Julio A. Roca de cerca

Retratos de Marcó del Pont y de Groussac

JULIO ARGENTINO ROCA. El general tucumano en un retrato a pluma de la década de 1870. LA GACETA / ARCHIVO JULIO ARGENTINO ROCA. El general tucumano en un retrato a pluma de la década de 1870. LA GACETA / ARCHIVO
"Su físico no tiene nada de imponente. De estatura regular, de complexión no muy robusta, pero sí resistente a las fatigas; tenía el pecho ancho, la espalda correcta, menudos los brazos y el conjunto bien proporcionado". Así comienza su descripción física de Julio Argentino Roca el historiador Augusto Marcó del Pont, en "Roca y su tiempo" (1931).

"Su cráneo es asímetro, con una fuerte inclinación hacia la derecha. La frente alta y 'bombé', las cejas de firme arco, los ojos salientes, claros, vivos y brillantes y la nariz deprimida en su base y de forma marcadamente aguileña, daban a su rostro una predominante impresión de fuerza e inteligencia".

Seguía. "La barbilla de recio dibujo y los labios gruesos y rectos completaban, con una bien cuidada barba cuadrada, lo más característico de su faz". La mirada era "penetrante y fría, mirada analista y dominadora, la voz clara y queda, la gesticulación mesurada y la marcha cautelosa".

Pero, "con todo, la impresión que generalmente animaba a su rostro era serena y sonriente". El temperamento de Roca "era sanguíneo, nervioso. Su cuello corto, su faz rosada, la congestión de su rostro en un momento de furor incontenible, todo ello indica la enorme cantidad de sangre que posea".

En "los que pasaban" (1919), Paul Groussac lo describe como "de estatura mediana, rubio, buen mozo: su aspecto atraía a pesar de la mirada algo suspicaz. En suma, un conjunto nada vulgar, en que se atenuaba lo cauteloso del entrecejo con lo simpático de la sonrisa". Por momentos, decía "cosas fuertes con voz suave".

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