Brown le comió la cabeza

Igual que contra Instituto, Atlético no aprovechó sus chances y lo pagó con otro magro empate.

DEMASIADO ALTO. Malagueño gana entre dos en el área, pero su cabezazo se va a las nubes y no en dirección al arco. DEMASIADO ALTO. Malagueño gana entre dos en el área, pero su cabezazo se va a las nubes y no en dirección al arco.

La ironía dirá: el dominador fue sometido, y la víctima, de estar contando ovejas antes de conciliar el sueño eterno, despertó y casi le explota la piñata al dueño del cumpleaños. Atrevido Brown de Adrogué, encontró en las manos de Matías Giordano la sal capaz de secar las chances de gol de un Atlético con aires de piquetero pero que con el paso del tiempo fue aburguesándose culpa de su propio monopolio futbolístico, y casi lo paga con una derrota de esas a la que los comentarios de sinsabores podrían llenar varias canastas. A esta altura de las circunstancias, y después de haber vuelto con la sonrisa de oreja a oreja de Paraná, la duda pasa por si el "decano" se volvió un anfitrión permisivo en el Monumental o si la nafta se le acaba junto con las ideas antes del minuto 90.

Otro primer tiempo soberbio regaló el anfitrión, aunque los goles le hicieron el oso porque cuando Morel despeinó por única vez su derecha, al minuto, Giordano voló alto y lejos para enviar la pelota al córner. Y cuando Acosta metió un cabezazo ninja medio de espaldas al arquero, luego de una exquisita asistencia a la carrera de "Pulguita", Giordano, como Roberto, le cortó las ganas del grito Nº 1.000 al "Bebé" con un salto del tigre notable. Hasta ahí, Brown la veía pasar sin ton ni son. Ríos, movedizo, buscó darle algo de acción a Miranda y Guerreiro, dos autitos chocadores ante la férrea marca de Romat, Malagueño y Bianchi, pero nada, puros espejismos.

Entonces, el lamento de no haber podido sentenciar la historia en los 45' iniciales se propagó como un gas tóxico en el segundo. Estilo el 2-2 con Instituto, el "tricolor" se animó a tomar todo lo que Atlético había poseído rato antes. Incluso, se dio el gusto de soltar a Pereyra, la marca personal de un Morel en reserva. Ya sin punch y teniendo chances de probar de afuera, porque atrás Vicó le había bloqueado el paso con cinco sabuesos y otros tres más adelantados por centímetros, solo Barrado se animó. Tuvo dos, una pasó cerca y la otra murió en las manos de Giordano, el aguafiestas de una noche que no tuvo nada de ideal para Atlético.

LO BUENO

La posesión y la distribución de la pelota en el partido fueron de Atlético, pero las acciones de peligro fueron generadas por Brown. Lucchetti respondió.

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LO MALO

La falta de la claridad en el segundo tiempo fue notoria. Morel se pinchó y Canever sigue sin aportarle nada en el carril zurdo. Malagueño terminó digitando y lanzando el balón.

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