Fue a buscar el documento con la baja y nunca más regresó

Federico Furth desapareció en mayo de 1976. Había estado un año como conscripto en el Arsenal Miguel de Azcuénaga.

LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
08 Agosto 2013

Federico Furth fue a retirar su libreta de enrolamiento con la baja del servicio militar y nunca regresó. Una llamada por teléfono le avisó que, finalmente, le habían dado la baja en el servicio militar, al que había ingresado en enero de 1975, y que debía ir a retirar su libreta de enrolamiento firmada, en el Arsenal Miguel de Azcuénaga.

Era el 7 de mayo de 1976. Desde ese día, la familia de Federico Furth no volvió a verlo. Su auto apareció, 15 días después, en la comisaría de San Pablo. Tiempo después, su padre recibió el documento con la baja firmada, y la explicación de que "se había traspapelado".

"El mayor Abelardo Innocenti llamó a casa para decir que vaya a buscar la baja. Cuando no volvió a casa, fuimos al Arsenal para preguntar, y él nos dijo que lo había despedido en la puerta del cuartel ese día, pero mi otro hermano nos contó después que vio salir el auto de Federico esa noche del Arsenal", dijo esta mañana Elvira Beatriz Furth, en su declaración ante el Tribunal Oral Federal, donde se lleva adelante el juicio por delitos cometidos durante la dictadura en la Jefatura de Policía y en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga.

Su hermano, Carlos, confirmó los dichos de Elvira, y contó cómo fue el periplo para tratar de saber dónde estaba. "Él me había dicho, alguna vez, que estaba asustado por las cosas que había visto en el Arsenal, pero que no quería contar", relató.

"Conseguimos (con mi hermana y la novia de Federico) una reunión con el entonces teniente coronel (Héctor Mario) Schwab y Salaberry, en el edificio de 25 de Mayo y avenida Sarmiento. Esa reunión terminó siendo un interrogatorio sobre nuestras actividades, y no aportó datos sobre Federico", relató.

En varias oportunidades, ambos testigos contaron que hablaron varias veces con el jefe de Furth, que era Hugo Enzo Soto, jefe de la la Compañía de Arsenales 5, y actualmente imputado en la causa como autor material de asociación ilícita  agravada y partícipe necesario de privación ilegítima de libertad, torturas agravadas, tortura seguida de muerte y homicidio triplemente calificado.

"Mi padre murió de pena, cinco meses después.  Tuvieron el descaro de mandar una corona al funeral de mi padre. Mi madre murió a los seis años, loca de pena también. A ella la detuvo la Policía, en 1979, después de que denunció que había recibido amenazas para que "se dejara de joder con las misas y las averiguaciones" sobre mi hermano. "La hicieron levantar la denuncia”, dijo a su turno Elvira.

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La secuestraron embarazada
Esta mañana también declararon los hermanos de María Isabel Jiménez de Soldati, la ex decana de la Universidad Tecnológica Nacional y profesora de Física secuestrada el 28 de mayo de 1977, de su casa, estando embarazada. Esa misma noche, secuestraron a varios alumnos y profesores de la escuela técnica donde trabajaba Jiménez de Soldati.

Gladys Estela Jiménez contó que el 27 de mayo, casi a medianoche, un grupo de hombres entró violentamente a su casa, golpearon a sus primos que estaban de visita y a sus padres revolvieron la casa y finalmente se llevaron a María Isabel.  "Fuimos a la Jefatura, al Arsenal, al Obispado, al Comando... Nadie nos dio noticias", contó.

"En esa época, todos conocíamos a alguien que tenía un desaparecido en la familia, añadió, en su declaración, su hermano, Reynaldo. Contó además que hasta entregaron un auto y dinero a un hombre que dijo ser militar y que sabía dónde estaba María Isabel, pero no volvieron a recibir novedades", dijo.

Durante su búsqueda conocieron a la madre de Julio Campopiano, secuestrado el 21 de octubre de 1976. Ella fue quien les dijo, según sus averiguaciones, qué podía haber pasado con María Isabel. Hay testimonios de que alguien, en el Arsenal, la escuchó cantar canciones españolas, como hacía con su familia. "Sólo pido que saber dónde está ella, para poder resignarnos y tener, como familia, un lugar donde llevarle una flor", concluyó Reynaldo Jiménez.

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