"Evita no era consciente del mito en que se iba a convertir"

El destacado autor argentino se refiere a su última y polémica novela, La furia de Evita. "No la trato como a una santa ni como a un ser maligno. Es todo eso a la vez", dice sobre la protagonista de su libro.

CONSIGNA. En toda novela es importante penetrar en la intimidad de los personajes. Pero ocurre que las intimidades no son fáciles de percibir, advierte el escritor. FOTO: RANDOM HOUSE CONSIGNA. "En toda novela es importante penetrar en la intimidad de los personajes. Pero ocurre que las intimidades no son fáciles de percibir", advierte el escritor. FOTO: RANDOM HOUSE
07 Julio 2013

- Los nuevos mitos, como el de Evita, se continúan forjando con el tiempo. Me encuentro con detalles sorprendentes de la vida de Eva Perón al leer su novela. ¿Verdad histórica o fruto de la imaginación?

- Se trata de una novela basada en hechos reales. Los hechos reales nunca son absolutamente ciertos. Incluso hay versiones diferentes sobre acontecimientos de los que somos testigos. Ocurre que los ojos de los mismos testigos también son dominados por la subjetividad. En conclusión, mi libro recoge una amplia documentación, pero la adoba con la fuerza y la belleza que provee la fantasía.

- ¿Piensa que ella tenía conciencia del mito en el que se estaba convirtiendo?

- Vivía su prodigiosa metamorfosis con distintos estados de ánimo. No era consciente del mito en que se iba a convertir. Entre los grandes nombres de la historia, muchos se han elevado a la jerarquía del mito por tocar aspectos muy sensibles, como por ejemplo la temprana muerte. Es el caso del Che, entre otros. Reconozcamos que no es fácil acceder a la categoría de un mito llegando a la senectud. Puede alcanzarse el nivel del procerato, pero el mito es diferente.

- ¿De qué manera introdujo sus conocimientos sobre la Cábala, algo que se hace evidente en su novela? ¿Pensó en escribir la historia de Evita basada íntegramente en la Cábala?

- Me sorprende esta pregunta. No soy un experto en esta materia. Tampoco considero a la Cábala una ciencia. Puede que haya tocado algunas de sus claves en el curso del relato sin darme cuenta. La Cábala es una construcción teológica muy hábil, basada en el dogma de que la Torá (el Pentateuco) fue dictada por Dios, letra por letra y nada es casual. Ese punto de vista no me inspiraba en este libro, aunque señalé varios hechos que parecían ir en esa dirección. Quizás pueda usar la Cábala para alguna otra narración, pero más alejada de lo que llamaríamos "hechos reales".

- La novela nos muestra a una revolucionaria Evita frente al timorato, hábil político y seductor Perón. Los descamisados frente a la oligarquía. Evita enfrentada desde el resentimiento, no desde la conciencia clasista, contra quienes la denigraron en el pasado. ¿Qué es lo que lo atrajo del personaje?

- He tratado a este personaje desde una perspectiva intensamente humana. Es decir, contaminada de las virtudes y defectos que nos habitan. Por consiguiente, procuré desplegar la mayor coherencia posible entre las vicisitudes que le tocó vivir y las resonancias que tuvieron en su alma y en su conducta. No la trato como a una santa ni como a un ser maligno. Es todo eso a la vez. Walt Whitman dijo que cada uno de nosotros conforma una multitud. Coincido plenamente.

-¿Poner en duda la virilidad de Perón es la idea más transgresora que introduce la novela?

-En toda novela es importante penetrar la intimidad de los personajes. Pero ocurre que las intimidades no son fáciles de percibir. Ahí existe el derecho de fantasear. O -para ser más exacto- la obligación de fantasear. De lo que no puede apartarse el autor es de la coherencia. Por lo tanto las dudas, los agujeros negros y las contradicciones deben resolverse mediante una fantasía provista de mucha lógica.

- Usted consultó casi todo lo escrito sobre Evita. Son 16 libros que menciona al final de la novela, y digo casi porque observé que no aparece la Evita de Copi. Este escritor hace de ella un travesti que mata a la enfermera para disfrazarla de sí misma, y de esta manera presenciar su propio velorio. En esta obra teatral, Evita no muere de un cáncer; continúa viva justamente porque los mitos no mueren y el pueblo necesita de ellos.

-Copi es genial y su trabajo me parece estupendo. Pero no corresponde al personaje que describo en La furia… Más me atrajo descubrir hechos, situaciones, actitudes y recursos muy cercanos al máximo de verdad posible.

© LA GACETA

PERFIL

Marcos Aguinis es uno de los escritores más exitosos de la Argentina. Autor de novelas celebradas por la crítica y el público como La cruz invertida, La gesta del marrano, Asalto al Paraíso y La pasión según Carmela. Sus ensayos, entre los que puede mencionarse a El atroz encanto de ser argentino y Elogio del placer, suelen figurar entre los títulos más leídos. ¡Pobre patria mía! fue el libro más vendido en la Argentina durante 2009.


La Cenicienta de las pampas

Fragmento de La Furia de Evita

Por Marcos Aguinis

En su momento, cuando tuve la premonitoria sospecha de que se me acercaba un agitado tiempo político, puse distancia con los novelones que sólo se referían a damas de la realeza o la aristocracia. Fue una correcta intuición. En un reportaje señalé que casi todas las mujeres de la serie eran almas torturadas. Con gran capacidad de amor, es cierto, pero no me identificaba con ninguna. Yo no era reina, ni emperatriz, ni dama de alcurnia: provenía del pueblo. Era imposible esa identificación. ¡Mentí, claro! Me identificaba con todas, precisamente porque fueron trágicas, doloridas y, más aún, ¡reinas! Agregué otras mentiras para despistar a los calumniadores que ya olfateaba. Dije que las comprendía, pero fuera del micrófono no existían para mí. Otra mentira: soñaba con ellas. En otro reportaje agregué que yo era una mujer tranquila y hogareña… ¿Tranquila? ¿Hogareña? Me enfurece recordar esas agachadas. 

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