Del poder real al poder formal

Empecemos por lo obvio: ninguna decisión sobre espionaje es publicada en un Boletín Oficial. Nunca se sabrá, fehacientemente, si Barack Obama limitó las escuchas de sus servicios de inteligencia, ni se conocerá el listado de países o de personas que son amigos (o enemigos), aunque más importante sería conocer cuáles son las condiciones que se deben reunir para estar en alguna categoría. Lo que se sepa será por filtraciones, de esas que abundan.

Lo central para un mandatario no es dar una orden sino asegurar su acatamiento. Eso es tener poder real. Con el desarrollo casi autónomo de las agencias secretas de EEUU, toda formalidad es puesta en duda. Hace 50 años, Dwight Eisenhower, en el fin de su mandato presidencial, alertó sobre el peso brutal del complejo militar industrial norteamericano al tomar una decisión. Hoy, ese poder se trasladó al ciberespacio.

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