"Estoy impactada y muy ilusionada con las nuevas generaciones de músicos en el país. Lo bueno es que no se quedan en lo pasatista sino que van a las honduras de los grandes compositores, como Atahualpa Yupanqui, Leda y el "Chivo" Valladares, y tantos nombres que constituyen una herencia que no debemos perder".
Locuaz, enérgica y convencida: así suena a través del teléfono la voz de Teresa Parodi. La artista, que ha pisado los mayores escenarios de distintas partes del mundo y cuyas canciones se han popularizado desde hace décadas, cuenta que ahora disfruta de otros circuitos, que le permiten continuar en las búsquedas.
Parodi ha grabado más de 20 discos y ha ganado un gran reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Durante una entrevista con LA GACETA rescató el ciclo "La canción que nace nueva", en el que participará junto a Topo Encinar, y aseguró que cada canción "es como un tesoro importante que hay que cuidar, así como lo es un libro para los escritores".
- Usted está apostando a una presentación distinta con el ciclo "Canción compartida".
- Sí, cuando regresé de una gira por Europa me di cuenta de la necesidad de hallar lugares más pequeños, en donde se plantea otro vínculo con los espectadores, pero también conmigo misma; son espacios donde se puede trabajar con más libertad, sin dudas. Digamos que estoy experimentando otras satisfacciones. Por supuesto, sin dejar de participar en otros encuentros y festivales.
- ¿Y cómo son esos espacios que menciona?
- Es como estar en el living de la casa. En Europa descubrí este circuito del cantautor, que es lo que yo soy, es lo que me considero, donde uno está muy cerca de la gente. Y en la Argentina está ocurriendo algo similar, porque hay artistas como Peteco (Carabajal) y otros que también lo están haciendo. Es como una búsqueda; como ir a la fuente en la relación con el público y también con el pueblo mismo. Por eso cuando me invitó Topo Encinar a su ciclo, vi qué había una extraordinaria coincidencia y acepté con mucho gusto.
-¿Le ha pasado que la gente le pide que interprete este o aquel tema?
- Sí, y claro que lo hago; cuando me acuerdo la letra les canto un poco; siempre hay conversaciones y diálogos con los espectadores. Voy yo con la guitarra, luego con el percusionista; a Tucumán iré acompañada por el percusionista. Vuelvo a decir, en estos circuitos la protagonista es la canción misma y el ida y vuelta que surge con la gente; hay muchos que van a buscar las nuevas canciones. Y es bueno experimentar, porque el cantautor no puede cerrar las puertas y repetirse, al menos así lo veo yo. Esta búsqueda del otro, tanto del colega y músico como del público, es sumamente enriquecedora. Deja muchas enseñanzas y yo quiero seguir aprendiendo todo el tiempo; no me quiero detener.
Sin límites
- Y en esas búsquedas de las que habla, ¿se distancia o se acerca más al folclore?
- Mire, si hay una bendición que tiene la música popular es que no tiene límites. Cuando se atrapa algo, una clasificación o algo así, rápido hay que soltar esas ideas. Toda la música nació de mezclas, y para qué hablar de lo latinoamericano. Las fusiones que se arman naturalmente son las que concretan el trabajo cultural que hace el pueblo todo el tiempo; esto es algo permanente. Me moriría si no fuera así. La música es un hecho vivo y por suerte todavía queda mucho por decir, por eso me asombran las nuevas generaciones, que más allá de la penetración cultural y el pasatismo, están trabajando con los más grandes de nuestra tierra. A mi me gusta darme la libertad necesaria para hacer otras cosas. Aunque respeto, por supuesto, a quienes creen todavía que la chacarera debe tocarse de tal manera.
ACTÚA HOY
• A las 22 en el Centro Cultural Virla, en 25 de Mayo 265