Para León Ferrari, nada de lo político ni de lo artístico era ajeno

POLEMICA. El Jesús crucificado en un bombardero estadounidense generó su enfrentamiento con Jorge Bergoglio. ARCHIVO TELAM POLEMICA. El Jesús crucificado en un bombardero estadounidense generó su enfrentamiento con Jorge Bergoglio. ARCHIVO TELAM
Su hijo fue profesor de Matemática en el Gymnasium en los duros años 1974 y 1975, y tuvo que emigrar a Brasil por su militancia trotkista; pero su hermano, montonero, no tuvo igual suerte, y fue secuestrado y asesinado en Buenos Aires. León Ferrari tuvo que sobrevivir a toda esta tragedia familiar, cuando ya era un conocido artista a través de su obra, “La civilización occidental y cristiana”, que había revulsionado la escena de los 60: Cristo, nada menos, aparecía en un avión norteamericano en plena guerra de Vietnam.

Nada de lo político le era ajeno; nada de lo artístico, tampoco: por eso, hasta hace apenas pocos años, León Ferrari daba lecciones a los más jóvenes cuando seguía experimentando con nuevos materiales, como con el poliuretano, con los que construyó sus músicos en 2008. En 2007 había sido elegido por la Bienal de Venecia como el mejor artista del mundo y recibió el “León de Oro”: un león para otro león.

En 2009, donó al MUNT (nunca se expusieron en su totalidad) un centenar de obras de las series “Heliografías”, “L’ Observattore romano”, “Nunca más” y “Nosotros no sabíamos”. Su anticlericalismo recalcitrante nunca fue tolerado: tan es así que el actual Papa Francisco, encaró una campaña en su contra intentando que su exposición en el Centro Cultural Recoleta (2004) sea levantada. El cardenal Jorge Bergoglio, que la consideraba una “blasfemia”, logró que se cerrará un mes antes de lo previsto.

Su imagen de anciano bonachón quedaba clara cuando participó en la película “El artista”.

En su larga trayectoria artística no se privó de expresarse en ningún material y género: esculpió, pintó, dibujó, y realizaba instalaciones cuando esa palabra todavía no se conocía.

Como los grandes artistas, León Ferrari siempre perteneció a su tiempo.

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