La naturaleza desnudó la desidia de la política

05 Abril 2013

Walter Schmidt - Columnista de DyN

BUENOS AIRES.- La inusual lluvia que azotó la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires terminó evidenciando la desidia de la política en relación con un flagelo que no es ni mucho menos novedoso pero que, a diferencia de otras ocasiones, esta vez provocó al menos medio centenar de muertos. La muerte parece ser el factor excluyente a partir del cual la política se inclina, al menos mientras sea noticia.

Cristina Fernández, en un hecho inusual en su gestión, se permitió visitar al gobernador Daniel Scioli, a quien desde diciembre del 2011 consideró un enemigo político dentro del Frente para la Victoria. El gobernador realizó gestos para alimentar el malhumor presidencial y la Presidenta nunca lo consideró un hombre de su confianza. Otro de los "enemigos" del Gobierno es Mauricio Macri, el jefe de gobierno porteño. Es claro que Macri tiene un proyecto presidencial alternativo al kirchnerismo, sobre la base de un modelo diametralmente opuesto. Pero la convivencia política tiene que ver con respetar al otro, marcando diferencias.

La jefa de Estado fue clara: con Scioli se reunió. Macri se quejó porque Cristina ni siquiera lo llamó. "Hay que superar las diferencias, coincidir y no hace falta pensar todos igual. Quiero que cuando un argentino mira a otro argentino, lo vea como un hermano y no como enemigo", fueron las palabras de la Presidenta, durante el acto por el aniversario de la guerra por las islas Malvinas. ¿Qué cambio en tan poco tiempo? Nada. Las palabras se las lleva el viento.

El kirchnerismo actuó en consecuencia. Mas allá de las responsabilidades ciertas de Macri en las inundaciones porteñas, se multiplicaron las críticas desde la dirigencia K hacia la gestión de la Ciudad. Sin embargo, cuando le tocó el turno a la provincia de Buenos Aires estar en todos los canales de noticias a raíz de las muertes y de las zonas anegadas, el kirchnerismo mágicamente calló.

En verdad, fue el gobierno de Néstor Kirchner y luego el de Cristina el que rechazó cualquier trabajo en conjunto entre Buenos Aires y la Ciudad, entre Scioli y Macri. Puso por encima del interés de las personas su estrategia política.

De hecho, cada vez que Scioli intentó coordinar con el macrismo alguna acción sobre el área metropolitana, debió padecer la sanción de la Casa Rosada. En función de ese esquema, ¿cómo se puede pensar en una política de infraestructura tendiente a paliar las inundaciones en el área metropolitana? Es casi imposible. En la medida en que no haya un trabajo conjunto y se compartan responsabilidades, el problema seguirá existiendo.

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