan paisajes gemelos de cerros amarronados y firmamento turquesa. Ese cristal se ondula con los trazos de los botes de pescadores de pejerreyes, truchas y percas.

El embalse está a 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en la puerta de entrada al valle, y separa a las villas veraniegas tucumanas de Tafí y El Mollar. Sus aguas garantizan la pesca de pejerreyes como pocas en el país. Pero esa actividad está sujeta a las siguientes reglas: cada pescador puede capturar hasta 20 piezas por jornada y la pesca nocturna está prohibida.

Para probar suerte no hace falta internarse dique adentro. Mateo Montoza (6 años) y su familia tiraron el anzuelo el viernes pasado a las 10 desde el muelle pequeño ubicado a la vera de la ruta 307. "Hasta ahora solo pesqué un cangrejito", confesó el aprendiz. Su abuelo, Néstor Zamudio, comentó orgulloso que, para ser el segundo día de pesca, el desempeño de Mateo era muy bueno. Mauricio Álvarez, amigo de la familia, preparaba el anzuelo de balancín mientras se quejaba por la falta de pique. "Hay que aprovechar el dique, que ofrece opciones tanto para nosotros, que somos aficionados, como para los profesionales. Ellos andan embarcados o se ubican cerca del frontón", explicó el veraneante.

A partir de las 11, La Angostura se activa con la llegada de "cazadores de adrenalina" que aprovechan el generoso viento de altura para practicar deportes náuticos extremos: windsurf, kitesurf, kayak, stand up paddle, esquí acuático... Todas disciplinas que suman adeptos, como demuestra el crecimiento de la escuela de windsurf, que triplicó su flota inicial, y la demanda persistente de las lecciones de kitesurf que imparte Leo Casadei. "El amanecer despejado anuncia una mañana prometedora de viento. Cualquiera puede acercarse y vivir esta experiencia única", expresó Félix Romero Zambrano.

Este médico e instructor de windsurf lleva más de 20 años navegando en La Angostura y en las costas argentinas. El experimentado windsurfer aseguró que las condiciones del dique son excelentes: está en su máximo nivel y el agua es cálida. Además, la orilla cubierta de césped ofrece la posibilidad de caminar descalzo.

"Ahora vengo con mi novia Josefina y mis hijos, "Feluquito" (12 años) y Francisco (8 años). Ellos me dicen emocionados: 'no tiene precio navegar juntos con este paisaje", agregó el instructor. Es que otro valle emerge desde el dique. Sin ruido ni tiempo, el agua devuelve ecos de montañas sabias y perennes. Dos cielos arropan a los pescadores, deportistas y simples buscadores de paz que se arriman a La Angostura.


Vela, tabla y traje.

Los locales deportivos de Tucumán disponen de todos los elementos necesarios para la práctica de la pesca y el windsurf. Félix Romero Zambrano, instructor de este último deporte, recomendó a los principiantes adquirir equipos usados en buen estado. En Buenos Aires hay opciones de alta tecnología.

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Caudal recuperado.

El embalse La Angostura tiene una superficie de 800 hectáreas, un largo de 4 km y un ancho de 2.5 km; mientras que su profundidad alcanza los 30 metros en algunos sectores. El dique, cuya construcción comenzó en 1975, está ubicado en el extremo sudeste del embalse: su función es detener el curso de los ríos Tafí y Mollar. El agua que libera la estructura de hormigón da origen al río Los Sosa, que desemboca en Monteros. En 2010, el espejo de agua fue vaciado casi por completo para la reparación de las válvulas a seco y la instalación de nuevas compuertas externas. ¡Hoy está en su máximo esplendor!

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