Un ex gendarme describió fusilamientos en el Arsenal

Cruz dijo cumplir funciones en varios centros clandestinos locales. Incorporaron por lectura la declaración de un ex miembro de la fuerza de seguridad -ya fallecido- que operó en esos lugares.

DETENCIÓN. En el Arsenal, los detenidos eran alojados en un galpón.  LA GACETA / FOTO DE JOSE INESTA DETENCIÓN. En el Arsenal, los detenidos eran alojados en un galpón. LA GACETA / FOTO DE JOSE INESTA
09 Junio 2013

Recordó que una noche en el Arsenal tres detenidos fueron sacados del recinto. Les dijeron que los iban a liberar, pero los llevaron hasta el pozo. Los fusilaron. A él y a sus compañeros les ordenaron taparlos con ramas y gomas. Luego, rociarlos con aceite y nafta y prenderles fuego. Pero uno de los detenidos aún respiraba. Propuso rematarlo. Se lo impidieron y le dijeron que lo dejara morir quemado.

El ex gendarme Antonio Cruz relató este episodio que habría ocurrido en el centro de exterminio frente a la Justicia en varias oportunidades. Durante esta semana, sus palabras resonaron en la sala del Tribunal Oral Federal (TOF) local. Como el ex miembro de la fuerza de seguridad ya falleció, sus declaraciones fueron incorporadas por lectura en el juicio por la megacausa "Arsenales II-Jefatura II".

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Cruz es uno de los testigos clave para dar cuenta de cómo era y cómo funcionaba el predio en el que fueron halladas fosas comunes con restos de desaparecidos. Se cree que los protagonistas del hecho que describió Cruz fueron dos de los cinco miembros de la familia Rondoletto, víctimas en el expediente: Pedro y Jorge. Ambos hombres y Azucena Bermejo de Rondoletto, María Cenador de Rondoletto y Silvia Rondoletto permanecen desaparecidos. En un detallado y cruento testimonio, el ex miembro de Gendarmería afirmó que fue testigo y que supo que ocurrieron varias situaciones similares en el Arsenal.

Cruz explicó que entre 1975 y 1976 estuvo en los centros conocidos como "Escuelita de Famaillá", "El Motel", "El Reformatorio". Y dijo que participó de traslados de detenidos desde esos sitios y otros hacia el Arsenal. Sindicó como su jefe al alférez "Montes de Oca" y como subjefe al alférez "Sowinski". Los apellidos coinciden con los de los imputados Alberto Montes de Oca, y José Sowinski. También mencionó a un segundo alférez llamado Celso Barraza y a un "interrogador" conocido como Benito Palomo, ambos nombres también corresponden a imputados.

Otro hecho escalofriante que dijo haber vivido estuvo relacionado con la víctima Julio Campopiano, cuyo caso es "madre" de la causa Arsenales. Contó que murió por falta de atención médica tras las torturas y que participó del traslado del cuerpo hasta un pozo. También dijo haber visto a María Teresa Sánchez, Lorenzo Figueroa,Isabel Jiménez y Luis Holmsquit, entre otros.

Nunca supo qué ocurrió con sus dos hermanos

"Espere casi 30 años para hacer esto". La voz de Sol Curia sonó cercana en la sala, pese a encontrarse a miles de kilómetros. Durante la semana, la mujer declaró desde la embajada argentina en Washington (Estados Unidos) por el secuestro y la desaparición de sus hermanos Gloria Constanza (23) y Fernando Ramiro (18). Ambos son víctimas de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II". Sol recordó que ella era estudiante de Agronomía y de Artes y que él cursaba la secundaria en el Instituto Técnico. Los cuatro hermanos Curia vivían junto a su madre en su casa de la primera cuadra de la calle José Colombres. Afirmó que todos eran miembros de la Juventud Peronista (JP), pero que ya no militaban en esa época.

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Recordó que la madrugada del 12 de mayo de 1976 Constanza se encontraba estudiando Matemáticas y que Fernando estaba haciendo artesanías. Ella acababa de acostarse cuando escuchó ruidos. "Ya había habido secuestros y muertes. Habían matado a un amigo de mi papa, Dardo Molina (era vicegobernador). Cuando escuché los autos tuve la intuición de que venían a llevarnos", afirmó. Un grupo armado irrumpió en la casa. "Me dijeron ¿Sos Potota? Así le decían a mi hermana menor. Me preguntaron por ella y les mentí que volvía más tarde y con un compañero. Decidieron no esperarla. Me revisaron las manos. Después me explicaron que a los que manejan armas le salen callos. Costanza tenía las manos callosas, pero de hacer lo que hacía en la casa. Lo último que escuché es que se los llevaron y que mi hermanito se iba llorando. Después hubo silencio", lamentó.

Sus padres buscaron a sus hijos sin descanso.Pero no obtuvieron resultados. Según testigos, ambos habrían estado en la Jefatura. Los hermanos Curia permanecen desaparecidos.

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