17 Febrero 2013
"Hay que profundizar la Evangelización"
Para la Iglesia Católica, hay un antes y un después, marcado por la anunciada dimisión de Benedicto XVI. Entre los cambios que ese hecho marca está ni más ni menos que la "humanización" de la figura del Papa, el rescate de su dimensión de temporalidad, coincidieron Jorge Blunda, Cynthia Folquer y Carlos Abrehu. La agenda de la Iglesia que viene.
REFLEXIONANDO. Carlos Abrehu, el padre Jorge Blunda y la religiosa dominica Cynthia Folquer analizaron la situación de la Iglesia Católica y hablaron de los desafíos que afronta la Institución. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
La decisión de Benedicto XVI de renunciar al papado ha conmocionado a la Iglesia tucumana. Pero, es una decisión que sorprende, por la humildad y por la valentía que hay detrás de esa elección de quien en unos días volverá a ser el teólogo Joseph Ratzinger, coinciden Jorge Blunda y Cynthia Folquer.
LA GACETA invitó a Blunda (sacerdote diocesano de Tucumán y doctor en Ciencias Bíblicas), a Folquer (religiosa dominica y doctora en Historia), y a Carlos Abrehu, periodista, licenciado en Historia y ex secretario general de Redacción de LA GACETA, a analizar ese cimbronazo; y les pidió reflexiones sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia Católica a partir de la renuncia del Papa Benedicto. El presbítero Licenciado Marcelo Barrionuevo, también invitado, acercó sus reflexiones por escrito ( ver punto de vista), por cuestiones de agenda.
Cautela
En la charla con los dos religiosos y con Abrehu, la constante fueron las respuestas cautelosas, reflejo de la particular coyuntura que está viviendo la Iglesia Católica. Cuando se los invitó a "pensar la agenda futura de la Iglesia", Folquer destacó la importancia de "educar para la recuperación del sentido de la vida". Tanto ella como Blunda insistieron en separar "lo estrictamente religioso de lo social, de lo económico, de lo político".
De todos modos, los tres entrevistados destacaron que ya Benedicto XVI ha venido avanzando sobre algunos de los temas perturbadores para la Iglesia Católica, como los casos de abusos por parte de representantes del clero.
"El Papa ha avanzado sobre el tema con una valentía nunca vista; y no es sólo una cuestión de nuestra Iglesia; un esfuerzo loable de él ha sido darse cuenta de que era importante dialogar con el pensamiento contemporáneo", observó Folquer. Sobre esa agenda "en marcha", Abrehu recordó que el Pontífice, en diciembre, incluyó fuertes críticas al "capitalismo salvaje", a propósito de la crisis europea. "Sin embargo, ese mensaje tuvo poca repercusión", destacó.
Para Blunda, el desafío mayor es "profundizar la Evangelización". "La agenda sigue siendo la evangelización, todos los esfuerzos para que el Evangelio pueda expresarse, que cada persona pueda escuchar el mensaje en su propia lengua, no sólo en el lenguaje del habla, sino en toda su dimensión cultural, que pueda sentir el Evangelio como algo que es relevante para su existencia", añadió el sacerdote.
"Hay un olvido de la dimensión misionera, que nos ha hecho amortiguar este anuncio, y eso ha hecho que otras iglesias hayan crecido", se sinceró. Sin embargo, opinó que, en general, hay una disminución de las prácticas religiosas. "Está en crisis todo lo que sea sentido de pertenencia, compromiso: y no son problemas estrictos de la Iglesia, pero la iglesia tiene que mirar hacia su realidad", analizó. En consonancia con el planteo de Blunda, Cynthia Folquer apeló a profundizar la capacidad de diálogo intercultural e interreligioso". "Hay que comprender la secularización; es importante hacer historia de cómo se inscribe el hecho religioso en la sociedad".
-¿Qué hace cuando un feligrés le viene con una imagen del Gauchito Gil, o de la Difunta Correa", se le preguntó a Blunda. "Les digo que hay que rezar por ellos, pero no como santos. Eso sí, al que no lo acepto es a "San la Muerte", afirmó el sacerdote, marcando límites en su concepción del sincretismo religioso.
El peso de la renuncia
¿Qué impacto ha generado la renuncia papal en el plano de la Iglesia como institución, como organización? "Lo interesante es que de algún modo acepta la temporalidad, los límites temporales de los mandatos. Se produce un proceso de humanización, con sus virtudes y sus defectos, y eso es lo que lo hace más expuesto", arrancó Abrehu, tras lo cual Blunda remarcó que la posibilidad de renunciar está prevista en el Derecho canónico.
"Pero en el espíritu del cristianismo, la representación papal está más atada a lo divino", planteó LA GACETA. "Me parece que es muy claro el tema de la historicidad, de la temporalidad. Es un ministerio, no se identifica con la persona; pasa que, por el carisma de Juan Pablo II, hemos estado acostumbrados a relacionar el ministerio de Pedro con la persona", añadió Blunda.
La comparación entre Benedicto y Juan Pablo II se impuso por peso propio. "Los dos acceden en momentos muy distintos. A Juan Pablo II le toca enfrentar al socialismo soviético en su fase terminal, y hace un esfuerzo diplomático inmenso, se inmiscuye en diferentes conflictos; era un papa estadista, de un Estado que entraba en una situación de transición mundial. Y su sucesor se centró mas hacia lo estrictamente doctrinal", añadió Abrehu. "Lo eclesial", aportó Blunda.
Con la atención en el mensaje de Benedicto, Abrehu destacó dos hechos: "insistió en el tema de las tensiones internas y de la hipocresía". En la misma dirección, Folquer destacó: "ese gesto nos abre a replantear el estilo de la Iglesia romana, la necesidad de la reforma de la burocracia institucional". "No sé si hemos dimensionado las profundas repercusiones que esto puede tener, liberar al Papa del modelo de lo vitalicio; es una gran oportunidad -continuó- para adecuar a la iglesia los nuevos modos organizacionales".
LA GACETA invitó a Blunda (sacerdote diocesano de Tucumán y doctor en Ciencias Bíblicas), a Folquer (religiosa dominica y doctora en Historia), y a Carlos Abrehu, periodista, licenciado en Historia y ex secretario general de Redacción de LA GACETA, a analizar ese cimbronazo; y les pidió reflexiones sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia Católica a partir de la renuncia del Papa Benedicto. El presbítero Licenciado Marcelo Barrionuevo, también invitado, acercó sus reflexiones por escrito ( ver punto de vista), por cuestiones de agenda.
Cautela
En la charla con los dos religiosos y con Abrehu, la constante fueron las respuestas cautelosas, reflejo de la particular coyuntura que está viviendo la Iglesia Católica. Cuando se los invitó a "pensar la agenda futura de la Iglesia", Folquer destacó la importancia de "educar para la recuperación del sentido de la vida". Tanto ella como Blunda insistieron en separar "lo estrictamente religioso de lo social, de lo económico, de lo político".
De todos modos, los tres entrevistados destacaron que ya Benedicto XVI ha venido avanzando sobre algunos de los temas perturbadores para la Iglesia Católica, como los casos de abusos por parte de representantes del clero.
"El Papa ha avanzado sobre el tema con una valentía nunca vista; y no es sólo una cuestión de nuestra Iglesia; un esfuerzo loable de él ha sido darse cuenta de que era importante dialogar con el pensamiento contemporáneo", observó Folquer. Sobre esa agenda "en marcha", Abrehu recordó que el Pontífice, en diciembre, incluyó fuertes críticas al "capitalismo salvaje", a propósito de la crisis europea. "Sin embargo, ese mensaje tuvo poca repercusión", destacó.
Para Blunda, el desafío mayor es "profundizar la Evangelización". "La agenda sigue siendo la evangelización, todos los esfuerzos para que el Evangelio pueda expresarse, que cada persona pueda escuchar el mensaje en su propia lengua, no sólo en el lenguaje del habla, sino en toda su dimensión cultural, que pueda sentir el Evangelio como algo que es relevante para su existencia", añadió el sacerdote.
"Hay un olvido de la dimensión misionera, que nos ha hecho amortiguar este anuncio, y eso ha hecho que otras iglesias hayan crecido", se sinceró. Sin embargo, opinó que, en general, hay una disminución de las prácticas religiosas. "Está en crisis todo lo que sea sentido de pertenencia, compromiso: y no son problemas estrictos de la Iglesia, pero la iglesia tiene que mirar hacia su realidad", analizó. En consonancia con el planteo de Blunda, Cynthia Folquer apeló a profundizar la capacidad de diálogo intercultural e interreligioso". "Hay que comprender la secularización; es importante hacer historia de cómo se inscribe el hecho religioso en la sociedad".
-¿Qué hace cuando un feligrés le viene con una imagen del Gauchito Gil, o de la Difunta Correa", se le preguntó a Blunda. "Les digo que hay que rezar por ellos, pero no como santos. Eso sí, al que no lo acepto es a "San la Muerte", afirmó el sacerdote, marcando límites en su concepción del sincretismo religioso.
El peso de la renuncia
¿Qué impacto ha generado la renuncia papal en el plano de la Iglesia como institución, como organización? "Lo interesante es que de algún modo acepta la temporalidad, los límites temporales de los mandatos. Se produce un proceso de humanización, con sus virtudes y sus defectos, y eso es lo que lo hace más expuesto", arrancó Abrehu, tras lo cual Blunda remarcó que la posibilidad de renunciar está prevista en el Derecho canónico.
"Pero en el espíritu del cristianismo, la representación papal está más atada a lo divino", planteó LA GACETA. "Me parece que es muy claro el tema de la historicidad, de la temporalidad. Es un ministerio, no se identifica con la persona; pasa que, por el carisma de Juan Pablo II, hemos estado acostumbrados a relacionar el ministerio de Pedro con la persona", añadió Blunda.
La comparación entre Benedicto y Juan Pablo II se impuso por peso propio. "Los dos acceden en momentos muy distintos. A Juan Pablo II le toca enfrentar al socialismo soviético en su fase terminal, y hace un esfuerzo diplomático inmenso, se inmiscuye en diferentes conflictos; era un papa estadista, de un Estado que entraba en una situación de transición mundial. Y su sucesor se centró mas hacia lo estrictamente doctrinal", añadió Abrehu. "Lo eclesial", aportó Blunda.
Con la atención en el mensaje de Benedicto, Abrehu destacó dos hechos: "insistió en el tema de las tensiones internas y de la hipocresía". En la misma dirección, Folquer destacó: "ese gesto nos abre a replantear el estilo de la Iglesia romana, la necesidad de la reforma de la burocracia institucional". "No sé si hemos dimensionado las profundas repercusiones que esto puede tener, liberar al Papa del modelo de lo vitalicio; es una gran oportunidad -continuó- para adecuar a la iglesia los nuevos modos organizacionales".