Por Federico Diego van Mameren
28 Abril 2013
El gobernador de la provincia anda como chico con juguete nuevo. Caviló mucho hasta que le llegaron las encuestas que su "noveno ministro" le elaboró. Como siempre, cuando Hugo Haime le entrega los guarismos, José Alperovich los lee, los rompe y después los utiliza, y difunde como quiere. Se divierte con ellos porque el dueño de esa realidad es sólo él. Todos van hasta el mandatario a preguntarle cómo les fue y recibe el relato alperovichista de los números. En base a fantasmagóricos datos ha decidido armar la lista de diputados nacionales con las que el Frente para la Victoria hará la apuesta principal en este 2013.
Los "sijosesistas" saben que las simpatías del gobernador pueden transmitir que tal o cual dirigente puede oír que tiene unos cuantos puntos más, pero tampoco el titular del Ejecutivo puede tergiversar los datos que le dejó su encuestador preferido. Por eso, aunque lo quiera o lo desvele que el "hombre que él inventó" sea su delfín elegido para navegar en el futuro político, los números no lo ayudan. Por eso -aunque le pese- decidió que Domingo Amaya sea uno de los candidatos a diputado nacional para los comicios de este año.
El intendente de la Capital que ocupará el segundo lugar en la lista oficialista termina cayendo ahí por su propio peso. Alperovich nunca hubiera querido que esté por encima del ministro de Salud de la Nación y licenciado vicegobernador, pero las encuestas dicen que Juan Manzur es menos que Amaya.
La decisión de que el primer y segundo lugar, Alperovich y Amaya, respectivamente, sean ocupados por estos dirigentes (los dos más votados y con mejor imagen de la provincia, reconocido también por las encuestas opositoras) implica que Alperovich sale a la guerra. No va a ser una elección más: está adelantando que buscará arrasar.
Los "sijosesistas" especulan: en la última elección en la que se puso en juego a Alperovich, éste junto al "hombre que él inventó" cosechó el 69,9% de los sufragios que estaban en juego. Dos años después de aquella elección calculan que van a perder sufragios en virtud del desgaste lógico de toda gestión y porque se eligen diputados nacionales y no un cargo ejecutivo. Aquellos creen que aún perdiendo un 15% de papeletas tienen la opción de realizar una gran elección. Ahí es donde se entusiasmó Alperovich con su juguetito. "Si sacamos tres de los cuatro cargos en juego vamos a ir por la reforma de la Constitución y si logramos los cuatro, sin duda alguna, al día siguiente buscaremos la re-re", sostienen los hombres más cercanos al mandatario provincial.
Hasta esta semana Alperovich siempre sostuvo que la lista de diputados no le preocupaba. Y así dejaba que desde la Casa Rosada pusieran a quienes quisieran. Este año cambió de idea y apuesta todo a plebiscitar su gestión y por eso va él en primer término. De esa manera, pone en aprietos a aquellos que trabajaban a media máquina; ahora tendrán que decirle que no al gobernador que, además, los tiene en un puño.
El alperovichismo especula que la Nación no le pedirá más de un cargo en la lista y creen que ese será el lugar para una de las enemigas del gobernador, Stella Maris Córdoba. El lugar restante sería para calmar a un díscolo como el mellizo José Orellana. De paso serviría para calmar los nervios del interior peronista. Aún estarían pendientes las dos postulaciones suplentes ya que tanto Alperovich como Amaya serían candidaturas mentirosas. A Alperovich y a Amaya no les importa convertirse en diputruchos con tal de llegar de la mejor forma a la re-re y de hacer desaparecer a la oposición.
Monstruo de tres cabezas
La oposición se ha convertido en una rara mezcla inconsistente. Es un monstruo de tres caras incapaz de adoptar algún perfil para que parezca una. Hay una oposición económica, encarnada por empresarios e inversores, que llora cuando ve al ministro de Economía de la Nación Hernán Lorenzino por televisión o cuando padece los torniquetes de Pablo Clavarino y su contradictoria política de favorecer a quienes incumplen con el fisco e igual les regalan moratorias electorales. La segunda es una oposición social que no necesariamente está compuesta por los mismos ciudadanos de la anterior. Está encarnada centralmente por una clase media que se ofende con tanto maltrato institucional y que se espanta ante la prepotencia de sectores de la Justicia o de instituciones oficiales que disimulan la corrupción aunque esté dando mal olor. Y hay una tercera oposición que es política, y que está absolutamente divorciada de sí misma y que hasta espanta a las otras dos oposiciones porque no contagia nada. Expulsa. Tres oposiciones, una más distinta que la otra, y con la tercera que -incapaz de construir liderazgos para contentar a las dos primeras- augura un horizonte fraccionado.
Esta división es la que ha permitido que ante la silenciosa reacción del oficialismo, el 18A que tanto se pergeñó como una marcha de protesta no sólo no consigue instaurar la necesidad de cambios sino que se diluye con la misma desesperanza que la llama de una vela enfrenta el huracán.
La falta de un liderazgo fuerte y de un proyecto concreto permiten que dos radicales como el legislador Ariel García y José Cano se peleen en Tucumán a través de los medios, pero que actúen juntos a nivel nacional. Se inculpan mutuamente por los egoísmos electorales sin tener la humildad de trabajar en forma conjunta para fortalecer el proyecto opositor.
Por cuestiones como esta en los próximos días se va a inaugurar un hotel como el Sheraton que insufla la ilusión de que traerá salud al turismo y confirma que más tucumanos recibirán el veneno de las maquinitas de juego que entornan el hotel.
Nacional si, provincial, ¿no?
Los radicales García y Cano participaron esta semana del acuerdo nacional para que la Unión Cívica Radical constituya un frente con los socialistas del FAP, con la Coalición Cívica y con Proyecto Sur. Son incapaces de hilvanar esa unión en Tucumán y, aun, entre ellos mismos. Cano sigue siendo la prenda de unidad entre todos los partidos. Dice que no quiere ser un candidato testimonial como Alperovich y Amaya, y tampoco está dispuesto a aceptar la banca de diputado en el caso de que pudiera ser electo. Al no tener la capacidad para dar este paso que podría -al menos perturbar al gobernador y futuro diputrucho en su juego-, Cano elige apostar por la reelección de Juan Casañas, que es la piedra de la discordia para el resto de los compañeros de cruzada opositora de la UCR. Cuanto más se acercan las fechas para tomar decisiones, más se deshilacha la oposición y más se entretiene Alperovich con su nuevo jueguito electoral.
Miedosos
El futuro se va construyendo con dos miradas desesperadas, aunque tengan diferente proyección. Los oficialistas quieren ganar a como dé lugar para llegar a la re-re con reforma. La oposición encarna la desorientación que todo lo cede. En ambas estructuras se descubre el miedo, no la seguridad de que mañana va a amanecer. Así generan un menú electoral falso e irresponsable.
Los "sijosesistas" saben que las simpatías del gobernador pueden transmitir que tal o cual dirigente puede oír que tiene unos cuantos puntos más, pero tampoco el titular del Ejecutivo puede tergiversar los datos que le dejó su encuestador preferido. Por eso, aunque lo quiera o lo desvele que el "hombre que él inventó" sea su delfín elegido para navegar en el futuro político, los números no lo ayudan. Por eso -aunque le pese- decidió que Domingo Amaya sea uno de los candidatos a diputado nacional para los comicios de este año.
El intendente de la Capital que ocupará el segundo lugar en la lista oficialista termina cayendo ahí por su propio peso. Alperovich nunca hubiera querido que esté por encima del ministro de Salud de la Nación y licenciado vicegobernador, pero las encuestas dicen que Juan Manzur es menos que Amaya.
La decisión de que el primer y segundo lugar, Alperovich y Amaya, respectivamente, sean ocupados por estos dirigentes (los dos más votados y con mejor imagen de la provincia, reconocido también por las encuestas opositoras) implica que Alperovich sale a la guerra. No va a ser una elección más: está adelantando que buscará arrasar.
Los "sijosesistas" especulan: en la última elección en la que se puso en juego a Alperovich, éste junto al "hombre que él inventó" cosechó el 69,9% de los sufragios que estaban en juego. Dos años después de aquella elección calculan que van a perder sufragios en virtud del desgaste lógico de toda gestión y porque se eligen diputados nacionales y no un cargo ejecutivo. Aquellos creen que aún perdiendo un 15% de papeletas tienen la opción de realizar una gran elección. Ahí es donde se entusiasmó Alperovich con su juguetito. "Si sacamos tres de los cuatro cargos en juego vamos a ir por la reforma de la Constitución y si logramos los cuatro, sin duda alguna, al día siguiente buscaremos la re-re", sostienen los hombres más cercanos al mandatario provincial.
Hasta esta semana Alperovich siempre sostuvo que la lista de diputados no le preocupaba. Y así dejaba que desde la Casa Rosada pusieran a quienes quisieran. Este año cambió de idea y apuesta todo a plebiscitar su gestión y por eso va él en primer término. De esa manera, pone en aprietos a aquellos que trabajaban a media máquina; ahora tendrán que decirle que no al gobernador que, además, los tiene en un puño.
El alperovichismo especula que la Nación no le pedirá más de un cargo en la lista y creen que ese será el lugar para una de las enemigas del gobernador, Stella Maris Córdoba. El lugar restante sería para calmar a un díscolo como el mellizo José Orellana. De paso serviría para calmar los nervios del interior peronista. Aún estarían pendientes las dos postulaciones suplentes ya que tanto Alperovich como Amaya serían candidaturas mentirosas. A Alperovich y a Amaya no les importa convertirse en diputruchos con tal de llegar de la mejor forma a la re-re y de hacer desaparecer a la oposición.
Monstruo de tres cabezas
La oposición se ha convertido en una rara mezcla inconsistente. Es un monstruo de tres caras incapaz de adoptar algún perfil para que parezca una. Hay una oposición económica, encarnada por empresarios e inversores, que llora cuando ve al ministro de Economía de la Nación Hernán Lorenzino por televisión o cuando padece los torniquetes de Pablo Clavarino y su contradictoria política de favorecer a quienes incumplen con el fisco e igual les regalan moratorias electorales. La segunda es una oposición social que no necesariamente está compuesta por los mismos ciudadanos de la anterior. Está encarnada centralmente por una clase media que se ofende con tanto maltrato institucional y que se espanta ante la prepotencia de sectores de la Justicia o de instituciones oficiales que disimulan la corrupción aunque esté dando mal olor. Y hay una tercera oposición que es política, y que está absolutamente divorciada de sí misma y que hasta espanta a las otras dos oposiciones porque no contagia nada. Expulsa. Tres oposiciones, una más distinta que la otra, y con la tercera que -incapaz de construir liderazgos para contentar a las dos primeras- augura un horizonte fraccionado.
Esta división es la que ha permitido que ante la silenciosa reacción del oficialismo, el 18A que tanto se pergeñó como una marcha de protesta no sólo no consigue instaurar la necesidad de cambios sino que se diluye con la misma desesperanza que la llama de una vela enfrenta el huracán.
La falta de un liderazgo fuerte y de un proyecto concreto permiten que dos radicales como el legislador Ariel García y José Cano se peleen en Tucumán a través de los medios, pero que actúen juntos a nivel nacional. Se inculpan mutuamente por los egoísmos electorales sin tener la humildad de trabajar en forma conjunta para fortalecer el proyecto opositor.
Por cuestiones como esta en los próximos días se va a inaugurar un hotel como el Sheraton que insufla la ilusión de que traerá salud al turismo y confirma que más tucumanos recibirán el veneno de las maquinitas de juego que entornan el hotel.
Nacional si, provincial, ¿no?
Los radicales García y Cano participaron esta semana del acuerdo nacional para que la Unión Cívica Radical constituya un frente con los socialistas del FAP, con la Coalición Cívica y con Proyecto Sur. Son incapaces de hilvanar esa unión en Tucumán y, aun, entre ellos mismos. Cano sigue siendo la prenda de unidad entre todos los partidos. Dice que no quiere ser un candidato testimonial como Alperovich y Amaya, y tampoco está dispuesto a aceptar la banca de diputado en el caso de que pudiera ser electo. Al no tener la capacidad para dar este paso que podría -al menos perturbar al gobernador y futuro diputrucho en su juego-, Cano elige apostar por la reelección de Juan Casañas, que es la piedra de la discordia para el resto de los compañeros de cruzada opositora de la UCR. Cuanto más se acercan las fechas para tomar decisiones, más se deshilacha la oposición y más se entretiene Alperovich con su nuevo jueguito electoral.
Miedosos
El futuro se va construyendo con dos miradas desesperadas, aunque tengan diferente proyección. Los oficialistas quieren ganar a como dé lugar para llegar a la re-re con reforma. La oposición encarna la desorientación que todo lo cede. En ambas estructuras se descubre el miedo, no la seguridad de que mañana va a amanecer. Así generan un menú electoral falso e irresponsable.