Un juez y una defensora frenaron anoche la liberación de la joven

ANGUSTIA. María Robles aguardó toda la tarde y la noche que autorizaran el regreso de su hija a Tucumán. LA GACETA / FOTO DE INéS QUINTEROS ORIO (ENVIADA ESPECIAL) ANGUSTIA. María Robles aguardó toda la tarde y la noche que autorizaran el regreso de su hija a Tucumán. LA GACETA / FOTO DE INéS QUINTEROS ORIO (ENVIADA ESPECIAL)
08 Febrero 2013
ROSARIO DE LA FRONTERA. (Enviado especial).- La buscaba desde el 5 de enero, sin saber dónde podría encontrarse. Ayer, finalmente la halló en un hospital de Rosario de la Frontera. Pero seguía sin poder estar con su hija. Al cierre de esta edición, María Robles aguardaba angustiada y con desesperación que la Justicia de la provincia vecina la autorizara para regresar a Tucumán junto a su hija, Nancy Robles.

Desde la tarde, cuando llegó a la ciudad termal, la mujer esperaba en un banco de la comisaría que le tomaran declaración, pero todo el trámite estaba trabado. ¿El motivo? La ausencia de los jueces. Ni el magistrado Carlos Graciano, de la II° Nominación del Centro Judicial Metán, ni la defensora de Menores e Incapaces de Metán, Marta García, habían aparecido por el lugar.

El abogado Carlos Garmendia, que acompañaba a la mujer, intentaba convencer a los jueces para que permitieran de una vez el regreso de la joven a Tucumán. Sin embargo, nada pudo hacer. Según contó el letrado a LA GACETA, el juez Graciano le respondió por teléfono que sólo trabaja por la mañana y lo citó para hoy a las 8. "Es una falta de respeto de estos jueces. Ojalá que a ellos nunca les falte una hija ni tengan que pasar por el momento de angustia que vive esta madre", se quejó el abogado. Susana Trimarco, desde Córdoba, también mantenía contacto constante de manera permanente tanto con Robles como con Garmendia.

Comentarios