Freno a la inflación

08 Diciembre 2013
Miguel Teubal afirmó que el cepo cambiario perjudica a las sectores con menores ingresos y no a los grandes responsables de la fuga de capitales, un factor que generó las críticas. “Afecta al chiquitaje, y una cosa es el chiquitaje y otra a las grandes empresas. Sería beneficioso esta medida si estuviese orientado a los grandes capitales. Hubo una falla en la política económica”, afirmó. El economista e investigador superior del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) estuvo en la provincia para exponer sobre los problemas que provoca el extractivismo (por ejemplo, la megaminería).

“Los grandes capitales tienen la posibilidad de adquirir títulos, entre otras alternativas. El cepo también afectó a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyME). Está bien... hubo industrialización, aunque se favoreció a los sectores extractivos: la megaminería, la soja, y, ahora, al fracking o hidrofracturación, ante una economía negativa”, remarcó el especialista y titular de la cátedra de la UBA, en la que es profesor adjunto el ministro de Economía, Axel Kicillof. Otro dato: además, Teubal fue director de la tesis académica que realizó el funcionario nacional.

- ¿Cómo describe la actual política económica ?

- Hubo industrialización en el país, pero el 70% de las explotaciones es de productos primarios. No ha cambiado esa situación. Además, la industrialización no ha sido sustitutiva de importaciones, ya que se siguen comercializando bienes esenciales para la industria. Las restricciones al ingreso de productos, aunque siguen faltando insumos en algunas actividades, como la informática y la automotriz. No puede decirse que la industria que se estableció en Tierra del Fuego fue sustitutiva de importaciones; al contrario los insumos llegan a ese lugar y son ensamblados. Es una falla de la política (económica) a largo plazo.

- ¿Sobre que está parada la economía argentina?

- La sojización y el alza de los precios de los commodities fueron factores que posibilitaron el crecimiento. Pero lo más importante fue que no se prosiguió con los ajustes a nivel macroeconómico. Hubo un cambio de política en ese sentido y se favoreció el mercado interno. Hay cosas, sin embargo, que no se planificaron y están saliendo a la luz ahora. En determinado momento se decía que no teníamos problemas con la crisis mundial porque teníamos U$S 46.000 millones en reservas, pero no se tomaba en cuenta la fuga de capitales...

-¿Cree en el cambio de la política económica del Gobierno nacional?

- No sé. Creo que van a querer poner orden en varios cosas. Un problema importante es la inflación. (El ex secretario de Comercio Interior, Guillermo) Moreno no hizo una buena política antinflacionaria y si se admite que la inflación es estructural, se admitiría que fue efecto del gasto público o de la emisión monetaria. Hay emisión porque hay inflación. Y como dicen los libros de texto, la parte más importante de la emisión es el crédito, los distintos tipos de créditos, distintos tipos de actividades y deudas que ponen en movimiento a la economía. La inflación, a mi modo de ver, tiene mucho más que ver con el alza de los productos agropecuarios. Y eso es lo más embromado porque incide sobre la cuestión alimentaria y, sobre todo, los sectores de bajos ingresos. En ese sentido, hubiese sido correcto una política de retenciones que separara precios internos de los internacionales. Pero no se llegó a eso.

- ¿Qué medida debería tomarse para frenar la inflación?

- Debería haber algún pacto social que permita un parate del alza de los precios y que rompiera las expectativas inflacionarias. Estamos en una etapa donde hay inflación porque todo el mundo sabe que seguirán subiendo los valores de los productos y los empresarios se cubren más allá de los costos. Tiene que haber un pacto social.

- ¿No fueron buenos acuerdos los concretados este año?

- Negociaron con las grandes (cadenas de supermercados) a cambio de subsidios, con la condición de no subir los precios. Pero no estaban sujeto otros productos. Hubo otros valores que siguieron aumentando. También se encarecían las naftas porque había que conseguir recursos para la política energética. Es decir, hay varias cuestiones de la economía real que siguen el proceso inflacionario.

- El pacto es la solución entonces...

- Tiene que haber un pacto social. Hay que cortar por lo sano en alguna parte. En su momento, Cavallo optó por la paridad 1 a 1 (convertibilidad) para detener la hiperinflación. En ese momento se debía al aumento de la tasa cambiaria. En ese momento, los investigadores (del Conicet) cobraban el sueldo y cobraban en dólares. La medida tuvo su impacto de corto plazo. Es decir, hace falta alguna alternativa que impacte sobre las expectativas inflacionarias. No quiero aparecer defendiendo la postura neoliberal.

- ¿Qué espera de Kicillof?

- No se que tipo de presiones debe tener él, cómo las administrará y qué apoyo debe tener ahora de distintos sectores. Una cosa fue (José) Gelbard en el ‘73, que tenía gran apoyo empresarial y del peronismo, aunque los sindicalistas no lo apoyaron tanto, uno de los factores que le permitieron desarrollar una política heterodoxa. Tuvo cierta cintura política en su vida universitaria y lo vi en distintas ocasiones como un buen negociador. Pero distinto es el nivel de política universitaria que el lugar que ocupa ahora. No se qué pasa ahora. Además, la gente cambia ante diferentes circunstancias.

- ¿Qué pensó cuando lo nombraron?

- Me sorprendió. No pensé que aceptaría. Pero escuché muchas críticas hacia él, atacándolo de forma despiadada. Todavía no creo que haya definido su perspectiva. Leí sus exposiciones en los diarios, y en términos generales no me parece muy bien planteada. De ahí a tomar medidas de extremas...

- Toma en cuenta su capacidad de negociación...

- Es un buen negociador, no es un radical. Pero no tengo miedo que sea radical, sino que no sea la suficientemente radical a la hora de negociar.

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