Las puntadas y remiendos de la jefa de Estado

05 Septiembre 2013

Hugo E. Grimaldi - DyN

BUENOS AIRES.- Suele decirse que la Presidenta nunca da una puntada sin ponerle un nudito al final, no sea cosa que se le escurra el hilo. Pero, a veces, esa pasión transgresora por mandar indirectas la apasiona tanto que la verborragia le deshilacha demasiado el discurso y abre interrogantes que termina confundiendo al más pintado. Algo así le ocurrió ayer con los 39 arriesgados escalones políticos de suspenso casi hitchcockiano que ella transitó, a través de otros tantos nada improvisados tuits de alto impacto, aunque algo enrevesados y con bastantes mensajes implícitos a decodificar.

¿Qué quiso decir Cristina Fernández en esa trama que elaboró en el aire, en el Tango 01? Interpretar mejor o peor los mensajes resulta ser algo importante para visualizar las futuras líneas de acción, porque quizás no sólo se refieran como trasfondo al período que se avecina hasta las elecciones legislativas, sino también el escenario-base del Gobierno de aquí a 2015. ¿Buscó abrir el paraguas con lo de la deuda, con el caso griego y con las miserias de los ajustes ortodoxos que obligan a los pueblos a comer alimentos vencidos? Si es así, ella bien sabe, porque lo aceptó apenas bajó del avión, que no habrá ni una letra al respecto en la Declaración del G-20 en San Petersburgo. ¿O quizás la Presidenta está preparando el terreno por si llega el mandoble de la Justicia de EEUU y no puede pedirle una mano al presidente Obama? ¿Cómo le caería al kirchnerismo mostrar a la Argentina como víctima del poder financiero internacional?

El tuiteo dio para otras preguntas más locales: ¿con sus negras referencias a la "Primera Sección Electoral", la Presidenta apuntó a Massa por su arraigo en esa zona del Gran Buenos Aires, donde el 27 de octubre se calcula que el Gobierno va a perder otra vez, por mayor margen? ¿Era Massa tan fuerte en diciembre como para organizar saqueos en tándem con lo que ocurría en Bariloche?

Pero hubo más palos, esta vez para el gallinero de los medios, debido a la pasión de Cristina no ya de "cinéfila" empedernida sino de frustrada editora de diarios. En varios tuits destacó que no se le dio relevancia mediática a la victoria del kirchnerismo el domingo en esa ciudad rionegrina, con 55% de los votos. ¿Cuál hubiese sido su medida? ¿Un titular a cinco columnas, dos líneas de encabezado en tapa, o una galería de fotos que acompañe las letras de molde?

Sin embargo, los reparos cuantitativos presidenciales fueron relativizados por la realidad, ya que fueron siete sobre 12 las publicaciones gráficas del lunes que mencionaron en tapa ese triunfo. Sólo uno de ellos agregó una pequeña foto (La Prensa).

Por último, las referencias casi novelescas al "círculo rojo" y al "círculo negro", junto a palabras como "destitución" o "desestabilización" y la intimación a Macri para que diga quiénes son los que quieren terminar con el kirchnerismo antes de tiempo, marcó quizás la línea de lo pueden ser los dos próximos años de su administración, con la Presidenta más atenta a los fantasmas que en receptar las demandas de la sociedad, más allá de las admisiones conseguidas por la gente a puro voto. Y siguen las preguntas: ¿si la preocupación son las conspiraciones y no los hechos, las energías dónde se pondrán? Y si esos espectros son reales, ¿preferirá entregarse a la victimización o habrá tiempo de gobernar para encarrillar el rumbo y contrarrestar a los agoreros? Con su explosión tuitera, la Presidenta dejó la sensación que en vez de estar elaborando una prenda, la está remendando.

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