06 Septiembre 2013
WASHINGTON.- La decisión se tomó por los pelos. El comité de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense aprobó por sólo tres votos de diferencia, el borrador de la ley por la cual podrían lanzarse misiles Tomahawk contra Siria.
Era el primer obstáculo que Barack Obama debía superar para lograr un apoyo político sólido al ataque militar contra el régimen de Bashar Al Assad. Pero el ajustado resultado de 10 a siete, con tres avales de los republicanos, fue todo menos una señal clara a favor del Presidente.
La resolución sobre Siria dará quebraderos de cabeza en el Congreso en los próximos días. Defensores y detractores decisivos del documento airearon en los últimos días sus opiniones, pero la mayor parte de los congresistas no parece haber tomado todavía una decisión, según The Washington Post.
Durante el largo debate, algunos senadores se empeñaron en clarificar hasta la última palabra del proyecto, como para despejar toda duda respecto a la posible acción militar. El demócrata Edward Markey ni siquiera se molestó en ocultar su incertidumbre y se abstuvo en la votación.
Obama intenta recabar desde hace días apoyo para su iniciativa armada. Pero los interminables debates con asesores y políticos podrían haber minado su firmeza respecto a la decisión de atacar militarmente por el supuesto empleo de armas químicas contra la población civil por parte del régimen de Damasco, una "línea roja" que fue traspasada. El mandatario afirmó que no fue él quien estableció ese límite, sino que lo hizo el mundo entero.
Resistencia social
Según una reciente encuesta del centro de investigación Pew, el 48% de los estadounidenses consultados se opone a que EEUU lance ataques aéreos en Siria, y sólo el 29% lo apoya. Por eso Obama quiere conseguir el respaldo del Congreso. Algunos críticos se alzan contra el costo que tendría la misión, cifrado en "varias decenas de millones de dólares" por el jefe del Estado Mayor norteamericano, Martin Dempsey. Aunque el secretario de Estado, John Kerry, informó por sorpresa de que varios países árabes se han mostrado dispuestos a asumir parte del gasto.
Para salvaguardar su imagen, el mandatario norteamericano podría dar luz verde a la intervención en Siria incluso si el Congreso dijese "no" a su iniciativa bélica. Kerry ya se ha encargado de dejar esa puerta abierta. Y tanto la representante de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como el senador republicano, John McCain, se han encargado de recordar que el jefe de Estado no tenía la obligación formal de pedir opinión a los parlamentarios sobre sus decisiones.
El propio Obama dejó claro que él es el comandante en jefe de sus fuerzas armadas; es decir, es quien puede dar la orden de atacar. Y si fuera necesario, también en solitario.
Era el primer obstáculo que Barack Obama debía superar para lograr un apoyo político sólido al ataque militar contra el régimen de Bashar Al Assad. Pero el ajustado resultado de 10 a siete, con tres avales de los republicanos, fue todo menos una señal clara a favor del Presidente.
La resolución sobre Siria dará quebraderos de cabeza en el Congreso en los próximos días. Defensores y detractores decisivos del documento airearon en los últimos días sus opiniones, pero la mayor parte de los congresistas no parece haber tomado todavía una decisión, según The Washington Post.
Durante el largo debate, algunos senadores se empeñaron en clarificar hasta la última palabra del proyecto, como para despejar toda duda respecto a la posible acción militar. El demócrata Edward Markey ni siquiera se molestó en ocultar su incertidumbre y se abstuvo en la votación.
Obama intenta recabar desde hace días apoyo para su iniciativa armada. Pero los interminables debates con asesores y políticos podrían haber minado su firmeza respecto a la decisión de atacar militarmente por el supuesto empleo de armas químicas contra la población civil por parte del régimen de Damasco, una "línea roja" que fue traspasada. El mandatario afirmó que no fue él quien estableció ese límite, sino que lo hizo el mundo entero.
Resistencia social
Según una reciente encuesta del centro de investigación Pew, el 48% de los estadounidenses consultados se opone a que EEUU lance ataques aéreos en Siria, y sólo el 29% lo apoya. Por eso Obama quiere conseguir el respaldo del Congreso. Algunos críticos se alzan contra el costo que tendría la misión, cifrado en "varias decenas de millones de dólares" por el jefe del Estado Mayor norteamericano, Martin Dempsey. Aunque el secretario de Estado, John Kerry, informó por sorpresa de que varios países árabes se han mostrado dispuestos a asumir parte del gasto.
Para salvaguardar su imagen, el mandatario norteamericano podría dar luz verde a la intervención en Siria incluso si el Congreso dijese "no" a su iniciativa bélica. Kerry ya se ha encargado de dejar esa puerta abierta. Y tanto la representante de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como el senador republicano, John McCain, se han encargado de recordar que el jefe de Estado no tenía la obligación formal de pedir opinión a los parlamentarios sobre sus decisiones.
El propio Obama dejó claro que él es el comandante en jefe de sus fuerzas armadas; es decir, es quien puede dar la orden de atacar. Y si fuera necesario, también en solitario.