“El déficit hídrico en Tucumán limita las posibilidades de crecimiento del cañaveral”

Jorge Scandaliaris reconoció las dificultades que atraviesa el sector con pérdidas significativas de rindes, que aumentarán si no llueve.

EFECTOS NEGATIVOS. La falta de agua está impactando en el desarrollo de los cañaverales y, por lógica, afectará el rendimiento cultural y sacarino.  EFECTOS NEGATIVOS. La falta de agua está impactando en el desarrollo de los cañaverales y, por lógica, afectará el rendimiento cultural y sacarino.
13 Diciembre 2013
Los registros pluviométricos del período que va de septiembre hasta noviembre del corriente año, y que alcanza también a los doce primeros días de diciembre, están marcando un déficit hídrico considerable con respecto a lo que son los valores normales para las distintas localidades de la zona cañera de Tucumán, lo que afecta a los cultivos de diversas maneras, dijo Jorge Scandaliaris, coordinador del Programa Caña de Azúcar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán.

Además del bajo milimetraje acumulado en el período citado, cabe destacar “una elevada irregularidad de las pobres lluvias que han caracterizado al período primaveral -de manera tal que se pueden identificar zonas que dentro del contexto generalizado de falta de lluvias-, han contado con aportes un poco más elevados que el grueso de la provincia”, observó.

De todas formas, agregó Scandaliaris, “el déficit de agua está generalizado en todo el ámbito de la provincia, y está causando limitaciones severas a las posibilidades de crecimiento de la caña de azúcar”, y otros cultivos característicos de la región.

En efecto, “la altura del cañaveral es mucho más baja que en las condiciones normales”; y “este retraso considerable del crecimiento de la caña de azúcar, seguramente ya va a repercutir en forma significativa en los niveles productivos de la zafra 2014”. La situación es de tal gravedad, que llega al punto de que “en los suelos con elevadas proporciones de arena ya hay muertes de cepas en algunos sectores”, lo que complica severamente el manejo y restringe fuertemente la capacidad productiva del cañaveral.

Solución extrema

La pérdida de cepas, producto de la fuerte sequía, ha llegado a tal grado de complicación, que “algunos productores han resuelto descepar los cañaverales fuertemente dañados por la falta de agua”, al considerar que ya han perdido definitivamente toda posibilidad productiva

La falta de agua es tan crítica, que “los registros pluviométricos para la mayor parte de las localidades de la zona cañera sólo han alcanzado entre una cuarta y una tercera parte de los valores normales”, lo que pone en evidencia el poco aporte de agua que recibieron la mayor parte de los campos en la zona cañera de Tucumán.

De esta situación generalizada se salvan algunas localidades en las que excepcionalmente llovió un poco más; las zonas bajas que pueden tener algún aporte de napas freáticas, y las localidades donde el régimen normal de lluvias se caracteriza por las elevadas precipitaciones.

También hay que agregar en esta lista de situaciones de excepción, a todos los lotes que han tenido la posibilidad de contar con aporte adicional de agua de riego, a través de las fuentes tradicionales de provisión del elemento o aquellas fincas donde se han establecido perforaciones para realizar riego por goteo.

Especialmente “en esta última situación mencionada, las diferencias de crecimiento se muestran con total claridad, justificando plenamente la inversión realizada por el productor para contar con la seguridad de provisión de agua en los volúmenes adecuados para el mejor crecimiento de sus cañas”.

Plantas quemadas

Este panorama complicado esta agravado, además, por la circunstancia de que “muchos cañaverales se quemaron durante el desarrollo de la zafra 2013” y, en consecuencia, “no tienen la cobertura vegetal que puede hacer un pequeño aporte, para que la planta de caña de azúcar aproveche -en una mejor proporción- el agua que recibe el suelo”.

Además, “la condición de falta de cobertura ha incidido negativamente para propiciar la difusión de la plaga denominada comúnmente ‘polilla’, que ha afectado a muchos cañaverales”, y en algunos casos ha llegado a provocar pérdidas significativas en algunos sectores del campo.

Menor renovación

Otro factor negativo que atenta contra la capacidad productiva del cañaveral para la zafra 2014 es la falta de renovación, en las proporciones adecuadas, durante 2013, de manera que “hay un envejecimiento que limita las posibilidades de contar con un nivel de crecimiento adecuado, y la posibilidad de una rápida recuperación del cañaveral una vez que se normalicen las lluvias”. También hay que señalar que esta situación esta agravada por la circunstancia de que “algunos lotes están sufriendo, por tercer año consecutivo, los efectos de la falta de agua”.

Ante este escenario sumamente difícil para el cañero, es necesario recordar que “se debe evitar, en la medida de lo posible, generar efectos fitotóxicos a través de las aplicaciones de herbicidas”. Hasta estos momentos el productor seguramente ya realizó la práctica normal de fertilización, en espera de que las lluvias permitan la absorción del nitrógeno necesario para un buen crecimiento. Sin embargo, “en general, el cañaveral muestra los síntomas característicos del estrés hídrico y la planta no tiene la apariencia que la caracteriza”, después que el fertilizante ha hecho efecto sobre ella.

Los productores de Tucumán esperan ansiosamente la normalización de las lluvias, que permitan que el cañaveral adquiera un ritmo normal de crecimiento. Si se presentaran lluvias de aquí hasta el final del período de crecimiento, lo mismo habría pérdidas significativas en la capacidad productiva, por la fuerte restricción de crecimiento durante esta primavera.

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