LSD, heroína y éxtasis entre los alumnos secundarios

21 Abril 2013
"Actualmente ya no causa asombro que los adolescentes comiencen a tener como preferencias las drogas sintéticas, como la heroína o el LSD", señaló la bioquímica Susana Albornoz de Ponce de León, profesora de la Cátedra de Toxicología, durante la presentación de las conclusiones de una encuesta realizada a 5266 estudiantes de nivel medio.

La investigación destaca que la droga ilegal más consumida sigue siendo la marihuana, en segundo lugar se ubica la cocaína. Lo que más llama la atención es el creciente uso de heroína, LSD y éxtasis, cuyo consumo acumulativo llega al 3,4%.

En comparación con estudios similares que se realizan desde 2008, se nota un incremento de consumo en edades cada vez más precoces y predomina el consumo de bebidas alcohólicas, puntualiza el informe.

La equivocada creencia de que las drogas sintéticas dañan menos

En los últimos años creció mucho el consumo de drogas sintéticas. Los especialistas dan un panorama poco alentador: dicen que el uso de estas sustancias seguirá creciendo. Estas drogas no son de uso cotidiano. Están asociadas a las nuevas formas de divertirse y socializarse de las clases media y alta. Su consumo se está extendiendo a la par de la masificación de la música electrónica.

Este es el perfil del consumidor: son jóvenes de entre 20 y 35 años, con estudios secundarios completos y nivel socioeconómico medio y alto. Las consumen tanto mujeres como varones. Antes los jóvenes no las incorporaban porque desconocían sus efectos. Ahora se animan. Entre los jóvenes, existe la idea de que estas drogas son menos dañinas y de que al consumirlas se arriesgan menos. Nada más alejado a la realidad, dicen los expertos.

Trastorno de control de impulso, el nuevo drama de los adictos

La moda de usar varias drogas tiene una explicación, explica el médico Gustavo Marangoni. "Tiene que ver con el 'toco y me voy', con el 'tengo que probar todo'. Los jóvenes viven una eterna insatisfacción, que los lleva a usar varias sustancias. Aprendieron a usar varias drogas juntas, ya sea para rebajar o potenciar un efecto. Y lo aprendieron con su cuerpo. Están surfeando: suben y bajan de una ola. Llegan a niveles que rayan una autodestrucción tremenda. Lo que más preocupa no es que puedan salir a robar, sino el daño irreversible que les provocan a sus cuerpos, especialmente a su sistema nervioso central. Lo que vemos en la actualidad es que cuando se recuperan son muy difíciles de reinsertar porque tienen conductas que los van alejando de la sociedad; por ejemplo, lo que se conoce como trastorno de control de impulsos (TCI)", analizó.

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