"Da bronca que alguien haya empezado esto"

Los bomberos regresaron a pelear contra el fuego en la montaña, pero se mantienen algunos focos de incendio impulsados por el viento. Los rescatistas y las brigadas contra incendios avanzan entre los hilos de humo que surcan los árboles en medio del cerro

REFRIGERIO. Frutas, agua mineral y saborizada llegaron al corazón del cerro.  REFRIGERIO. Frutas, agua mineral y saborizada llegaron al corazón del cerro.

Hay una sola palabra que les alcanza para darse por remunerados. Es el "gracias" que les dan los vecinos cuando terminan la tarea, o el que le dicen sus familiares cuando los abrazan al llegar a casa. A los bomberos voluntarios de Yerba Buena les basta con ese gesto para compensar los cuatro días que llevan lejos de sus afectos, tratando de apagar el fuego en el cerro San Javier.

La historia de los hombres y mujeres de esta dependencia que convivieron con las llamas sin cobrar un peso, seguramente sea similar a la de otros bomberos voluntarios como los de Tafí Viejo, Alderetes o Lules. En ellos se sintetiza la difícil tarea que realizaron cientos de personas durante esta semana, con el único interés de que el fuego no avance.

"Te da bronca que alguien haya empezado esto. Esa persona no tuvo que dejar la familia ni el trabajo para apagarlo", dijo Pablo Bustos, uno de los bomberos voluntarios.

En el piedemonte

Menos de 100 metros antes de la comisaría de El Corte, hacia la derecha, fue el camino elegido por los guardaparques para llegar hasta el fuego. El viento había avivado las llamas un poco más al sur del lugar en el que habían trabajado el miércoles.

Atravesando el hogar San Agustín y fincas de palta, a un kilómetro y medio de la ruta 340, establecieron la base. Guardaparques, bomberos voluntarios y empleados de la comuna de San Javier penetraron en lo profundo del cerro. El fuego estaba en distintos sectores, y en algunos casos tuvieron que escalar más de un kilómetro.

Un equipo de LA GACETA recorrió los primeros 250 metros, hasta donde se encontraba el primer foco de incendio. Más arriba el camino tiene varias pendientes, es inestable y se produjeron varios derrumbes. Hacia allí subieron los especialistas.

En el primer foco se podían observar sectores grises. Eran las cenizas de árboles y hojas secas, de las que salían pequeñas líneas de humo. Susana Bazán y Alejandra Lescano tomaron las mangueras que colgaban de las mochilas con agua que tenían en sus espaldas, y se ocuparon de "enfriar" la zona.

"Quería ser Policía pero no pude entrar. Ahora soy aspirante en los bomberos voluntarios de Yerba Buena, toda la vida soñé con esto", contó Lescano, mientras bombeaba la manguera.

Bazán también dijo que ser mujer bombero (bombera, aclara ella) es una pasión. "Tengo cuatro hijas y las abrazo muy fuerte cada vez que llego a mi casa. No me alcanzan los brazos para tenerlas a todas, les cocino, les hago de todo por la desesperación de no haberlas visto en todo el día, ", comentó.

Las bomberas saben que no es común ver a mujeres calzarse las botas, ponerse el mameluco y enfrentar el fuego. "Esto no tiene que ver con ser mujer, sino con la vocación de ayudar a los demás gratuitamente. Capaz que muchos no lo harían, esto tiene que surgir muy de adentro", explicó Bazán.

Soldados contra el fuego

Los cuatro días que llevan internados en el cerro San Javier es para los bomberos como si fuera una guerra. "Nosotros decimos siempre que somos soldados contra el fuego. Es nuestro enemigo y lo tenemos que vencer", dijo Bazán.

Desde la base ubicada en el piedemonte suben con las mochilas con agua, y cargando bidones y botellas para auxiliar a los que están arriba. Además llevan frutas (sobre todo naranjas y bananas) que les sirven para hidratarse y recuperar fuerzas.

"Algo de miedo se tiene", reconoció Bustos. A la mañana sufrieron derrumbes en el cerro, además de la caída de ramas de árboles que se estaban quemando. Fue una tarea sincronizada, donde los que estaban más arriba les advertían a los gritos a los que se encontraban más abajo.

"Creo que pocos se animarían a esta experiencia. Pero nos cuidamos entre nosotros", agregó el bombero. Casi sin conocerse tuvieron que trabajar de manera coordinada con los especialistas de la Universidad Nacional de Tucumán, que estuvieron a cargo del jefe de guardaparques Ramón Imbert.

Cada vez que se les recuerda que el incendio habría sido intencional, los bomberos no pueden ocultar la bronca en su cara. "No entendemos cómo pueden hacerle esto a nuestra casa, porque el cerro es nuestra casa", dijo Bustos.

Pero frente al peligro, mirando a la cara al fuego, esperan recibir su paga. "El simple hecho de que la gente te abrace y te diga gracias es todo para nosotros. No pedimos más nada, es una cosa que te corre por el cuerpo", afirmó el bombero. "A veces nos preguntan por qué arriesgamos nuestra vida. No podemos explicar lo que se siente", agregó.

Las llamas consumieron el cerro, pero la solidaridad brota para los bomberos

La incansable tarea que realizan los bomberos y guardaparques generó admiración y movilizó a los tucumanos. La solidaridad fue tan grande que ayer a la siesta el Aeroclub de Yerba Buena estaba desbordado de donaciones. "Le agradecemos mucho a la gente, pero ya no necesitamos nada más", aclaró el jefe de los Bomberos Voluntarios de esa ciudad, Hernán Salazar Rodríguez.

Bidones con agua, frutas, hielo, barbijos y combustible formaron parte de la extensa ayuda que acercó la gente. Hasta ayer a la tarde, los bomberos habían recibido más de 150 llamadas de personas que preguntaban cómo podían colaborar y otras 100 llamadas de ciudadanos que ponían a disposición de los bomberos el agua de las piletas de sus casas para abastecer a los camiones, lo que finalmente no fue necesario.

Hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes, se organizaron a través de las redes sociales para colaborar con la tarea de apagar el fuego. En Facebook, ayer funcionaban tres grupos: "Voluntarios Incendio San Javier", "S.O.S. Salvemos al cerro tucumano" y "Un arbolito por pera". En esos espacios, se intercambiaban recomendaciones, información y propuestas para acelerar el proceso de recuperación de la flora y la fauna del cerro San Javier, cuando se termine de extinguir el fuego. También sirvieron para aclarar algunas cuestiones. "El Jefe de Comunicaciones Radiofónicas de Defensa Civil, Francisco Alanis, dice que es falso cualquier pedido de donación de combustible. La situación está bastante controlada", escribió -por ejemplo- el usuario "Voluntarios Defensa Civil Tucumán".

Lo que vendrá después de apagar el fuego preocupa a los bomberos voluntarios. Por eso, Salazar Rodríguez sugirió a quienes deseen colaborar que no envíen más donaciones y reserven los recursos para ayudarlos a reponer sus equipos cuando finalicen el trabajo.

"Cada vez que intervenimos en este tipo de hechos, significa una pérdida grande en cuanto a indumentaria -explicó- y tenemos que esperar hasta fin de año para que el Gobierno nos de un subsidio".

Debido al tipo de movimientos que realizan y a los terrenos que recorren, los bomberos estropean el equipamiento de seguridad. Por lo tanto, necesitan reponer mamelucos, botas, cascos, guantes y tirantes, entre otros elementos de trabajo. Todo ello significa un gasto que sale de los bolsillos particulares de cada uno de los bomberos voluntarios.

Más de 70 personas en la montaña

Desde el lunes, cuando se desató el fuego, hay más de 70 operarios que trabajan en el cerro San Javier. Fernando Torres, titular de Defensa Civil, dijo que además del personal de su repartición hay otros 20 bomberos voluntarios (Yerba Buena, Alderetes y Tafí Viejo), 12 brigadistas contra incendios (UNT) y 10 empleados de la comuna de San Javier.

Aeroclub: el grupo se reúne a primera hora 

Ayer se habilitó el tránsito vehicular en la ruta a San Javier. Una vez que bajaron los bomberos y el personal de Defensa Civil se abrió el camino para los automovilistas durante la madrugada. Pero, hoy volverá a cortarse el tránsito. Por quinto día se reunirán al amanecer en el aeroclub desde el amanecer para salir hacia los focos de incendio.

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