"Cancún" y las anécdotas de un éxito teatral

Seducido por una trama llena de sorpresas, el público responde a veces de manera insólita, según contaron los actores.

PROTAGONISTAS. Gabriela Gil Deza y Soledad Valenzuela en una escena de Cancún. (Foto: Compañía Filodramática) PROTAGONISTAS. Gabriela Gil Deza y Soledad Valenzuela en una escena de "Cancún". (Foto: Compañía Filodramática)
16 Noviembre 2013
Después de los aplausos finales, cuando Pablo Parolo agradecía al público desde el escenario, una mujer mayor levantó la voz y preguntó: "Pero, al final... ¿Quién está casado con quién?" Esto quedó como una de las anécdotas más jocosas de la obra Cancún, donde los giros de la trama pueden llegar desconcertar a un espectador distraído. Pero en general la gente se muestra consustanciada con lo que sucede. Tanto que a veces le grita a Catto Emmerich que no se olvide el sombrero, o se enoja y le aconseja a Soledad Valenzuela: "¡Matalo, Lola! ¡Matalo!"

La otra integrante del cuarteto, Gabriela Gil Deza, reconoce que la obra del catalán Jordi Galcerán logra que el público se involucre emocionalmente en el tema. Y después de cada función, en las mesas del Arbol de Galeano, suelen prolongarse los debates entre grupos de amigos. No faltan los comentarios jocosos acerca del desnudo que, por orden del libreto, regala uno de los actores.

Satisfecho con la gran convocatoria que Cancún viene obteniendo desde su estreno, en junio pasado, el elenco tucumano remarcó que la calidad del guión pesa mucho en el balance del éxito. "Lo que Galcerán plantea, además de indagar sobre las relaciones de pareja, tiene que ver con esto de las posibles vidas que uno podría tener y que, en realidad, a cada momento y en cada decisión que uno toma está escogiendo su propio destino", dijo Parolo, que además de actuar dirige la puesta, junto con Guillermo Montilla Santillán.

Agregó que el autor, con recursos muy efectivos, presenta esa disyuntiva que todas las personas se plantean en algún momento: "Qué hubiera sido de mi vida si hubiera hecho tal o cual cosa -señaló-. Además, el texto tiene una enorme teatralidad".

Por su parte, para Catto Emmerich este papel significó su revelación como actor dramático. "Me habían dicho que era una comedia, pero en el casting me hicieron leer una parte hiper dramática. Pensé: esto viene complicado. Me tuvieron esperando, pero al final me aceptaron y se cumplió mi sueño de pertenecer a esta Compañía Filodramática -contó-. Cuando leí el texto me pasó lo que percibo en el público: reírme, emocionarme, pensar, sorprenderme".

La que descubrió el texto fue Soledad Valenzuela. Ella se encargó de la complicada y costosa gestión que significa obtener los derechos, que en este caso se pagan en euros. Esto, dicho sea de paso, les impide participar en la Fiesta Provincial del Teatro, porque los derechos expiran en mayo. En caso de ganar, no podrían realizar las representaciones posteriores.

"Estoy feliz con la respuesta del público -dijo-. Desde el primer momento que leí el texto me di cuenta de que iba a funcionar, porque es muy difícil que la gente no se sienta identificada con esto de las decisiones que se toman en la vida".
La puesta sube a escena todos los sábados a las 22.

Comentarios