Tiene dos caras

La Selección es una cosa con Messi y otra sin la "Pulga".

PUESTA A PUNTO. El seleccionado practicó ayer en Ezeiza y Sabella no dio pistas sobre la formación que pondrá en Quito. PUESTA A PUNTO. El seleccionado practicó ayer en Ezeiza y Sabella no dio pistas sobre la formación que pondrá en Quito.

BUENOS AIRES.- El miércoles, un día después que Argentina visite a Ecuador en la altura de Quito, en una playa de Río de Janeiro descubrirán el reloj de la cuenta regresiva hacia el Mundial de Brasil. Y mientras las agujas se aceleran en dirección a la hora señalada del 12 de junio de 2014, la selección de Alejandro Sabella busca dar cuerda a su ilusión con y sin Lionel Messi.

El empate ante Colombia dejó una sensación clara: que el corazón del equipo "albiceleste" sólo late a mil pulsaciones con el mejor futbolista del mundo en cancha. Es verdad que Argentina hizo figura al arquero rival antes de que Gonzalo Higuaín se convirtiera en karateca, tanto como que los "cafeteros" amenazaron con llevarse por delante al local en ese inicio del segundo tiempo en que algunos sectores del estadio se animaron a corear "poné a Messi la p…".

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Con un par de pinceladas y en apenas dos minutos, la "Pulga" obligó a cambiar de hit: "Que de la mano de Leo Messi…". Más allá del resultado final y más acá de sus molestias y la inactividad a cuestas, Messi mostró en el Monumental sus dotes de gran transformista, confirmó lo que todos sospechábamos: en un santiamén es capaz de cambiarle la fisonomía a su equipo y al rival.

Sabella se fue conforme por la solidez defensiva, la prueba mejor superada de la "Argentina sin Messi". Pero tomó nota de que sin el "mago" en la cancha no son demasiadas las palomas que salen de la galera. Con ese panorama, muchos jugadores se tientan con el individualismo como salida. Pero Messi hay uno solo.

Es verdad que la "Argentina con Messi" (y el también extrañado Fernando Gago) es una de las grandes candidatas para Brasil 2014, pero para ganar esa carrera de siete vallas que es un Mundial se necesitará de un mecanismo de precisión que permita enfrentar con éxito todos los obstáculos e imponderables, incluida la ausencia o la merma de rendimiento del hombre del Barcelona.

El martes en Quito, si se mantiene la decisión de preservar aunque sea parcialmente a Leo, Sabella tendrá otra oportunidad para ajustar el mecanismo de la circulación de balón, de las pequeñas sociedades, de la profundidad y la efectividad, que con Messi se asemeja a un reloj suizo y sin él se parece a una copia made in Taiwán.

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