Por Álvaro José Aurane
07 Septiembre 2013
El contralor no es una acción: es un sujeto. Es, según el Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico de Joan Corominas y José Pascual, "el interventor de gastos y cuentas en la Casa Real y el ejército". Proviene del francés contrôleur, "empleado que se encarga de las comprobaciones administrativas". Es más, en esa obra hay una serie de manifestaciones indignadas contra el uso que se da en nuestro país al término contralor y se advierte que usar el anglicismo control "no sería disparate tan grave". Casualidad o no, el enojo de los autores del diccionario posee una advertencia inquietante: "(contralor) en la Argentina se emplea bárbaramente, pero con carácter general".
Hace 48 horas sesionó el Concejo Deliberante de Concepción. El órgano de control político del Ejecutivo municipal. Y lo que hizo la mayoría de sus miembros convirtió esa reflexión etimológica en una advertencia sobre la actualidad del subtrópico. Claro que por mucho más que lo que se votó en el recinto. Allí, el uso bárbaro del contralor tal vez no tenga etimología, pero sí tiene historia.
Los ofendidos
El 6 de junio, los ediles del oficialismo aprobaron la Ejecución Presupuestaria del primer trimestre de este año, remitida por la intendencia. Lo hicieron luego de expulsar del recinto al edil radical Carlos Olarte, que quería pedir informes al jefe municipal, Osvaldo Morelli, sobre la situación de una cooperativa que había paralizado sus trabajos, en el Programa Solidaridad Habitacional. Los "morellistas" se declararon ofendidos, echaron al opositor, y -en repudio a ese atropello- se retiraron los otros dos radicales: Eduardo Carrizo y Alfredo Estéfano.
Esa rendición de cuentas que los justicialistas aprueban en soledad presenta, por así decirlo, un inconveniente: aunque es la ejecución de recursos de enero, febrero y marzo pasados, la planilla con los datos refiere al Presupuesto 2012. Para más datos, el Presupuesto 2013 está aprobado desde el 16 de enero de este año. O sea, los representantes vecinales aprobaron cualquier cosa. Por caso, que los recursos Tributarios eran de $ 22 millones, cuando este año ascienden a $ 30 millones.
Esa diferencia se va a advertir cuando el Departamento Ejecutivo Municipal corrija la Ejecución Presupuestaria que ya ha sido obedientemente convalidada por los ediles. Pero el millonario desliz es anecdótico en comparación con las "perlas" (del sur) detalladas en esa Ejecución Presupuestaria del primer trimestre. Por ejemplo: los ingresos por "Cobros de Asesoría Letrada" suman cero pesos. O no hay morosos o, en su defecto, no le cobran deudas a nadie.
No menos llamativos son los ingresos por "Derecho de Construcción". En marzo, todo lo recaudado por ese concepto son $ 600. Según los ediles radicales, la tasa municipal equivale a $ 18 por metro cuadrado, es decir, durante ese mes sólo se encaró una obra de 33 metros cuadrados en la ciudad más importante del interior de Tucumán. Es una caída de la actividad del 92% en comparación con febrero, cuando lo recaudado fue de $ 12.600.
Pero, sin dudas, las "Contribuciones sobre el Consumo de Gas" son paradigmáticas. Es un tributo incluido en la boleta bimestral de Gasnor. Según los opositores, en Concepción hay unos 7.000 medidores de gas natural: en promedio, estiman que cada contribuyente tributa $ 4 cada dos meses. El cálculo de los opositores se verifica en marzo: entraron $ 28.100 a las arcas municipales. Pero en febrero, los ingresos bajaron a cero. ¿A todos les asignan la misma fecha de vencimiento? Esa posibilidad naufraga cuando se toma nota de los ingresos de enero: también cero pesos. ¿Gasnor no le manda a Concepción lo que cobró del tributo municipal? Si es así, entonces sí es veraz el dato de que los buenazos de Asesoría Letrada no le ejecutan una deuda a nadie...
Pero a no desesperar: todavía hay que mirar la Ejecución Presupuestaria del segundo trimestre.
Los intermitentes
Parece broma, pero no: el detalle de los recursos de abril, mayo y junio pasados que la intendencia le mandó al Concejo también refiere al Presupuesto 2012. Y no sólo eso...
En el segundo trimestre aparecen cuentas que no existen en el primero: "Recaudadores". Cero pesos en abril, cero pesos en mayo y $ 72.000 en junio. Los ediles opositores manifiestan que han pedido documentación para conocer la modalidad de este sistema, pero que no obtuvieron respuesta.
También aparecen las "Contribuciones sobre Cementerio": en toda la primera mitad del año, lo percibido fueron $ 13.000. Son $ 7.000 de mayo y $ 6.000 de junio. En mayo, ni un peso; enero, febrero y marzo ni siquiera figuran. ¿Nadie pagó nada durante esos cuatro meses? ¿O Las intermitencias de la muerte sobre las que escribió José Saramago se hicieron realidad?
Otro tanto ocurrió con el "Servicio de Desinfección de Locales Comerciales": recaudó $ 3.300 en el primer trimestre. En el segundo, cero. Y, como no podía ser de otra manera, por las "Contribuciones sobre el Consumo de Gas" ingresó nada en abril, más nada en mayo y legítimamente nada en junio.
Pero todas estas incongruencias palidecen al lado del reporte de la intendencia sobre el Fondo de Desarrollo del Interior. La Ejecución Presupuestaria del primer trimestre dice que llegaron casi $ 7 millones (fueron $ 6,8 millones). La del segundo trimestre da cuenta de que recibieron $ 7 millones más. La suma de ambas cifras, dice el informe oficial, da la increíble cifra de $ 12 millones.
Los corregidores
Frente a semejante escenario, la intendencia también enmendó las planillas del segundo trimestre. Pero todo lo que corrigió fueron las referencias al Presupuesto 2012: las reemplazó por las de 2013. Fin. O sea, ratificó las cifras espasmódicas, inconexas e incoherentes de sus rendiciones de cuentas. Incluyendo que en Concepción, $ 7 millones más $ 7 millones es igual a $ 12 millones.
Dicho en términos de contabilidad pública, cualquier libreta de almacenero es más seria que los informes sobre toda la plata que ingresó a las arcas concepcionenses entre enero y junio de este año. ¿Y qué hizo el Concejo Deliberante? Lo avaló todo el jueves pasado.
Pero los ediles justicialistas hicieron algo peor. Algo infinitamente más grave, que puede leerse en el aprobado dictamen de la mayoría, y que intenta evitar, desesperadamente, que Concepción sea el primer distrito argentino donde siete más siete es igual a 12. "Se debe corregir del importe total del 1° y 2° trimestre de 2013 el concepto de Fondo de Desarrollo del Interior, cuyo importe asciende a $ 13,8 millones".
Esa enmienda es doblemente alarmante. Por un lado, porque el Concejo se arroga la potestad de poder alterar informes de la intendencia y luego sancionarlos: es el Ejecutivo Municipal, y sólo él, quien debió enmendar ese dato y luego remitirlo a los ediles. De lo contrario, se habilitaría a la intendencia cambiar los textos de las ordenanzas y luego promulgarlas, en lugar de devolverlas al cuerpo.
Por otra parte, lo que hace el Concejo es decidir unilateralmente que lo equivocado es el resultado de la suma de los montos de dos trimestres. ¿Y si ese resultado es correcto y los montos trimestrales son los equivocados? La única manera de saberlo, en el sentido legal del verbo "saber", es mediante un instrumento público de la intendencia. Como no lo hay, ahora, la responsabilidad (o sea, la capacidad de responder) por esos dineros públicos no es de la intendencia: es del cuerpo.
Los justificadores
Las lecturas políticas de este accionar resultan ominosas. Salvo que Concepción sea la capital del "7 + 7 = 12", lo que el Ejecutivo Municipal envió al Concejo estaba mal. Sin embargo, no lo corrigió. O sea: a la intendencia no le importa que la rendición de cuentas del dinero del pueblo sea incorrecta. Si hay que corregir algo, que lo haga el cuerpo de ediles. Los concejales del PJ agacharon la cabeza. "Es que la intendencia ya había tenido que hacer correcciones en dos oportunidades: si debían rehacer las cosas una tercera vez, capaz que Morelli se ofendía", ironiza el secretario general de la UCR, Raúl Albarracín, que trabaja codo a codo con los concejales de su partido, sin banca ni fueros.
Que la intendencia diga dos veces que $ 7 millones multiplicado por dos es igual a $ 12 millones, equivale a que el funcionario asume que puede hacer lo que le dé la gana. Porque enfrente no tiene un organismo colegiado soberano, sino un grupo de justificadores incondicionales. Porque el Concejo de Concepción no actúa como una escribanía del Ejecutivo Municipal: a una escribanía, por lo menos, hay que llevar papeles. En ese cuerpo deliberativo, en cambio, hacen lo que el intendente necesita sin necesidad de que él tenga que mandar la documentación.
Los mismos
El desquicio republicano es tal que, en estas rendiciones de cuentas municipales, lo absurdo no se encuentra sólo en las cifras, sino también al margen de ellas: al pie de las planillas. El sello de la documentación dice: "CPN Sergio Orlando Muro. Subsecretario de Hacienda. A/C Contaduría General Interina. Municipalidad de Concepción". Y entonces, todo está definitivamente al revés. Porque el que controla es miembro del gabinete del que tiene que ser controlado.
El contador general es, con todas las letras, el contralor. La Ordenanza de Contabilidad de Concepción fija en su artículo 99 que a él le corresponde desde el control preventivo hasta las auditorías integrales, pasando por la contabilidad del presupuesto. Y el artículo 100 dice que cuando detecte irregularidades, debe formular la observación ante la autoridad que está violando las normas y debe comunicarlo de inmediato al área financiera de la intendencia (además del Concejo). Yendo al caso, el área financiera ha enviado rendiciones de cuenta fallidas, así que el contador general, que es uno de los principales funcionarios del área financiera, manifestará su oposición ante el área financiera que conduce, y luego informará la irregularidad a esa misma área financiera de la cual es autoridad. Entonces, por supuesto que siete más siete es igual a 12.
Puesto en perspectiva: la Ejecución Presupuestaria del primer trimestre exhibe que por el concepto "Venta de Pliegos de Licitaciones Públicas" registra cero pesos. En la del segundo trimestre, esa cuenta ya ni siquiera es mencionada. Porque Concepción es, hoy, la más inmaculada concepción de la democracia pavimentadora. Ahí, "(contralor) … se emplea bárbaramente, pero con carácter general". Ese, y no otro, es el idioma del régimen asfaltador.
Hace 48 horas sesionó el Concejo Deliberante de Concepción. El órgano de control político del Ejecutivo municipal. Y lo que hizo la mayoría de sus miembros convirtió esa reflexión etimológica en una advertencia sobre la actualidad del subtrópico. Claro que por mucho más que lo que se votó en el recinto. Allí, el uso bárbaro del contralor tal vez no tenga etimología, pero sí tiene historia.
Los ofendidos
El 6 de junio, los ediles del oficialismo aprobaron la Ejecución Presupuestaria del primer trimestre de este año, remitida por la intendencia. Lo hicieron luego de expulsar del recinto al edil radical Carlos Olarte, que quería pedir informes al jefe municipal, Osvaldo Morelli, sobre la situación de una cooperativa que había paralizado sus trabajos, en el Programa Solidaridad Habitacional. Los "morellistas" se declararon ofendidos, echaron al opositor, y -en repudio a ese atropello- se retiraron los otros dos radicales: Eduardo Carrizo y Alfredo Estéfano.
Esa rendición de cuentas que los justicialistas aprueban en soledad presenta, por así decirlo, un inconveniente: aunque es la ejecución de recursos de enero, febrero y marzo pasados, la planilla con los datos refiere al Presupuesto 2012. Para más datos, el Presupuesto 2013 está aprobado desde el 16 de enero de este año. O sea, los representantes vecinales aprobaron cualquier cosa. Por caso, que los recursos Tributarios eran de $ 22 millones, cuando este año ascienden a $ 30 millones.
Esa diferencia se va a advertir cuando el Departamento Ejecutivo Municipal corrija la Ejecución Presupuestaria que ya ha sido obedientemente convalidada por los ediles. Pero el millonario desliz es anecdótico en comparación con las "perlas" (del sur) detalladas en esa Ejecución Presupuestaria del primer trimestre. Por ejemplo: los ingresos por "Cobros de Asesoría Letrada" suman cero pesos. O no hay morosos o, en su defecto, no le cobran deudas a nadie.
No menos llamativos son los ingresos por "Derecho de Construcción". En marzo, todo lo recaudado por ese concepto son $ 600. Según los ediles radicales, la tasa municipal equivale a $ 18 por metro cuadrado, es decir, durante ese mes sólo se encaró una obra de 33 metros cuadrados en la ciudad más importante del interior de Tucumán. Es una caída de la actividad del 92% en comparación con febrero, cuando lo recaudado fue de $ 12.600.
Pero, sin dudas, las "Contribuciones sobre el Consumo de Gas" son paradigmáticas. Es un tributo incluido en la boleta bimestral de Gasnor. Según los opositores, en Concepción hay unos 7.000 medidores de gas natural: en promedio, estiman que cada contribuyente tributa $ 4 cada dos meses. El cálculo de los opositores se verifica en marzo: entraron $ 28.100 a las arcas municipales. Pero en febrero, los ingresos bajaron a cero. ¿A todos les asignan la misma fecha de vencimiento? Esa posibilidad naufraga cuando se toma nota de los ingresos de enero: también cero pesos. ¿Gasnor no le manda a Concepción lo que cobró del tributo municipal? Si es así, entonces sí es veraz el dato de que los buenazos de Asesoría Letrada no le ejecutan una deuda a nadie...
Pero a no desesperar: todavía hay que mirar la Ejecución Presupuestaria del segundo trimestre.
Los intermitentes
Parece broma, pero no: el detalle de los recursos de abril, mayo y junio pasados que la intendencia le mandó al Concejo también refiere al Presupuesto 2012. Y no sólo eso...
En el segundo trimestre aparecen cuentas que no existen en el primero: "Recaudadores". Cero pesos en abril, cero pesos en mayo y $ 72.000 en junio. Los ediles opositores manifiestan que han pedido documentación para conocer la modalidad de este sistema, pero que no obtuvieron respuesta.
También aparecen las "Contribuciones sobre Cementerio": en toda la primera mitad del año, lo percibido fueron $ 13.000. Son $ 7.000 de mayo y $ 6.000 de junio. En mayo, ni un peso; enero, febrero y marzo ni siquiera figuran. ¿Nadie pagó nada durante esos cuatro meses? ¿O Las intermitencias de la muerte sobre las que escribió José Saramago se hicieron realidad?
Otro tanto ocurrió con el "Servicio de Desinfección de Locales Comerciales": recaudó $ 3.300 en el primer trimestre. En el segundo, cero. Y, como no podía ser de otra manera, por las "Contribuciones sobre el Consumo de Gas" ingresó nada en abril, más nada en mayo y legítimamente nada en junio.
Pero todas estas incongruencias palidecen al lado del reporte de la intendencia sobre el Fondo de Desarrollo del Interior. La Ejecución Presupuestaria del primer trimestre dice que llegaron casi $ 7 millones (fueron $ 6,8 millones). La del segundo trimestre da cuenta de que recibieron $ 7 millones más. La suma de ambas cifras, dice el informe oficial, da la increíble cifra de $ 12 millones.
Los corregidores
Frente a semejante escenario, la intendencia también enmendó las planillas del segundo trimestre. Pero todo lo que corrigió fueron las referencias al Presupuesto 2012: las reemplazó por las de 2013. Fin. O sea, ratificó las cifras espasmódicas, inconexas e incoherentes de sus rendiciones de cuentas. Incluyendo que en Concepción, $ 7 millones más $ 7 millones es igual a $ 12 millones.
Dicho en términos de contabilidad pública, cualquier libreta de almacenero es más seria que los informes sobre toda la plata que ingresó a las arcas concepcionenses entre enero y junio de este año. ¿Y qué hizo el Concejo Deliberante? Lo avaló todo el jueves pasado.
Pero los ediles justicialistas hicieron algo peor. Algo infinitamente más grave, que puede leerse en el aprobado dictamen de la mayoría, y que intenta evitar, desesperadamente, que Concepción sea el primer distrito argentino donde siete más siete es igual a 12. "Se debe corregir del importe total del 1° y 2° trimestre de 2013 el concepto de Fondo de Desarrollo del Interior, cuyo importe asciende a $ 13,8 millones".
Esa enmienda es doblemente alarmante. Por un lado, porque el Concejo se arroga la potestad de poder alterar informes de la intendencia y luego sancionarlos: es el Ejecutivo Municipal, y sólo él, quien debió enmendar ese dato y luego remitirlo a los ediles. De lo contrario, se habilitaría a la intendencia cambiar los textos de las ordenanzas y luego promulgarlas, en lugar de devolverlas al cuerpo.
Por otra parte, lo que hace el Concejo es decidir unilateralmente que lo equivocado es el resultado de la suma de los montos de dos trimestres. ¿Y si ese resultado es correcto y los montos trimestrales son los equivocados? La única manera de saberlo, en el sentido legal del verbo "saber", es mediante un instrumento público de la intendencia. Como no lo hay, ahora, la responsabilidad (o sea, la capacidad de responder) por esos dineros públicos no es de la intendencia: es del cuerpo.
Los justificadores
Las lecturas políticas de este accionar resultan ominosas. Salvo que Concepción sea la capital del "7 + 7 = 12", lo que el Ejecutivo Municipal envió al Concejo estaba mal. Sin embargo, no lo corrigió. O sea: a la intendencia no le importa que la rendición de cuentas del dinero del pueblo sea incorrecta. Si hay que corregir algo, que lo haga el cuerpo de ediles. Los concejales del PJ agacharon la cabeza. "Es que la intendencia ya había tenido que hacer correcciones en dos oportunidades: si debían rehacer las cosas una tercera vez, capaz que Morelli se ofendía", ironiza el secretario general de la UCR, Raúl Albarracín, que trabaja codo a codo con los concejales de su partido, sin banca ni fueros.
Que la intendencia diga dos veces que $ 7 millones multiplicado por dos es igual a $ 12 millones, equivale a que el funcionario asume que puede hacer lo que le dé la gana. Porque enfrente no tiene un organismo colegiado soberano, sino un grupo de justificadores incondicionales. Porque el Concejo de Concepción no actúa como una escribanía del Ejecutivo Municipal: a una escribanía, por lo menos, hay que llevar papeles. En ese cuerpo deliberativo, en cambio, hacen lo que el intendente necesita sin necesidad de que él tenga que mandar la documentación.
Los mismos
El desquicio republicano es tal que, en estas rendiciones de cuentas municipales, lo absurdo no se encuentra sólo en las cifras, sino también al margen de ellas: al pie de las planillas. El sello de la documentación dice: "CPN Sergio Orlando Muro. Subsecretario de Hacienda. A/C Contaduría General Interina. Municipalidad de Concepción". Y entonces, todo está definitivamente al revés. Porque el que controla es miembro del gabinete del que tiene que ser controlado.
El contador general es, con todas las letras, el contralor. La Ordenanza de Contabilidad de Concepción fija en su artículo 99 que a él le corresponde desde el control preventivo hasta las auditorías integrales, pasando por la contabilidad del presupuesto. Y el artículo 100 dice que cuando detecte irregularidades, debe formular la observación ante la autoridad que está violando las normas y debe comunicarlo de inmediato al área financiera de la intendencia (además del Concejo). Yendo al caso, el área financiera ha enviado rendiciones de cuenta fallidas, así que el contador general, que es uno de los principales funcionarios del área financiera, manifestará su oposición ante el área financiera que conduce, y luego informará la irregularidad a esa misma área financiera de la cual es autoridad. Entonces, por supuesto que siete más siete es igual a 12.
Puesto en perspectiva: la Ejecución Presupuestaria del primer trimestre exhibe que por el concepto "Venta de Pliegos de Licitaciones Públicas" registra cero pesos. En la del segundo trimestre, esa cuenta ya ni siquiera es mencionada. Porque Concepción es, hoy, la más inmaculada concepción de la democracia pavimentadora. Ahí, "(contralor) … se emplea bárbaramente, pero con carácter general". Ese, y no otro, es el idioma del régimen asfaltador.
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