Por Marcelo Aguaysol
06 Noviembre 2013
Las comparaciones son tan odiosas como la negación de la realidad. Sin embargo, son tan necesarias como el reconocimiento de los problemas para corregir los errores. En los tiempos posteriores a la elección legislativa, no se ha visto conductas que tiendan a modificar el rumbo. Una prueba de ello, tal vez la más contundente, ha sido la declaración del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para quien no hay inflación en el país, mucho menos subas en alimentos como la carne o el pollo que, a su criterio, no han subido en los últimos tres años. Hace tres años, por ejemplo, el kilo de blando especial costaba $ 31; hoy el mismo corte cotiza a $ 65 (más del doble). Y de oferta en la carnicerías tucumanas. Pero, según Moreno, no hay subas sostenidas de precios, sino que algunos alimentos se incrementan y otros bajan. De estos últimos no hay noticias ni en las góndolas de los supermercados, mucho menos en los almacenes del barrio.
La Argentina se está malacostumbrando a tener dos realidades. La que marca el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la que calculan las consultoras privadas. Y aquí las historias paralelas:
• El organismo estadístico nacional sostiene que la inflación de este año no superará el 10,8% (al menos esa es la pauta presupuestaria); las consultoras sostienen -por su parte- que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no será inferior al 25%. En el medio se dan algunas contradicciones. Por ejemplo, que para 2014 se proyecta oficialmente casi la misma tasa, pero se convalidan incrementos salariales del orden del 23% (2013) o se pautan reajustes del 29% para el año que viene (como los que presentó el gobernador José Alperovich a la Legislatura). La Argentina está en el podio menos querido por país alguno; en el ranking de inflación mundial está tercera, sólo superada por Venezuela e Irán.
• Según el Indec, una familia tipo puede salvarse de la indigencia si reúne $ 750 al mes. Eso es lo que calcula el organismo como ingreso mínimo para alimentarse. El Índice Barrial de Precios, medido por organizaciones civiles, dice que un matrimonio con dos hijos requiere $ 1.809 sólo para alimentarse.
• En la medición oficial, la Canasta Básica Total (alimentos más servicios esenciales para la subsistencia de un grupo familiar) fue calculada en $ 1.718 mensuales. Según las proyecciones de los precios del almacén de barrio, esa misma canasta cuesta no menos de $ 4.160. De otro modo, se es pobre.
• En la Argentina de Moreno hay pocos pobres. El Indec ha calculado que la pobreza afecta al 4,7% de la población urbana (menos de un millón y medio de personas). Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), los pobres son casi 10 millones, un 24% de la población.
• En el país, los indigentes no existen. Sólo son 0,3% de la población urbana (376.000 personas), cuando las mediciones privadas proyectan unos dos millones de argentinos que no tienen plata para comer dignamente. Ni siquiera los $ 6 diarios del Indec.
• En la Argentina de las contradicciones, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo roza el 70%. Y aún no se ha encontrado la fórmula para poner un freno a este problema cambiario.
• En la Argentina, hace un año, la cantidad de billetes en circulación era cercana a las 3.170 millones de unidades. Un año después, se imprimieron 620 millones de billetes más, en el que el de mayor denominación (el de $ 100) tiene un 25% menos de poder adquisitivo que en noviembre de 2012.
Entonces, la pregunta que todos se hacen es: ¿cuál es la inflación que padecen los argentinos?
La Argentina se está malacostumbrando a tener dos realidades. La que marca el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la que calculan las consultoras privadas. Y aquí las historias paralelas:
• El organismo estadístico nacional sostiene que la inflación de este año no superará el 10,8% (al menos esa es la pauta presupuestaria); las consultoras sostienen -por su parte- que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no será inferior al 25%. En el medio se dan algunas contradicciones. Por ejemplo, que para 2014 se proyecta oficialmente casi la misma tasa, pero se convalidan incrementos salariales del orden del 23% (2013) o se pautan reajustes del 29% para el año que viene (como los que presentó el gobernador José Alperovich a la Legislatura). La Argentina está en el podio menos querido por país alguno; en el ranking de inflación mundial está tercera, sólo superada por Venezuela e Irán.
• Según el Indec, una familia tipo puede salvarse de la indigencia si reúne $ 750 al mes. Eso es lo que calcula el organismo como ingreso mínimo para alimentarse. El Índice Barrial de Precios, medido por organizaciones civiles, dice que un matrimonio con dos hijos requiere $ 1.809 sólo para alimentarse.
• En la medición oficial, la Canasta Básica Total (alimentos más servicios esenciales para la subsistencia de un grupo familiar) fue calculada en $ 1.718 mensuales. Según las proyecciones de los precios del almacén de barrio, esa misma canasta cuesta no menos de $ 4.160. De otro modo, se es pobre.
• En la Argentina de Moreno hay pocos pobres. El Indec ha calculado que la pobreza afecta al 4,7% de la población urbana (menos de un millón y medio de personas). Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), los pobres son casi 10 millones, un 24% de la población.
• En el país, los indigentes no existen. Sólo son 0,3% de la población urbana (376.000 personas), cuando las mediciones privadas proyectan unos dos millones de argentinos que no tienen plata para comer dignamente. Ni siquiera los $ 6 diarios del Indec.
• En la Argentina de las contradicciones, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo roza el 70%. Y aún no se ha encontrado la fórmula para poner un freno a este problema cambiario.
• En la Argentina, hace un año, la cantidad de billetes en circulación era cercana a las 3.170 millones de unidades. Un año después, se imprimieron 620 millones de billetes más, en el que el de mayor denominación (el de $ 100) tiene un 25% menos de poder adquisitivo que en noviembre de 2012.
Entonces, la pregunta que todos se hacen es: ¿cuál es la inflación que padecen los argentinos?
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