Degustaron la primera hamburguesa "de probeta"

La materia prima fue desarrollada por científicos holandeses. La probaron expertos y opinaron. Ventajas

ORGULLOSO. Post afirma que es sana y buena para el ambiente. REUTERS ORGULLOSO. Post afirma que es sana y buena para el ambiente. REUTERS
06 Agosto 2013
Estuvo lista poco después de las 13 de ayer, hora de Londres. La expectativa era mayúscula, pues no era una hamburguesa cualquiera. De hecho, hoy (y pasará mucho hasta que caiga ese récord) es la más cara de la historia: costó 250.000 euros, pero los científicos que encabezaron este proyecto aseguran que la apuesta vale la pena, y que en un par de décadas la carne que lograron generar en el laboratorio permitirá satisfacer la creciente demanda de alimentos y, además, hacerlo de manera que no se afecte el medio ambiente.

El puntapié inicial

Era hora de almorzar y toda la atención giraba en torno de tres personas: el chef Richard Mc Gowan, la investigadora de alimentación Hanni Rützler, y el escritor gastronómico Josch Schonwald, quienes asumieron la responsabilidad de la degustación. Atentamente miraba la escena el responsable de haber aunado la historia de la biología y la de la gastronomía, el profesor, Mark Post, de la Universidad de Maastrich.

"El sabor es muy cercano al de la carne; la consistencia es perfecta, no se desmiga, pero echo de menos la sal y la pimienta", fue el veredicto de Rützler, y reconoció que no es tan jugosa.

Schonwald no quedó tan convencido: "la consistencia y la sensación es la de estar comiendo una hamburguesa, pero el sabor es diferente. Echo de menos la grasa de una hamburguesa original", afirmó.

Los ingredientes

Decenas de miles de millones de células creadas en el laboratorio a partir de las de una vaca fueron transformadas en tiras de tejido muscular. "Hemos logrado crear la primera hamburguesa de laboratorio y lo hemos hecho porque la producción de ganado no es buena para el medio ambiente, porque no se va a poder cubrir la creciente demanda mundial de alimentos y porque esta demanda no es buena para los animales", afirmó Post.

De hecho, un estudio indicó que la producción de carne vacuna en laboratorio usa 45 % menos energía que la producción normal y genera 96 % menos gases de invernadero.

Pero no todas son loas: Tara Garnett, jefa de la Red de Investigaciones para Políticas Alimenticias de la Universidad de Oxford, advirtió que se debe buscar más allá de la tecnología. "Las soluciones no pasan sólo por producir más comida, sino por cambiar los sistemas de abastecimiento, acceso y precios. Que no sólo haya más comida sino de mejor calidad", agregó.

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