Por Juan José Concha Martinez
05 Marzo 2013
La vida social y política de Venezuela vive bajo conmoción desde hace varios meses: tras una dura y larga campaña electoral por las presidenciales que ganó Hugo Chávez y luego ante el anuncio del agravamiento de su enfermedad. En diciembre, los ministros del área económica anunciaron una devaluación de la moneda en torno a un 40%, una muestra de las dificultades en la que estaba inmersa Venezuela.
Así, en un clima de tensión y debate contínuo -los cruces entre el oficialismo y la oposición han sido durísimos, a raíz de los magros informes sobre la condición del presidente- los venezolanos conocieron por la propia voz del vicepresidente y delfín político del líder bolivariano, Nicolás Maduro, que Hugo Chávez había muerto. La constitución venezolana prevé que ante la muerte del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, asuma interinamente el cargo hasta las elecciones que deberán convocarse en 30 días.
Es un golpe muy duro para muchos que lo consideraron como un verdadero revolucionario(una suerte de Fidel Castro del siglo XXI), especialmente los sectores más empobrecidos de la sociedad venezolana, a quienes las políticas sociales y una serie de decisiones políticas del chavismo les permitió un notorio cambio de situación. Pero también es un golpe para muchos gobiernos de América Latina.
Es que la venezuela chavista mantiene alianzas estratégicas, políticas y de solidariades con los gobiernos Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador, no sólo desde la cuadratura ideológica (comparten una misma visión política, en términos generales) sino porque los petrodólares de Venezuela han ido a parar a esos países en forma de subsidios y cooperación y con exportaciones hidrocarburíferas a precios fuera del mercado.
Por caso, Cuba le paga a Venezuela con el servicio de médicos ese intercambio comercial. Con la Argentina, tanto Néstor como Cristina Kirchner, lo han tenido como un aliado central en su posicionamiento internacional. La Argentina apoyó totalmente el reclamo de Chávez para constituir la Unasur y el ingreso de Venezuela al Mercosur y también adhirió a la prédica antiimperialista, inflamada que portaba el coronel venezolano. En la cumbre de las América que se realizó en Mar del Plata y a la que asistió el presidente George W. Bush que promovía hasta ese entonces el ALCA (una suerte de asociación de libre comercio del continente), una alianza venezolana-argentina, encabezó el bloqueo a ese proyecto, en un episodio político que retroalimentó el posicionamiento antiimperialista de ambos líderes.
En un momento crítico para el país y cuando la soledad internacional pegaba fuerte, el gobierno chavista compró títulos argentinos que le significaron a Kirchner un balón de oxígeno financiero. En una primera reacción no parece que con la desaparación de Chávez vaya a modificarse sustancialmente este panorama, en tanto y en cuanto Maduro consiga imponerse en las elecciones a Henrique Capriles. Una victoria del líder de la dura oposición venezolana, eso sí, provocaría un cambio radical interno en el país. Y obviamente lo sufriría América Latina. LA GACETA