Cambió la historia

Luego de 20 años, la atleta quebró el récord tucumano de los 3.000 metros que estaba en poder de Patricia Valenzuela

08 Junio 2013

La historia, a veces, cambia para bien o para mal. Y en este caso no es negativo, ya que hace unos días, María Ovejero fue noticia al quebrar el récord tucumano en los 3.000 metros. Una marca que, desde hace 20 años, estuvo en manos de Patricia Valenzuela con 10'15"04/10.

Era un día como cualquier otro, en un torneo organizado y fiscalizado por la Federación Tucumana de Atletismo. María venía preparándose a full para romper la marca, pero más que nada pensando en el próximo Nacional de Mayores. No esperaba ese mismo día romper el récord. Se dio cuenta cuando faltaba una vuelta y le dijeron que su tiempo estaba por debajo de la marca. Fue ahí entonces cuando apuró su paso sabiendo que podía lograr la hazaña. Y lo hizo.

- ¿Diste hasta lo último o te quedó resto físico?

- Quizás en otra competencia si hubiese tenido más rivales que me ayuden a tirar lo podría haber logrado. Esta vez me quedó resto físico.

- ¿Estás muy cerca de quebrar tu propio récord?

- Si tranquilamente.

- ¿Pensás que si esta situación se hubiese dado en una pista sintética y con calzados adecuados se estaría hablando de una marca más baja aún?

- En esa superficie y con zapatillas con clavos, sí. Esta vez lo hice en una pista común y con calzados tradicionales.

- ¿Cuando te diste cuenta de que podías lograr el récord?

- Venía controlándome las dos primeras vueltas. Faltando una me dijeron que estaba por debajo de los diez minutos. Levanté la velocidad y cuando llegué, Juan Pablo Juárez se acercó, me felicitó y me dijo que había quebrado el récord. Estaba feliz.

A María le gustaba hacer gimnasia. Luego de tener su primer hijo decidió, a los 27 años, salir a trotar. Un día conoció al recordado atleta Pedro Díaz. Él comenzó a controlarle el tiempo sin que ella se diera cuenta, en unas pasadas en el complejo Tercer Centenario, lugar que Ovejero utilizaba para dedicarse a ese hobby. Don Díaz, la invitó a participar en una carrera. Corrió, le gustó, y el bichito del atletismo le picó para siempre.

María no sueña con competencias internacionales porque no cuenta con los medios económicos para hacerlo. Todo lo hace a pulmón y con la ayuda de su esposo. Por ahora, ella sueña con seguir bajando las marcas.

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