26 Julio 2013
El artista plástico León Ferrari, uno de los más importantes y provocadores de los últimos años, cuya extensa obra se centró en la religión, las guerras y la intolerancia, murió a los 92 años en la ciudad de Buenos Aires.
A lo largo de su carrera cosechó el reconocimiento local e internacional, que alcanzó su punto máximo en 2007, cuando fue elegido mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el "León de Oro", el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo.
Su obra originó tantos elogios como críticas y fue expuesta en algunos de los sitios más destacados del mundo, como el MOMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, España y la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil.
Ferrari nació un 3 de septiembre de 1920. Era hijo de Susana y de Augusto, un artista italiano que había realizado unos frescos en un templo de Turín y que, una vez radicado en Argentina, reformó la iglesia de San Miguel donde pintó 120 cuadros; también construyó iglesias en la provincia de Córdoba.
"Yo no sé si lo que hago tiene que ver con que mi padre haya construido iglesias", dijo alguna vez el reconocido artista sobre su progenitor, quien también hizo el claustro de Nueva Pompeya.
Una de sus obras más impactantes la realizó en 1965, para el Premio Di Tella: "La Civilización Occidental y Cristiana", una escultura que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludía a la guerra de Vietnam pero que recobra significado a lo largo del tiempo.
A partir de esa muestra, se limitó a hacer algunas obras políticas presentadas en exposiciones colectivas, como "Homenaje a Vietnam" (l966), "Tucumán arde" (1968) y "Malvenido Rockefeller" (1969), entre otras.
En 1976 recopiló un grupo de noticias sobre la represión de la dictadura militar que publicó con el título de "Nosotros no sabíamos", frase que una parte de la ciudadanía argentina utilizó frente a las pruebas de la tortura y de los centros de detención.
Ese año, con la instauración del régimen militar de facto, se radicó en San Pablo, y durante su estadía allí se enteró de la desaparición de su hijo Ariel, quien había decidido quedarse en Argentina en vez de abandonar el país con el resto del clan Ferrari.
En Brasil, retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto y libro de artista, entre otros.
Retomó el tema político-religioso en 1983 con collages e ilustraciones de la Biblia, en los que sumó la iconografía católica, la erótica oriental e imágenes contemporáneas.
A partir de 1985 inició una serie de obras con excrementos de aves y expuso en el MAM de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre una reproducción del "Juicio final" de Miguel Ángel.
Sobre una muestra
Ferrari volvió a vivir en Buenos Aires en 1991, donde continuó con sus críticas al poder de la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos.
En 2004, se expuso en el Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que abarcaba 50 años de producción, y que provocó la ira de grupos ultrarreligiosos, protestas en las puertas del centro, la rotura de obras, la clausura y reapertura de la muestra por decisión de la justicia y uno de los más intensos debates en la historia del arte argentino. El entonces cardenal Jorge Bergoglio, consideró la muestra una blasfemia y encabezó la reacción.
Además, Ferrari ilustró en 1996 el "Nunca más", cuando fue reeditado por un diario en forma de fascículos, con centenares de testimonios sobre los crímenes perpetrados por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar.
A lo largo de su carrera cosechó el reconocimiento local e internacional, que alcanzó su punto máximo en 2007, cuando fue elegido mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el "León de Oro", el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo.
Su obra originó tantos elogios como críticas y fue expuesta en algunos de los sitios más destacados del mundo, como el MOMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, España y la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil.
Ferrari nació un 3 de septiembre de 1920. Era hijo de Susana y de Augusto, un artista italiano que había realizado unos frescos en un templo de Turín y que, una vez radicado en Argentina, reformó la iglesia de San Miguel donde pintó 120 cuadros; también construyó iglesias en la provincia de Córdoba.
"Yo no sé si lo que hago tiene que ver con que mi padre haya construido iglesias", dijo alguna vez el reconocido artista sobre su progenitor, quien también hizo el claustro de Nueva Pompeya.
Una de sus obras más impactantes la realizó en 1965, para el Premio Di Tella: "La Civilización Occidental y Cristiana", una escultura que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludía a la guerra de Vietnam pero que recobra significado a lo largo del tiempo.
A partir de esa muestra, se limitó a hacer algunas obras políticas presentadas en exposiciones colectivas, como "Homenaje a Vietnam" (l966), "Tucumán arde" (1968) y "Malvenido Rockefeller" (1969), entre otras.
En 1976 recopiló un grupo de noticias sobre la represión de la dictadura militar que publicó con el título de "Nosotros no sabíamos", frase que una parte de la ciudadanía argentina utilizó frente a las pruebas de la tortura y de los centros de detención.
Ese año, con la instauración del régimen militar de facto, se radicó en San Pablo, y durante su estadía allí se enteró de la desaparición de su hijo Ariel, quien había decidido quedarse en Argentina en vez de abandonar el país con el resto del clan Ferrari.
En Brasil, retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto y libro de artista, entre otros.
Retomó el tema político-religioso en 1983 con collages e ilustraciones de la Biblia, en los que sumó la iconografía católica, la erótica oriental e imágenes contemporáneas.
A partir de 1985 inició una serie de obras con excrementos de aves y expuso en el MAM de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre una reproducción del "Juicio final" de Miguel Ángel.
Sobre una muestra
Ferrari volvió a vivir en Buenos Aires en 1991, donde continuó con sus críticas al poder de la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos.
En 2004, se expuso en el Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que abarcaba 50 años de producción, y que provocó la ira de grupos ultrarreligiosos, protestas en las puertas del centro, la rotura de obras, la clausura y reapertura de la muestra por decisión de la justicia y uno de los más intensos debates en la historia del arte argentino. El entonces cardenal Jorge Bergoglio, consideró la muestra una blasfemia y encabezó la reacción.
Además, Ferrari ilustró en 1996 el "Nunca más", cuando fue reeditado por un diario en forma de fascículos, con centenares de testimonios sobre los crímenes perpetrados por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar.
DONACIÓN AL MUNT
"L' osservatore romano" nunca se expuso
Más de un centenar de fotocollages y dibujos donó el artista al MUNT en 2009. Las obras pertenecen a las series "Nosotros no sabíamos", "Heliografías", "Nunca más" y "L'Osservatore romano". El MUNT nunca expuso en totalidad estas obras, en particular, las del "L'Osservatore romano", de 2001, que consisten en una serie de collages sobre el diario vaticano.
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