El clásico de la violencia

Una cargada derivó en una batalla campal, con un herido de bala que casi pierde la vida.

DESCONTROL. Policías disparan hacia una de las tribunas de la cancha de Newell's, donde los hinchas leprosos se habían juntados porque no podían ir a la cancha de Central. El plantel de Martino nunca llegó. DESCONTROL. Policías disparan hacia una de las tribunas de la cancha de Newell's, donde los hinchas "leprosos" se habían juntados porque no podían ir a la cancha de Central. El plantel de Martino nunca llegó.
21 Enero 2013
ROSARIO.- Un policía herido en el cuello en medio de una batalla campal entre efectivos e hinchas de Newell's llevó al gobierno santafesino a suspender el clásico de fútbol de Rosario. Casi una decena de hechos de violencia se habían esparcido desde hace una semana en distintos puntos de Rosario y ayer continuaron en el Parque de la Independencia.

Las pedradas cruzadas con un grupo de hinchas de Central que pasaban mientras los de Newell's terminaban de almorzar en las parrillas junto al Estadio Marcelo Alberto Bielsa, aproximadamente a las 16, trocaron a disparos de armas de fuego y enfrentamiento con la Policía que reaccionó al punto de meterse en el club donde había socios disfrutando de la jornada. Pablo Orellano, agente de la comisaría 5, entró grave al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez y hasta hubo trascendidos de que había fallecido, aunque el médico que lo operó, Sebastián Rena, explicó que Orellano estaba fuera de peligro y lúcido.

El ministro de Gobierno provincial, Raúl Lamberto, fue el que dispuso la suspensión al ver que el plantel de Newell's, no se animaba a salir de su concentración cuando habían pasado las 18 y casi 20.000 hinchas de Central ocupaban el "Gigante de Arroyito". Un bochorno que tuvo de todo, impericia oficial para darle seguridad a un clásico, declaraciones imprudentes y mucha impunidad. "Falló la operatoria de inteligencia", sostuvo el titular de "leproso", Guillermo Lorente.

Como si la violencia fuera ajena a Central, su presidente, Norberto Speciale, sostuvo: "el partido se suspendió porque hubo una parte que no vino y que el problema no es nuestro", deslindando la responsabilidad en Newell's. Los dos clubes cobraron el millón de pesos que pagó la empresa World Eleven de Guillermo Tofoni, por lo cual la dirigencia defendió a capa y espada jugar estos clásicos. Es que en su momento se creía que Central iba a ascender y ello no ocurrió.

Como para conformar a los hinchas de Central que se quedaron en el estadio, las autoridades del club decidieron hacer un entrenamiento abierto. Inclusive les pidieron a jugadores que no iban a estar ni en el banco que se cambiaran para participar de la práctica especial. Terminó en bochorno.

Los jugadores apenas si estuvieron en la cancha pues quedaron perdidos entre una marea que copó el campo y más por malas que por buenas se hicieron de las camisetas y pantalones "canallas". (DyN)

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