16 Junio 2013

Por Claudia Piñeiro - Para LA GACETA - Buenos Aires

Algo de Philippe Claudel sentí cerca cuando escribía mi última novela (Un comunista en calzoncillos, Alfaguara, 2013). La nieta del señor Linh estuvo presente en la escritura de la segunda parte. Mientras escribía, pensé en las novelas que tienen que ver con la madre. Hay un libro de Richard Ford que se llama Mi madre. También están los libros de Natalia Ginzburg. En un punto, también está Barón Biza. Son los relatos de madres y de padres. Me asocié más con el relato de hijo sobre la madre porque hay pocos de hija con el padre. Hay algunos relatos pero los de padre, como Carta al padre (de Kafka) o La invención de la soledad (de Paul Auster). Son relatos que pasan factura, tienen algo de la masculinidad, del hombre que corta con el padre, que no pasa en la relación de la hija con el padre. La hija idealiza al padre y ese proceso de idealización es más fácil encontrarlo en los textos de los hijos sobre la madre que de los hijos sobre el padre. En lugar de Carta al padre, de Kafka, el modelo fue Mi madre, de Ford.

© LA GACETA Claudia Piñeiro - Novelista. Acaba de publicar Un comunista en calzoncillos (Alfaguara).

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