La violencia contra los periodistas y la impunidad se convierten en factores de autocensura

03 Mayo 2013

Jaime Mantilla

Presidente Sociedad Interamericana de Prensa

Hace 20 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa. Desde entonces, las organizaciones de prensa del mundo, junto con instituciones de la cultura, organizaciones sociales y medios de comunicación conmemoran esta fecha, subrayando la idea de que "una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática".

No hay mejor momento para rendir homenaje a los periodistas que en los últimos doce meses han sido asesinados en las Américas. Vaya la solidaridad de la Sociedad Interamericana de Prensa a sus familiares, amigos y colegas, y comprometámonos en seguir luchando para que estos crímenes no queden impunes. Precisamente, la violencia contra los periodistas y la impunidad no sólo dejan un rastro de dolor entre víctimas y familiares, sino que afectan a toda la prensa, convirtiéndose en factores de la autocensura.

En nuestra reciente reunión de Puebla, México, consignamos que la libertad de prensa en las Américas sigue siendo atacada por gobiernos autoritarios e intolerantes que multiplican y reinventan su acoso al periodismo, así como por una violencia que parece no encontrar límites. Allí criticamos las presiones de los gobiernos para que empresas privadas dejen de pautar sus avisos en los medios independientes de comunicación. Asimismo, la SIP alertó acerca de los peligros ligados a prácticas antidemocráticas, particularmente en Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Cuba, Honduras, Nicaragua y Panamá.

En algunos de nuestros países se acusa a los medios de prensa de desestabilizar y hacer oposición por el solo hecho de hacer su trabajo, que consiste en informar y opinar. En esos países, los medios independientes se encuentran bajo asedio constante; cada vez son menos las voces críticas. Por otra parte, se dilatan o no se sancionan legislaciones que favorezcan el acceso a la información pública, y se reforman leyes para disciplinar y silenciar a los medios críticos e independientes.

Defensa institucional

En Puebla, la SIP manifestó el más enérgico rechazo a cualquier intento de debilitamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la OEA, una entidad que, desde su creación en 1998, coadyuvó a vigilar y a fortalecer la libertad de expresión de los ciudadanos de cada nación de las tres Américas.

En este 3 de mayo, además de señalar nuestras carencias y dificultades, vale la pena destacar nuestros avances y logros. La prensa se muestra saludable en nuestro hemisferio y el periodismo se transforma creativamente, a tono con los tiempos. Hoy día hay mayor conciencia sobre la necesidad de preservar los valores democráticos y el derecho a una prensa libre. Si las tendencias populistas y autoritarias no se han extendido más, se debe en parte al intenso trabajo que ha desempeñado la prensa independiente. Cada vez más gobiernos, alcaldes, juristas y cabezas de los poderes judiciales de nuestra América, han suscrito la Declaración de Chapultepec. La SIP continuará comprometida en seguir exigiendo justicia para que los crímenes contra los periodistas no queden impunes.

La SIP se mantiene firme, unida, llena de grandes desafíos pero, sobre todo, en capacidad de mirar el hemisferio con ojos críticos y libres que nos permiten avizorar los retos en la defensa de ese derecho inalienable, fundamental para la existencia de la democracia.

El llamado a defender la libertad de prensa se repite año tras año con fuerza renovada, sin perder un ápice de actualidad. Pero, ¿cómo es posible que la libertad de prensa siga siendo tema de debate? ¿Aún no hemos conseguido transmitir el mensaje? La respuesta es simple: la prensa es poder y donde haya poder siempre habrá alguien que busque su control e influencia. Por definición, una prensa libre es una prensa indómita, capaz de hablar sin tapujos a la opinión pública; un vehículo esencial de la libertad de expresión.

La prensa libre siempre ha estado y estará en el punto de mira. Con la consolidación de la ciudadanía digital, los tiranos aprenden pronto cómo ejercer su fuerza opresora sobre los medios de comunicación digitales. Los ataques son más sofisticados y diversos, sus objetivos más numerosos. Nuestra atención y vigilancia deben reaccionar con igual voracidad.

La impunidad que disfrutan los asesinos de periodistas se extiende también a quienes acaban con la vida de los blogueros. Al fin y al cabo, la censura no diferencia entre plataformas editoriales. Tampoco las prisiones, levantadas para los que "infringen la ley", hacen distinciones.

Es imposible impedir que los opresores de la libertad de expresión cercenen nuestras libertades básicas: lo hacen con relativa frecuencia y sin temor a las consecuencias.

Nuestro derecho a buscar, recibir o difundir información y opiniones a través de cualquier soporte se halla contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero los medios deben luchar día a día contra las injerencias para seguir siendo baluarte de la libertad de expresión. En cuanto guardián del poder, una prensa independiente actúa como ventana de la sociedad que pone a la vista del escrutinio público los abusos, las digresiones, las mentiras y los intereses de quienes mandan.

Para gobiernos corruptos, criminales y fundamentalistas de cualquier color, sería mejor que esa ventana permaneciese cerrada a cal y canto.

En México, por ejemplo, quienes se atreven a abrirla enfrentan represalias violentas e incluso mortales. Los efectos son devastadores. "Se engendra un clima de temor que hace que permanecer en silencio sea mejor que hablar de sucesos que puedan suponer una amenaza", explica la periodista y escritora, Anabel Hernández. "Esto conduce a la autocensura que afecta a la libertad de expresión, que a su vez afecta la calidad y la profundidad de la información que recibe la sociedad. Si la sociedad no conoce la realidad que la rodea, ¿quién puede tomar decisiones?", pregunta.

Independientemente del lugar en el que vivamos o de lo que hagamos, detengámonos a pensar qué tipo de sociedad tendríamos sin la existencia de medios inquisitivos. ¿Quién toma las decisiones en nuestro nombre y cuán transparente es el proceso? Esta es, a fin de cuentas, la razón por la que defendemos a los periodistas y la libertad de prensa en todo el mundo.

A estar preparados

No cabe duda de que Internet está poniendo las cosas más difíciles; invita a los censores a entrar en nuestros hogares, a menudo inconscientemente, y hace que la defensa de la libertad de expresión sea un tema de preocupación para todos los que participan en redes sociales, se comunican por correo electrónico o disponen de un smartphone o una tablet. Puede que los medios de información on line, alertados por las experiencias de la prensa escrita, estén mejor preparados para combatir el problema. Pero los individuos, ¿lo estamos?

El 3 de mayo es una ocasión para recordar, con la solemnidad merecida, a los colegas víctimas de la violencia a causa de su trabajo. Especialmente quienes han perdido la vida en el ejercicio de su profesión, la que no consistía simplemente en ofrecer noticias. Su labor -arriesgada, peligrosa y siempre franca- iba más allá de unos títulos que muchas veces acabaron siendo sus propias necrológicas.

Su trabajo representa la creencia en un principio, anclado en la esencia misma de la democracia y tangible en cada artículo, cada imagen y cada reportaje. Nos sentimos orgullosos de defender ese principio sobre el que se cimienta nuestra industria y que hace que el periodismo siga adelante.

En América Latina y el Caribe, las violaciones a la libertad de prensa abarcan un número alarmante. Desde enero de 2010 hasta septiembre de 2012 han sido asesinados 74 periodistas y las autoridades han dictado sólo 8 condenas por esos homicidios. En el mismo periodo, 431 comunicadores fueron amenazados de muerte, y hubo 878 agresiones físicas contra la prensa; además, 120 periodistas han sido llevados ante los tribunales por sus publicaciones.

La red por el Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión, en su capítulo América Latina y el Caribe (IFEX-ALC, en inglés), publicó el primer análisis regional sobre la impunidad, Rostros y Rastros de la Libertad de Expresión en Latinoamérica y el Caribe, con la esperanza de que las autoridades impulsaran la judicialización de quienes atacan a la prensa y afectan el derecho a una sociedad informada. Sin embargo, los avances de las investigaciones son tímidos o inexistentes. De aquí surge una primera preocupación: los sistemas judiciales de la región demuestran una preocupante incapacidad de investigar y sancionar estos ataques.

IFEX-ALC lamenta que las agresiones se extiendan de manera intimidante a organizaciones y defensores de la libertad de expresión, socios de la red, como ocurre en México con los integrantes de la ONG Artículo 19.

Proceso agotador

En junio de 2011 los Estados miembro de la OEA iniciaron un proceso de reforma -llamado también "fortalecimiento"- del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Durante 21 meses, las organizaciones de libertad de prensa de la región observamos con preocupación una serie de peligrosas propuestas encaminadas a restringir la valiosa labor de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y en especial de su relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE), garante de la libertad de prensa regional.

Gracias a los grandes esfuerzos de la sociedad civil y la disponibilidad de la mayoría de los Estados en escucharlas, las propuestas no fueron aceptadas. Aun cuando el proceso parece haber terminado, el desgaste es notorio y se afianzó una tensa atmósfera que dificulta, a futuro, la observancia de derechos humanos en la región. Es importante fortalecer la labor de la Relatoría Especial y promover que los Estados conciban a la CIDH como un organismo necesario para la consolidación de las aún débiles democracias de la región.

Ante las evidencias citadas, IFEX-ALC sabe que la libertad de expresión en América Latina y el Caribe sigue siendo objeto de violaciones que -en diferentes gradaciones- pueden llegar hasta el asesinato. Los Estados aún no responden estructural ni operativamente para investigar y sancionar judicialmente a los responsables como debiera, lo que deviene no sólo en impunidad sino en climas de riesgo para los periodistas, las organizaciones y los ciudadanos.

Los socios de IFEX-ALC creen en un futuro mejor para que las libertades informativas se desplieguen con respeto; pero sabemos que sólo se logrará si todos -periodistas, organizaciones civiles y Estado- apuntalan conjuntamente el trabajo de promoción y defensa de la libertad de prensa como pilar fundamental de la democracia.

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