El zorro que volvió a nacer

Un grupo de hombres reactivó un proyecto de casi 30 años y lo convirtió en uno de los mejores clubes del Desarrollo tucumano.

CAMARADAS. Hay una gran amistad entre los jugadores. Nunca vi un grupo así, aseguró el DT, Diego Flores. CAMARADAS. "Hay una gran amistad entre los jugadores. Nunca vi un grupo así", aseguró el DT, Diego Flores.
21 Agosto 2013

A principios de los 80, un balón extraño, de pique irregular, trató de colonizar un terreno de Aguilares. Pero el intento, bautizado como Aguará ("zorro", en guaraní) se estrelló con la tradición futbolera impuesta por Jorge Newbery y Deportivo Aguilares. Otras iniciativas posteriores, como el "Aguilares Sport Club" y "Los Lapachos", corrieron la misma suerte. Hasta que en 2007, el proyecto Aguará resucitó con vocación de permanencia y el agregado de Guazú .

"Nació para darle a los chicos un nuevo espacio donde hacer deporte y divertirse", sostiene Diego Flores Ahumada, entrenador del plantel superior. A base de esfuerzo y apego a un prolijo plan de trabajo, Aguará logró en pocos años convertirse en el club más exitoso del rugby de Desarrollo tucumano: exceptuando a Bajo Hondo y Corsarios -clubes con pasado en Primera-, fue el mejor de los últimos tres campeonatos.

Resulta curioso que para bautizar al club se haya elegido el nombre de un animal que no habita en Tucumán. En efecto, el aguara guasu ("zorro grande", en guaraní) es propio del Litoral. "Así como un animal identificaba a Los Pumas, nosotros elegimos el zorro porque nos pareció interesante", develó Álvaro Simón Padrós, uno de los fundadores del primer Aguará.

Aguará Guazú logró lo que los otros proyectos no pudieron gracias al contexto temporal: la inscripción se largó una semana después del Mundial de Francia. El bronce obtenido por Los Pumas desató una fiebre que rebasó las expectativas de los refundadores.

"Esa mañana inscribimos 105 chicos en infantiles. Y a la tarde, entre juveniles y mayores, había como cuatro equipos. Se supone que solo íbamos a inscribir, pero muchos vinieron listos para jugar, así que ahí nomás arrancamos con los entrenamientos. Al principio no había nada en este predio y los sábados se podía ver un montón de chicos sacando piedras de la cancha", recuerda José Lescano, alma máter del club.

A diferencia de otros clubes, el desequilibrio no vino por falta de chicos, sino de grandes. "Tenemos pocos entrenadores y dirigentes. Nosotros estamos formándolos. De hecho, no tenemos división M15 porque no hay quien se encargue", expone el presidente Juan Carlos Augier.

"El objetivo, más allá de lo deportivo, es formar buena gente y darle contención a los chicos. Podés tener todo el conocimiento rugbístico del mundo, pero si no sabés contener un club, todo se te derrumba tarde o temprano", aporta Marcelo Mercado, tesorero y entrenador del equipo de rugby femenino. Por cierto, como al club le sobran tareas pero no dirigentes, hay varios hombres-orquesta: Lescano, por ejemplo es vicepresidente, capitán de la Primera y jugador del seleccionado de Desarrollo. "Además sabe cocinar y corta muy bien el pasto", lo chicanea Augier, que además de presidente es chofer de la ambulancia.

Un pequeño gran detalle a tener en cuenta es que Aguará Guazú, como buen zorro, se da maña para crecer sin cobrar cuota social. "Es que muy pocos podrían pagarla. Lo único que se cobra es el seguro. Por eso siempre estamos haciendo rifas, locros, fiestas y otras actividades en beneficio del club", cuenta Flores Ahumada.

"A nosotros nos importa que acá se formen, antes que buenos jugadores, buenas personas. Por eso nuestro deber es inculcar el buen comportamiento y transmitir a los chicos los valores que el rugby nos ha enseñado", asegura Lescano, más conocido en el ambiente como "Negro Fama".

Así, con trabajo y disciplina, el "zorro del sur" va construyendo su futuro, transformando en un club ganador lo que, en palabras de Lescano, alguna vez fue "seis chapas, cuatro postes y un campo lleno de piedras".

La rebelión femenina: las "wild fox"
Rebelándose ante la imposición del hockey por ser mujeres, un grupo de hermanas de jugadores inició lo que hoy es el equipo femenino de rugby de Aguará Guazú: las "wild fox". "Nos preguntábamos cómo haríamos para entrenar chicas. Y decidimos tratarlas como a jugadores de rugby. Tuvieron una pretemporada durísima, y las prácticas también son intensas", advierte Marcelo Mercado, entrenador de las chicas.

La exigencia tuvo su recompensa: Aguará Guazú ganó por amplio margen el primer torneo largo de rugby femenino de Tucumán, en la categoría Juveniles. "Tienen mucha pasión. Les postergás un partido y se enojan. Hay una chica que viene desde Arcadia para entrenarse. La idea es formar no solo jugadoras, sino también entrenadoras, dirigentes, árbitros, managers y coordinadoras", reveló Mercado.

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