Alperovich hizo ayer un tiro al aire y generó un desparramo. Con su rechazo a las testimoniales, desacomodó a oficialistas y opositores por igual. Todos corren hoy en cualquier dirección. Quienes más lo conocen sugieren que se bajó, de manera elegante, de su postulación. Sugerencias de la Casa Rosada y números que no le sonríen habrían influido en su decisión. Acostumbrado a triunfos contundentes, Alperovich se puso al frente de los comicios para lanzar el operativo reforma constitucional. El radical Cano se le cruzó para truncar la reelección indefinida. Pero el escenario posoctubre no es hoy el que imaginó Alperovich hace un par de meses. Sin un éxito atado a la reforma, los próximos dos años pueden evidenciar la descomposición del alperovichismo.

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