23 Abril 2013
PROBLEMA SOCIAL. La desocupación alcanza al 25% de la población. REUTERS
MADRID.- La población de España se redujo por primera vez desde 1996 por la partida de extranjeros ante una dura situación económica, según difundió ayer el Instituto Nacional de Estadística. Los datos reunidos al 1 de enero de 2013 arrojan una reducción de los habitantes en el país de 205.788 personas frente al padrón de hace un año, lo que hace que vivan en el territorio 47 millones de personas.
La merma se debe claramente a la disminución en la cantidad de extranjeros empadronados, quienes regresaron a sus países de origen o buscaron nuevas oportunidades en otros destinos, que se redujo en 216.125 personas; sin embargo, son aún 5,5 millones de habitantes (11% del total), de los que 2,4 millones son ciudadanos de la Unión Europea. El récord fue en 2010, con 5.750.000 extranjeros en España; desde ese año comenzó el declive, aunque nunca tan pronunciado como ahora.
"El componente migratorio ha cambiado de signo. Hemos crecido (en el número de extranjeros) de manera extraordinaria de 2000 a 2009, pero esto ha girado repentinamente por la crisis económica. La falta de empleo está haciendo menos atractiva a España", explicó el demógrafo e investigador del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona, Albert Esteve.
En la década de referencia, la radicación de extranjeros en la península ibérica registró un crecimiento del 234%.
Pese a la fuerte salida de jóvenes españoles al extranjero en busca de trabajo (el desempleo roza el 25% desde 2010), registrada especialmente en el último año, la cifra de los españoles empadronados creció en 10.337 personas. La edad promedio de los españoles es de 41,9 años, frente a los 35 años de los extranjeros. Entre los colectivos inmigrantes, el más numeroso es el rumanom (869.000 personas), seguido de marroquíes (787.000) y ecuatorianos (262.000).
Marchas contra el PP
El malestar español no se limita a la profunda crisis económica y a la alta desocupación, sino que se proyecta también a las políticas de ajuste del Gobierno de Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular (PP).
El domingo hubo una multitudinaria manifestación en rechazo a los planes de la Comunidad de Madrid, en manos del PP, de privatizar la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud. En la llamada Marea Blanca se reivindicó una salud pública gratuita y de calidad, y se denunció que el plan concluirá con la exclusión sanitaria de los sectores sociales más desfavorecidos y en el aumento del lucro de las empresas médicas privadas.
El Partido Socialista Obrero Español, el principal de la oposición, inició a su vez una "ofensiva" nacional para denunciar la estrategia de recortes de Rajoy.
Las protestas callejeras alcanzan a toda la clase política, que es vista como foco y protagonista de hechos de corrupción. Pero principalmente se centran en el PP, que tiene causas judiciales abiertas por la obtención de fondos en forma ilegal y el pago de sobresueldos en negro a sus principales dirigentes.
En las manifestaciones suelen verse también carteles contra la realeza, cuyo prestigio cayó por el escándalo de corrupción que afecta a la infanta Cristina (hija del rey Juan Carlos) y a su esposo, Iñaki Urdangarin. El monarca retomó ayer hoy su agenda pública, a casi dos meses de su operación por una doble hernia discal. "Pronto estaré dando guerra otra vez", dijo. (Reuters-Télam-DPA)
La merma se debe claramente a la disminución en la cantidad de extranjeros empadronados, quienes regresaron a sus países de origen o buscaron nuevas oportunidades en otros destinos, que se redujo en 216.125 personas; sin embargo, son aún 5,5 millones de habitantes (11% del total), de los que 2,4 millones son ciudadanos de la Unión Europea. El récord fue en 2010, con 5.750.000 extranjeros en España; desde ese año comenzó el declive, aunque nunca tan pronunciado como ahora.
"El componente migratorio ha cambiado de signo. Hemos crecido (en el número de extranjeros) de manera extraordinaria de 2000 a 2009, pero esto ha girado repentinamente por la crisis económica. La falta de empleo está haciendo menos atractiva a España", explicó el demógrafo e investigador del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona, Albert Esteve.
En la década de referencia, la radicación de extranjeros en la península ibérica registró un crecimiento del 234%.
Pese a la fuerte salida de jóvenes españoles al extranjero en busca de trabajo (el desempleo roza el 25% desde 2010), registrada especialmente en el último año, la cifra de los españoles empadronados creció en 10.337 personas. La edad promedio de los españoles es de 41,9 años, frente a los 35 años de los extranjeros. Entre los colectivos inmigrantes, el más numeroso es el rumanom (869.000 personas), seguido de marroquíes (787.000) y ecuatorianos (262.000).
Marchas contra el PP
El malestar español no se limita a la profunda crisis económica y a la alta desocupación, sino que se proyecta también a las políticas de ajuste del Gobierno de Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular (PP).
El domingo hubo una multitudinaria manifestación en rechazo a los planes de la Comunidad de Madrid, en manos del PP, de privatizar la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud. En la llamada Marea Blanca se reivindicó una salud pública gratuita y de calidad, y se denunció que el plan concluirá con la exclusión sanitaria de los sectores sociales más desfavorecidos y en el aumento del lucro de las empresas médicas privadas.
El Partido Socialista Obrero Español, el principal de la oposición, inició a su vez una "ofensiva" nacional para denunciar la estrategia de recortes de Rajoy.
Las protestas callejeras alcanzan a toda la clase política, que es vista como foco y protagonista de hechos de corrupción. Pero principalmente se centran en el PP, que tiene causas judiciales abiertas por la obtención de fondos en forma ilegal y el pago de sobresueldos en negro a sus principales dirigentes.
En las manifestaciones suelen verse también carteles contra la realeza, cuyo prestigio cayó por el escándalo de corrupción que afecta a la infanta Cristina (hija del rey Juan Carlos) y a su esposo, Iñaki Urdangarin. El monarca retomó ayer hoy su agenda pública, a casi dos meses de su operación por una doble hernia discal. "Pronto estaré dando guerra otra vez", dijo. (Reuters-Télam-DPA)
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