Por Nora Jabif
28 Mayo 2013
Entre los anuncios que hizo la presidenta Cristina Kirchner para celebrar diez años de kirchnerismo en el poder, el aumento en la Asignación Universal por Hijo (AUH) no es solo un dato económico. Es, también, la apuesta a mantener fidelizado a un mercado electoral que ha mejorado sus condiciones de vida en los últimos tiempos. Y si muchos sectores de la sociedad dudan de que la AUH impacte efectivamente en los beneficiarios de ese subsidio, el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) viene a aclarar esas dudas. En el informe de mayo de la tradicional investigación de la UCA se indica que en 2012, aun cuando se registró una retracción en el empleo y en la economía, la situación en materia de indigencia y pobreza sigue siendo mejor que la registrada a fines de 2010. Como el Observatorio trabaja con una encuesta propia sobre 5.700 hogares de aglomerados urbanos de más de 50.000 habitantes de todo el país (incluidos San Miguel de Tucumán y Tafí Viejo), las conclusiones que arroja ameritan ser tenidas en cuenta.
Según ese sondeo, se ha observado en el período analizado (2010- 2012) que el riesgo de caer en situación de indigencia ha bajado en un 30%; aunque con un impacto menor, hubo una disminución superior al 10% en el riesgo de caer en situación de pobreza. Para llegar a esos resultados, el Observatorio utilizó modelos de simulación estadística: diseñó escenarios en los cuales se consideran sólo los ingresos mensuales corrientes del hogar (indicador de empleo o trabajo remunerado) y se desconoce el aporte por la AUH u otro programa social destinado a madres con hijos de hasta 18 años. En el cruce entre las observaciones de "lo real" y "lo simulado" es que el Observatorio llegó a las conclusiones que ya se han señalado. De todos modos, los expertos del Observatorio de la Deuda Social destacan una paradoja: que aún cuando la AUH ha servido de contención contra la pobreza extrema, la existencia y refuerzo de los programas sociales es en sí misma un indicador de que la exclusión y el desempleo o el empleo basura se siguen reproduciendo.
Hasta aquí, una apretadísima síntesis del informe del observatorio, que puede ser visitado en internet (www.uca.edu.ar/observatorio). Por lo demás, no escapa que el incremento del 33% en la AUH anunciado por la Presidenta (la mensualidad sube de $340 a $460) significa, en parte, el reconocimiento de la inflación por parte del gobierno nacional y la adecuación a la canasta básica de $1.655 "de cuño kirchnerista".
Pero también hay que destacar otra particularidad de los últimos anuncios presidenciales en el capítulo de las transferencias con impacto social: tanto la AUH como las asignaciones familiares les serán abonadas ahora a la madre, salvo que, por decisión judicial, la tenencia de los hijos esté a cargo del padre. Un cambio que es más que un matiz, en un país que en una década se ha feminizado de modo ostensible; y esa feminización tiene su correlato en el escenario económico y social cotidiano.
El censo 2010 refleja esa transformación: en la Argentina de hoy, las mujeres jefas de hogar son 4.2 millones; y comandan casi el 35 % de los hogares del país, según el informe del tercer trimestre de 2012 de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU). Sin embargo, en los despachos tribunalicios de los juzgados de familia se amontonan expedientes de mujeres que reclaman el pago de la asignación familiar que hasta ahora figura en la boleta de sueldo de sus ex parejas. A veces, una estrategia política que sirve para captar voluntades coincide con una demanda real de una parte de la sociedad.
Según ese sondeo, se ha observado en el período analizado (2010- 2012) que el riesgo de caer en situación de indigencia ha bajado en un 30%; aunque con un impacto menor, hubo una disminución superior al 10% en el riesgo de caer en situación de pobreza. Para llegar a esos resultados, el Observatorio utilizó modelos de simulación estadística: diseñó escenarios en los cuales se consideran sólo los ingresos mensuales corrientes del hogar (indicador de empleo o trabajo remunerado) y se desconoce el aporte por la AUH u otro programa social destinado a madres con hijos de hasta 18 años. En el cruce entre las observaciones de "lo real" y "lo simulado" es que el Observatorio llegó a las conclusiones que ya se han señalado. De todos modos, los expertos del Observatorio de la Deuda Social destacan una paradoja: que aún cuando la AUH ha servido de contención contra la pobreza extrema, la existencia y refuerzo de los programas sociales es en sí misma un indicador de que la exclusión y el desempleo o el empleo basura se siguen reproduciendo.
Hasta aquí, una apretadísima síntesis del informe del observatorio, que puede ser visitado en internet (www.uca.edu.ar/observatorio). Por lo demás, no escapa que el incremento del 33% en la AUH anunciado por la Presidenta (la mensualidad sube de $340 a $460) significa, en parte, el reconocimiento de la inflación por parte del gobierno nacional y la adecuación a la canasta básica de $1.655 "de cuño kirchnerista".
Pero también hay que destacar otra particularidad de los últimos anuncios presidenciales en el capítulo de las transferencias con impacto social: tanto la AUH como las asignaciones familiares les serán abonadas ahora a la madre, salvo que, por decisión judicial, la tenencia de los hijos esté a cargo del padre. Un cambio que es más que un matiz, en un país que en una década se ha feminizado de modo ostensible; y esa feminización tiene su correlato en el escenario económico y social cotidiano.
El censo 2010 refleja esa transformación: en la Argentina de hoy, las mujeres jefas de hogar son 4.2 millones; y comandan casi el 35 % de los hogares del país, según el informe del tercer trimestre de 2012 de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU). Sin embargo, en los despachos tribunalicios de los juzgados de familia se amontonan expedientes de mujeres que reclaman el pago de la asignación familiar que hasta ahora figura en la boleta de sueldo de sus ex parejas. A veces, una estrategia política que sirve para captar voluntades coincide con una demanda real de una parte de la sociedad.