14 Diciembre 2013
El gobernador, José Alperovich, puso en funciones a la nueva cúpula de la Policía de Tucumán: el comisario general Dante Bustamente ahora es jefe de la fuerza, y el comisario general Mario Rojas es el segundo en la cadena de mando. Estos arribos se producen tras la tensa protesta salarial, que derivó en una ola de saqueos, e incluyó la renuncia de los anteriores titulares de la institución, los ex comisarios Jorge Racedo y Víctor Sánchez.
Surgieron sin embargo advertencias por parte de Alberto Lebbos, padre de Paulina, la joven asesinada en 2006 y cuyo caso continúa impune; y de Elina Marchese, hija de Silvia Janzon de Marchese y de Domingo Marchese (ambos fallecidos en tremendo choque, en 2006, del que participó Gustavo Jiménez, hijo del ministro de Economía, Jorge Jiménez).
Lebbos aseguró que Bustamante y Rojas fueron mencionados en circunstancias poco claras esta semana, durante el juicio contra tres policías acusadas de adulterar actas del día del hallazgo del cuerpo.
“Cuando testificó, el ex jefe de Policía (Hugo) Sánchez dijo que Bustamente era su secretario; llegaron juntos al lugar del crimen, y fue testigo privilegiado de todo el andamiaje de encubrimiento”, aseguró el padre de Paulina. “No puede desconocer lo que pasó”, añadió.
Además, señaló que el ex subjefe de la fuerza, Nicolás Barrera, arrestado en el marco de la causa “Lebbos”, también declaró en el debate que tenía vínculos con el ahora titular de la institución.
“Barrera lo nombra cuando dice que va a visitar a (el ex policía Enrique) García, que estaba custodiado por Gendarmería. Esa visita se produjo un domingo de Pascuas y a las 13, y Barrera no pudo explicar cómo se lo encontró en un día así. Fue, claramente, el enviado para dar instrucciones a García de que debía guardar silencio”, agregó. Lebbos remarcó que Mario Rojas era titular de la comisaría de Vipos cuando fue hallada su hija. “¿Por qué no intervino, cuando debería haberlo hecho? Nos enteramos de todo gracias al juicio por la adulteración de las actas. No tienen la más mínima autoridad moral para dar órdenes”, remarcó.
Marchese recordó que cuando se produjeron los decesos de su madre y de su hermano, el vehículo en el que iban debía quedar inmovilizado en el lugar de la tragedia. “En paralelo a la causa principal, se abrió otra porque, cuando Bustamente era jefe de la comisaría de Yerba Buena, tenían que custodiar el auto; pero este fue movido antes de que llegara el fiscal (Guillermo Herrera) y le desaparecieron piezas. ¿Cómo podía funcionar, por ejemplo, sin palanca de cambios?”, inquirió Elina.
Surgieron sin embargo advertencias por parte de Alberto Lebbos, padre de Paulina, la joven asesinada en 2006 y cuyo caso continúa impune; y de Elina Marchese, hija de Silvia Janzon de Marchese y de Domingo Marchese (ambos fallecidos en tremendo choque, en 2006, del que participó Gustavo Jiménez, hijo del ministro de Economía, Jorge Jiménez).
Lebbos aseguró que Bustamante y Rojas fueron mencionados en circunstancias poco claras esta semana, durante el juicio contra tres policías acusadas de adulterar actas del día del hallazgo del cuerpo.
“Cuando testificó, el ex jefe de Policía (Hugo) Sánchez dijo que Bustamente era su secretario; llegaron juntos al lugar del crimen, y fue testigo privilegiado de todo el andamiaje de encubrimiento”, aseguró el padre de Paulina. “No puede desconocer lo que pasó”, añadió.
Además, señaló que el ex subjefe de la fuerza, Nicolás Barrera, arrestado en el marco de la causa “Lebbos”, también declaró en el debate que tenía vínculos con el ahora titular de la institución.
“Barrera lo nombra cuando dice que va a visitar a (el ex policía Enrique) García, que estaba custodiado por Gendarmería. Esa visita se produjo un domingo de Pascuas y a las 13, y Barrera no pudo explicar cómo se lo encontró en un día así. Fue, claramente, el enviado para dar instrucciones a García de que debía guardar silencio”, agregó. Lebbos remarcó que Mario Rojas era titular de la comisaría de Vipos cuando fue hallada su hija. “¿Por qué no intervino, cuando debería haberlo hecho? Nos enteramos de todo gracias al juicio por la adulteración de las actas. No tienen la más mínima autoridad moral para dar órdenes”, remarcó.
Marchese recordó que cuando se produjeron los decesos de su madre y de su hermano, el vehículo en el que iban debía quedar inmovilizado en el lugar de la tragedia. “En paralelo a la causa principal, se abrió otra porque, cuando Bustamente era jefe de la comisaría de Yerba Buena, tenían que custodiar el auto; pero este fue movido antes de que llegara el fiscal (Guillermo Herrera) y le desaparecieron piezas. ¿Cómo podía funcionar, por ejemplo, sin palanca de cambios?”, inquirió Elina.