A los 75 años, Superman no se jubila

130 dólares. Esa fue la desconfiada suma que pagó hace 75 años DC Comics por la primera aventura de Superman. Corría 1938 y habían pasado ya seis años desde que el personaje surgiera de los lápices de Jerry Siegel y Joe Shuster, dos jóvenes que se habían conocido en una escuela de Ohio y que combinaron su afición por los cómics y la ciencia ficción para parir la primera versión del musculoso enfundado en un traje azul.

Según consta en las crónicas de entonces, la idea original de los dos amigos era presentar a Superman como un villano. Pero una tragedia cambió los planes. El padre de Siegel falleció de un ataque al corazón cuando un ladrón entró a su comercio, lo que convirtió al dibujante en un muchacho sediento de justicia. Así fue que el protagonista de sus historietas adquirió ribetes de un superhéroe bueno con poderes increíbles: velocidad y fuerza extremas, invulnerabilidad, oído privilegiado, vista telescópica y microscópica, y la capacidad de volar. Una joyita que, poco tiempo después, se convertiría en un ícono estadounidense, sobre todo en las épocas en que ese país atravesó un conflicto bélico y su población se sintió amenazada.

La primera aparición del héroe tuvo lugar en la publicación "Action Comics 1", en la que se lo veía ya con su capa roja, en una historieta en la que estrellaba un auto verde contra un acantilado. En ese entonces, el cuadernillo de 64 páginas -del que se imprimieron 200.000 ejemplares- costaba 10 centavos, precio que equivalía a una barra de pan o a cuatro litros de gasolina. Al año siguiente se lanzó la revista "Superman", que contenía aventuras que ya habían sido publicadas en Action Comics.

Criado por granjeros
Siegel y Shuster diseñaron una completa biografía para su "Hombre de Acero". La historia original relata que nació con el nombre de Kal-El en el planeta Krypton y que su padre, el científico Jor-El, lo subió en una nave espacial con destino a la Tierra cuando todavía era un niño, momentos antes de la destrucción del planeta. Por casualidad el pequeño aterrizó en Kansas, donde fue adoptado y criado por un matrimonio de granjeros sin hijos que lo llamó Clark Kent.

Bajo esa identidad, el joven comenzó a trabajar como periodista en el diario "Daily Planet", de Metrópolis, tarea que compaginaba con la de superhéroe allí donde hubiera crímenes o injusticias que resolver. En el periódico, Kent conoció a Lois Lane, con quien se relacionó amorosamente. En 2012, los sucesores de los autores convirtieron a Clark en bloguero, en un intento por adaptarlo al espíritu de los tiempos y atraer lectores.

Muy pronto, la novedad se convirtió en un fenómeno, no sólo por su éxito en las ventas: la tira reflejaba la coyuntura nacional y mundial, y Superman era el encargado de subsanar en la ficción los tormentos de la vida real. Surgido en la Gran Depresión, en sus inicios Superman adoptaba el rol de un activista social y luchaba contra empresarios y políticos deshonestos. En 1946, por ejemplo, se enfrentó a una versión del Ku Klux Klan. Posteriormente se involucraría en luchas contra gángsters, estafadores y hasta en casos de violencia doméstica.

Musa e influencia
El impacto cultural fue también vasto e inmediato. El personaje de Siegel y Shuster no solo saltó del papel a la radio, la televisión, el cine y los videojuegos, sino que también inspiró a músicos, escritores y comediantes. Incluso, la historieta se ha inmiscuido en el habla popular, ya que a veces la kryptonita -el único material capaz de anular los poderes de Superman- es usada como sinónimo de la expresión "talón de Aquiles". También se le atribuye a Superman haber influido en la posterior creación de otros superhéroes, como Batman o la Mujer Maravilla.

Hoy, con 75 años, el "Hombre de Acero" podría iniciar los trámites para la jubilación (ha sobrevivido incluso a sus creadores, que murieron en la década del 90). Pero no. Mientras las injusticias y las crueldades del mundo sigan requiriendo de su intervención, Superman persistirá en cuanto formato lo convoque. Que su capa y sus poderes nos amparen por siempre.