Por Miguel Ángel Rouco
24 Noviembre 2013
BUENOS AIRES.- A pesar de negar enfáticamente anuncios "grandilocuentes", el gobierno comenzó a delinear un plan de ajuste que llevará implícito un objetivo final: el fin del desendeudamiento y la vuelta de la Argentina a los mercados internacionales. Si bien todavía las flamantes autoridades no tienen definidos los alcances de ese programa de ajuste, existe una idea unívoca en que el modelo necesita correcciones.
Existe el convencimiento que hasta el inicio de 2014 no va a haber medidas vinculadas con la política fiscal, monetaria o cambiaria, tal como lo definió el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Tanto él, como el jefe de Gabinete Jorge Capitanich, ahora apuntan a mantener el actual esquema hasta tanto pasen las fiestas navideñas. Por pedido de la presidenta Cristina Fernández, el ministro de Economía está buscando los recursos como para poder otorgar un doble aguinaldo para jubilados y pensionados y una mejora en los planes de asistencia. Por ahora, continuará el cepo cambiario pero habrá una aceleración en el tipo de cambio oficial con el objetivo de dejarlo en $ 7. Mientras tanto, el profesor Kicillof continúa ensayando en su laboratorio distintas variables con el objetivo de articular los tres aspectos claves.
En lo fiscal, el objetivo será disminuir el gasto, mediante un recorte en las transferencias del Tesoro, para lo cual está revisando un ajuste de tarifas que le permita bajar los subsidios, dejando a salvo al sector pasivo y a los beneficiarios de planes asistenciales.
En la revisión tarifaria entran todos los precios de energía, transporte y combustibles.
En lo monetario y cambiario se apunta a tomar más incidencia en el manejo del dólar del contado con liquidación, para que, paulatinamente, el dólar oficial se acerque a ese precio y se pueda luego liberar al mercado cambiario del cepo. Todo a partir de 2014, para encarar la recta final que es la negociación en el frente externo. Sin embargo, el ajuste parece anticiparse por el interior del país. En muchas provincias, se incluyeron en los proyectos de presupuesto fuertes ajustes en los impuestos inmobiliarios y hasta en nuevos gravámenes como ocurrió en Santa Fe con una impuesto sobre el Ambiente Natural que apunta a cargar la presión fiscal sobre los productos que exporta la agroindustria. Pero en Olivos restan por definir aun más cambios de gabinete. En las últimas horas se especulaba con la salida de la ministra de Industria, Débora Giorgi, cargo para el cual se había anotado el hombre fuerte de la Asociación de Industriales Metalúrgicos, Juan Carlos Lascurain. Pero Lascurain que ha dejado la presidencia de esa entidad temporalmente apostó por renovar sus vínculos políticos con el ex ministro de Néstor Kirchner Miguel Peirano, quien está asesorando al diputado electo Sergio Massa, lo cual lo deja fuera de carrera. En tren de designaciones, la nominación de Augusto Costa, mano derecha de Kicillof, en reemplazo del polémico Guillermo Moreno no entusiasma a los hombres de campo. Muchos recuerdan su fracaso en las negociaciones por la crisis de la producción olivícola en La Rioja.
Otros traen sobre la mesa la falta de resolución de Costa cuando tuvo que definir una recomposición del precio de la leche en tranquera.
Por ahora, el gobierno busca más tiempo para reorganizar su ofensiva.
Existe el convencimiento que hasta el inicio de 2014 no va a haber medidas vinculadas con la política fiscal, monetaria o cambiaria, tal como lo definió el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Tanto él, como el jefe de Gabinete Jorge Capitanich, ahora apuntan a mantener el actual esquema hasta tanto pasen las fiestas navideñas. Por pedido de la presidenta Cristina Fernández, el ministro de Economía está buscando los recursos como para poder otorgar un doble aguinaldo para jubilados y pensionados y una mejora en los planes de asistencia. Por ahora, continuará el cepo cambiario pero habrá una aceleración en el tipo de cambio oficial con el objetivo de dejarlo en $ 7. Mientras tanto, el profesor Kicillof continúa ensayando en su laboratorio distintas variables con el objetivo de articular los tres aspectos claves.
En lo fiscal, el objetivo será disminuir el gasto, mediante un recorte en las transferencias del Tesoro, para lo cual está revisando un ajuste de tarifas que le permita bajar los subsidios, dejando a salvo al sector pasivo y a los beneficiarios de planes asistenciales.
En la revisión tarifaria entran todos los precios de energía, transporte y combustibles.
En lo monetario y cambiario se apunta a tomar más incidencia en el manejo del dólar del contado con liquidación, para que, paulatinamente, el dólar oficial se acerque a ese precio y se pueda luego liberar al mercado cambiario del cepo. Todo a partir de 2014, para encarar la recta final que es la negociación en el frente externo. Sin embargo, el ajuste parece anticiparse por el interior del país. En muchas provincias, se incluyeron en los proyectos de presupuesto fuertes ajustes en los impuestos inmobiliarios y hasta en nuevos gravámenes como ocurrió en Santa Fe con una impuesto sobre el Ambiente Natural que apunta a cargar la presión fiscal sobre los productos que exporta la agroindustria. Pero en Olivos restan por definir aun más cambios de gabinete. En las últimas horas se especulaba con la salida de la ministra de Industria, Débora Giorgi, cargo para el cual se había anotado el hombre fuerte de la Asociación de Industriales Metalúrgicos, Juan Carlos Lascurain. Pero Lascurain que ha dejado la presidencia de esa entidad temporalmente apostó por renovar sus vínculos políticos con el ex ministro de Néstor Kirchner Miguel Peirano, quien está asesorando al diputado electo Sergio Massa, lo cual lo deja fuera de carrera. En tren de designaciones, la nominación de Augusto Costa, mano derecha de Kicillof, en reemplazo del polémico Guillermo Moreno no entusiasma a los hombres de campo. Muchos recuerdan su fracaso en las negociaciones por la crisis de la producción olivícola en La Rioja.
Otros traen sobre la mesa la falta de resolución de Costa cuando tuvo que definir una recomposición del precio de la leche en tranquera.
Por ahora, el gobierno busca más tiempo para reorganizar su ofensiva.