Colegialidad, celibato y misa femenina

La colegialidad episcopal es uno de los temas imperativos en la agenda de la Iglesia. "La Iglesia acontece en cada una de las diócesis, no es una porción de la Iglesia; cada obispo es un sucesor de Pedro, no es un "secretario" del Papa; si se perdieran todas la diócesis y quedara una en el mundo, la Iglesia quedaría entera. En los hechos, por esta aldea global, el Papa dice "ah", y el mundo se entera a los cinco minutos. Antes, había un proceso de encarnación, de adaptación a las condiciones particulares de cada lugar. Cada Diócesis tiene la obligación de mirar no sólo lo que el Padre dice, sino de mirar a su propia cultura", expresó el padre Jorge Blunda, en el diálogo que compartió con LA GACETA, con Carlos Abrehu y con Cynthia Folquer.

El celibato y la misa

Cuando se les preguntó por el celibato sacerdotal y la posibilidad de que las mujeres puedan dar misa, tanto Folquer como Blunda rechazaron esas posibilidades. En el primer caso, Folquer destacó: "un seminarista, una religiosa, tienen durante su preparación previa el tiempo suficiente como para saber cómo se sentirán ante el celibato".

Blunda, por su parte, destacó la parte "operativa" del problema. "La tarea parroquial es demasiado intensa, demasiado engorrosa como para poder compartirla con una familia". Y ambos coincidieron en otro sentir común: en que ninguno de ellos vive el celibato como un padecimiento.

Ante el planteo de la misa a cargo de mujeres, Blunda fue rotundo: "se plantea la cuestión del sacerdocio como una cuestión de derecho; pero el ministerio no es un derecho, es un don y un servicio: mientras se siga planteando la cuestión en términos de derecho, no lo vamos a poder discutir; la Iglesia ha dicho claramente que no; hay un documento de Juan Pablo II sobre el tema; habla sobre todo de una cuestión de sacramentalización de Cristo Sacerdote". Y Folquer remarcó: "no necesito dar misa para tener voz".