18 Abril 2013
SIEMPRE A LA PAR DEL EQUIPO. EL público volvió a decir presente; colmó el estadio que lució sus mejores galas, alentó en todo momento, pero se fue masticando bronca por el 0-1 que alejó el sueño.
Para lograr el ascenso se necesita de todos. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas deben colaborar a la causa. Cada uno, desde su función, debe aportar su granito de arena para poder lograr el objetivo.
Y anoche, solamente el hincha estuvo a la altura de las circunstancias. Volvió a demostrar su amor incondicional por los colores, reventó La Ciudadela y le puso calor a una noche negra.
La fiesta estuvo en las tribunas. Miles de personas intentaron contagiar a un equipo que anoche parecía con el freno de mano puesto. Pero, a pesar de ver cómo su equipo comenzaba con el pie izquierdo, nunca bajó los brazos; todo lo contrario.
El público hizo de todo para ayudar a lograr un triunfo, que era vital para el sueño de ascenso. El estadio volvió a lucir sus mejores galas, y desde el primer minuto, el hincha cumplió con su misión. Alentó, empujó, protestó cada fallo en contra y metió presión para incomodar al huésped. Pero el equipo no despertó nunca.
Ese misil de Juan Pablo Francia que besó el palo derecho de Gonzalo Ojeda y fue a buscar el abrazo con la red; fue un puñal para el corazón "santo". Pero ni ese golpe certero a la ilusión, logró quebrar al fanático, que siguió empujando, siguió poniendo su mejor cara para tratar de despertar a su equipo.
Pero los minutos pasaron, y a pesar de que San Martín cambió el chip en el entretiempo, y fue con más ímpetu hacia adelante; entre los palos y Rodrigo Barucco se encargaron de ahogar los gritos y sueños de un San Martín que fue mucho más en el trámite pero no lo demostró en la red y se quedó con la ñata contra el vidrio.
¿Y ahora qué? El equipo no logró hacer su parte y el primer ascenso quedó un poco lejos. Todo porque, anoche, solo el público estuvo a la altura de las circunstancias.
¿Para cuando la paz?
Fue un hecho que sembró muchos interrogantes en el mundo San Martín. El martes por la noche, un grupo de socios, como todas semanas; fue a jugar al fútbol en el complejo Natalio Mirkin. Pero, esta vez se llevaron un susto mayúsculo.
Según el relato de uno los presentes, que pidió la reserva de su nombre por razones de seguridad, tres hombres los amenazaron. Según el mismo testimonio, los hombres se identificaron como concesionarios de la cantina y pusieron algunas condiciones.
"Acá a las reglas la pongo yo; no saben con quién están tratando", dijo uno de los hombres mientras mostraba un arma de fuego. Los socios entre amenazas y persecuciones dejaron el predio, y por suerte; no hubo que lamentar ningún hecho trágico. Ayer, la CD "santa", enterada de los ocurrido, informó que estudiarán los pasos a seguir.
Y anoche, solamente el hincha estuvo a la altura de las circunstancias. Volvió a demostrar su amor incondicional por los colores, reventó La Ciudadela y le puso calor a una noche negra.
La fiesta estuvo en las tribunas. Miles de personas intentaron contagiar a un equipo que anoche parecía con el freno de mano puesto. Pero, a pesar de ver cómo su equipo comenzaba con el pie izquierdo, nunca bajó los brazos; todo lo contrario.
El público hizo de todo para ayudar a lograr un triunfo, que era vital para el sueño de ascenso. El estadio volvió a lucir sus mejores galas, y desde el primer minuto, el hincha cumplió con su misión. Alentó, empujó, protestó cada fallo en contra y metió presión para incomodar al huésped. Pero el equipo no despertó nunca.
Ese misil de Juan Pablo Francia que besó el palo derecho de Gonzalo Ojeda y fue a buscar el abrazo con la red; fue un puñal para el corazón "santo". Pero ni ese golpe certero a la ilusión, logró quebrar al fanático, que siguió empujando, siguió poniendo su mejor cara para tratar de despertar a su equipo.
Pero los minutos pasaron, y a pesar de que San Martín cambió el chip en el entretiempo, y fue con más ímpetu hacia adelante; entre los palos y Rodrigo Barucco se encargaron de ahogar los gritos y sueños de un San Martín que fue mucho más en el trámite pero no lo demostró en la red y se quedó con la ñata contra el vidrio.
¿Y ahora qué? El equipo no logró hacer su parte y el primer ascenso quedó un poco lejos. Todo porque, anoche, solo el público estuvo a la altura de las circunstancias.
¿Para cuando la paz?
Fue un hecho que sembró muchos interrogantes en el mundo San Martín. El martes por la noche, un grupo de socios, como todas semanas; fue a jugar al fútbol en el complejo Natalio Mirkin. Pero, esta vez se llevaron un susto mayúsculo.
Según el relato de uno los presentes, que pidió la reserva de su nombre por razones de seguridad, tres hombres los amenazaron. Según el mismo testimonio, los hombres se identificaron como concesionarios de la cantina y pusieron algunas condiciones.
"Acá a las reglas la pongo yo; no saben con quién están tratando", dijo uno de los hombres mientras mostraba un arma de fuego. Los socios entre amenazas y persecuciones dejaron el predio, y por suerte; no hubo que lamentar ningún hecho trágico. Ayer, la CD "santa", enterada de los ocurrido, informó que estudiarán los pasos a seguir.
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