Sigue siendo una pesadilla

Atlético volvió a tropezar y tuvo que resignar puntos de local de manera consecutiva.

INTENTÓ PERO NO PUDO. Méndez probó varias veces desde afuera, pero la mayoría de las veces se encontró con Bértoli. INTENTÓ PERO NO PUDO. Méndez probó varias veces desde afuera, pero la mayoría de las veces se encontró con Bértoli.
El cabezazo de César Carignano fue el final de una típica película norteamericana para Atlético: todo había sido un sueño. Aquellos dos triunfos seguidos de local fueron un espejismo más de los que creyó ver el hincha en las últimas temporadas: el Monumental sigue tan vulnerable como siempre.

¿Nada fue real? ¡¿Nada?! Para los partidos contra Nueva Chicago e Instituto, no faltarán testigos que digan que eso pasó y en buena ley. Pero cuando ayer por la tarde sonó el despertador y el equipo abrió los ojos, todo estaba en el mismo lugar que lo había dejado antes de rendirse ante el sueño: las ocasiones de gol no convertidas y la efectividad del rival seguían en la mesa de luz. Y el aliento del público, transformado por ellos en presión, seguía sonando en la radio.

"Veníamos de ganar y esto es un retroceso, el resultado lo dice", admite Gonzalo Bustamante, que no solo se deja llevar por el frío 0-1, y es categórico: "fue nuestro peor partido". Nadie dudaba de que este, el tercer encuentro en siete días para Atlético podía llegar a ser el más complejo por el cansancio, hasta cierto punto: el equipo de Ricardo Rodríguez casi nunca se sintió en partido.

Y el detalle a no olvidar es que fue el final de una pequeña racha de partidos en 25 de mayo y Chile, programada por el cuerpo técnico y los directivos. El fixture le devolvía los dos al hilo que jugó de visitante ante la "gloria" y Patronato y la movida fue clara: ubicar al partido contra Huracán en el medio.

La ilusión de sacarle jugo a la condición de local estaba latente, pero cuatro de nueve puntos la terminaron secar. Para "RR", la falta de motivación fue una de las claves. "Cuando no cumplís los objetivos que te proponés al principio, la parte anímica se resiente", dijo. Si bien el DT nunca anticipó un ascenso ni mucho menos, llegar a esta parte sin nada que pelear fue duro para sus muchachos.

Ni siquiera ponerse una meta corta les sirvió: ganar los tres duelos de local los hubiesen fortalecido. No estuvo ni cerca. El sueño comenzó bien, pero terminó siendo solo eso, un sueño.

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