02 Septiembre 2013
SE DESTACA. La italiana recibe elogios de todo tipo en el mundo del tenis.
El "síndrome británico" afecta un poco al tenis argentino. La afección fue la que hizo más británica que nunca a Escocia, tierra natal de Andy Murray, con tal de que Wimbledon tuviera un campeón local, aunque se juegue en Inglaterra. La tentación de ser "atrapados" por el síndrome, es difícil de esquivar porque la ítalo-argentina, Camila Giorgi, avanza en el US Open.
La tenista, de padres argentinos, venció a la danesa Coroline Wozniacki por 4-6, 6-4 y 6-3. Otra vez, como en Wimbledon 2012 cuando llegó a cuarta ronda, las redes sociales se revolucionaron. Primero, por el triunfo sobre la ex número uno del mundo, después por la belleza de la jugadora y, por último, por los detalles de su vida.
Con sus palabras va conquistando seguidores "albicelestes". "Sueño con comprarme un departamento en Buenos Aires. Me encanta, amo esa ciudad", dijo el año pasado. El flechazo se produjo en 2010, cuando junto a su papá fue a entrenar. Hacía 30 años, Sergio, el padre de la joven de 21 años, abandonó La Plata siendo ya un ex combatiente de Malvinas. El destino era Roma.
La localidad de Macerata fue el lugar donde pegó los primeros raquetazos la número 136 del mundo. Los italos-argentinos sufrieron un durísimo golpe cuando Antonela, de 23 años, una de las hijas del matrimonio, falleció en 2011 en un accidente automovilístico en París.
Eso incidió en el ánimo de Camila, pero lo superó siempre con su papá, que nunca jugó al tenis, como entrenador. "Si desde la tierra de mis padres me llamaran para jugar, lo tendría en cuenta", reconoció Camila con lo que invitó a querer contagiarse del "síndrome británico".
Hoy más de un argentino estará alentándola cuando enfrente a su compatriota Roberta Vinci. ESPN televisará a las 12.
La tenista, de padres argentinos, venció a la danesa Coroline Wozniacki por 4-6, 6-4 y 6-3. Otra vez, como en Wimbledon 2012 cuando llegó a cuarta ronda, las redes sociales se revolucionaron. Primero, por el triunfo sobre la ex número uno del mundo, después por la belleza de la jugadora y, por último, por los detalles de su vida.
Con sus palabras va conquistando seguidores "albicelestes". "Sueño con comprarme un departamento en Buenos Aires. Me encanta, amo esa ciudad", dijo el año pasado. El flechazo se produjo en 2010, cuando junto a su papá fue a entrenar. Hacía 30 años, Sergio, el padre de la joven de 21 años, abandonó La Plata siendo ya un ex combatiente de Malvinas. El destino era Roma.
La localidad de Macerata fue el lugar donde pegó los primeros raquetazos la número 136 del mundo. Los italos-argentinos sufrieron un durísimo golpe cuando Antonela, de 23 años, una de las hijas del matrimonio, falleció en 2011 en un accidente automovilístico en París.
Eso incidió en el ánimo de Camila, pero lo superó siempre con su papá, que nunca jugó al tenis, como entrenador. "Si desde la tierra de mis padres me llamaran para jugar, lo tendría en cuenta", reconoció Camila con lo que invitó a querer contagiarse del "síndrome británico".
Hoy más de un argentino estará alentándola cuando enfrente a su compatriota Roberta Vinci. ESPN televisará a las 12.
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