Se renuevan los conflictos en Bellas Artes

15 Mayo 2013
Seguramente, el poeta Enrique Cadícamo nunca imaginó que un verso de uno de sus tangos más logrados serviría para pintar una característica de nuestra idiosincrasia. "La historia vuelve a repetirse, mi muñequita dulce y rubia, el mismo amor... la misma lluvia... el mismo, el mismo loco afán...", dice en "Por la vuelta" (1937), cuya música es de José Tinelli. Las historias que se reiteran parecieran ser una constante en nuestra realidad, por lo menos, lo son en la Escuela de Bellas Artes "Atilio Terragni" de la Universidad Nacional de Tucumán.

El lunes pasado, los estudiantes y algunos docentes de ese establecimiento volvieron a protestar porque el edificio se halla en un estado deficiente. Los baños están sucios y llenos de basura, carecen de agua y faltan grifos. Las ventanas de las aulas del primer piso no tienen vidrios, según pudo constatar nuestro diario. Una alumna contó que el taller de pintura no tiene la ventilación adecuada y que es común que los chicos y los docentes se descompongan por inhalar los óleos, el aguarrás y otros químicos que usan. "Cuando buscás a alguien para que de una respuesta el único que aparece es el regente porque la directora está de licencia médica hace dos años y la vicedirectora trabaja en un instituto privado durante la mañana", dijo. Los estudiantes también denunciaron un irregular manejo de los fondos de la matrícula que deberían destinarse a pagar el complejo que alquila la escuela para las clases de Educación Física y también para comprar los materiales básicos para los talleres de arte.

El regente de la escuela de Bellas Artes afirmó que su tarea es académica. Señaló que hace unos meses se destrancaron las cañerías, pero que otra vez se llenaron de basura. Se mostró agotado por esta situación y afirmó que él no podía hacer nada.

El conflicto y el desarraigo acompañan a la institución en los últimos tiempos. Durante tres décadas, la escuela funcionó en Buenos Aires al 700. Como consecuencia del deterioro del edificio se dispuso su traslado en abril de 2005 a un inmueble de Alberdi 150, alquilado por la UNT y reacondicionado. Se dijo que allí funcionaría dos años. Las protestas por tratarse de un local inadecuado para el funcionamiento de los talleres y luego por la falta de mantenimiento se mantuvieron hasta 2011, cuando se dispuso la mudanza a la actual sede en Laprida al 200, donde funcionaba el instituto Herman Hollerith.

En septiembre pasado, con motivo del centenario de la Escuela, los alumnos salieron a la calle para quejarse por la falta de agua en la sede, por el mal estado de los baños y por la falta de personal suficiente que se ocupara del mantenimiento edilicio de manera permanente. El rector pronosticó en ese momento que este año en la ex Quinta Agronómica comenzaría a construirse el nuevo edificio. Agregó que hacía dos años se había iniciado un proceso licitatorio que, por razones ajenas a la UNT, no se había concretado.

El 27 de junio, la Escuela "Atilio Terragni" cumplirá 101 años. Una historia que se repite pone en evidencia una incapacidad para encontrar soluciones definitivas a un problema o, por lo menos, para encauzarlo. Es inexplicable que un establecimiento educativo del que egresaron notables artistas, haya cumplido un siglo envuelto en el conflicto y la desdicha. Sería lamentable que las artes dejaran de ser bellas en una institución que fue un orgullo para la UNT.

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