04 Enero 2014
Como a los perros, quizá a las bandas les quepa multiplicar sus años por siete para calcular su edad real. Porque decir que Los Tipitos están próximos a cumplir sus dos primeras décadas es imaginar a un veinteañero rebelde, desarreglado y confundido respecto de su futuro, y hace mucho -bastante- que los marplatenses han superado esa etapa. Consolidado como uno de los referentes del pop y el rock argentino, y como una fábrica incesante de hits, el grupo llegará esta noche a Tafí del Valle, donde constituirá el primer espectáculo fuerte de la temporada. Con el empuje de su último disco, “Push” (2012), presentará sus nuevos temas y repasará los éxitos de siempre. Además, versionará otras canciones conocidas, como “Siguiendo la luna”. De eso, del cumpleaños número 20 y de los avatares de la convivencia habló el guitarrista Raúl Ruffino con LA GACETA:
- ¿Qué balance hacés de estos 20 años?
- Estamos bastante conformes de haber llegado a un disco con producción propia. En “Push”, Walter Pancioli (voz, guitarras y teclados) se encargó de la producción final y el grupo completo, del armado y la elección de temas. Hemos evolucionado musical y mentalmente, y eso se refleja en las canciones. Por otra parte, tocamos con mejores instrumentos, y así podemos ofrecerle un mejor show a la gente.
- ¿Tienen cuentas pendientes?
- Nos gustaría tocar con Charly García; es el único que nos queda pendiente, porque ya tocamos con Fito Páez, Javier Malosetti y otra gente que hemos admirado durante años. Está pendiente el maestro, el rey.
- ¿Cómo hicieron para preservar su formación original?
- Somos amigos desde hace muchos años. Si bien es importante que cada uno funcione en la banda, también es clave el grupo humano. Nos hemos peleado mucho, sobre todo cuando económicamente no nos iba tan bien. Como vivíamos de esto, todos dependíamos de todos para sobrevivir, y a veces era tedioso estar todo el tiempo los cuatro juntos. Eso creaba muchos roces, pero hemos crecido y ahora no nos acordamos de esas cosas. Tenemos discusiones un poco más sinceras y adultas. Nos respetamos y queremos mucho.
- ¿Qué añoran de los comienzos, del under?
- Y... la juventud (risas). Por ahí las rondas en Villa Gesell, tocar en la calle, estar en la costa todo el verano... Esa fue una época muy linda y nos fue bastante bien. Dejamos de hacerlo cuando las rondas eran multitudinarias. Porque, aparte de que nos estábamos haciendo conocidos, teníamos amigos como Malosetti o los chicos de Árbol que pasaban y se quedaban tocando. Entonces la situación se hizo insostenible: ya no entrábamos en la calle y era un problema, un lindo problema.
- “Push” debe su nombre a una anécdota vieja, de cuando en sus inicios debían empujar un micro. ¿Por qué la idea surgió 20 años después?
- Tiene que ver con la adultez de la banda, con verse después de casi 20 años empujando algo, empujándonos unos a los otros. Surge al vernos retrospectivamente, al reflexionar acerca de este tiempo. Y creo que nunca se deja de empujar. Siempre hay que ir para adelante. No hay retroceso, no hay manera de recuperar el tiempo perdido. Lo único que queda es empujar.
ACTÚAN HOY
• Tras el desfile de la agencia New Face, con Pía Slapka y Hernán Drago, que empezará a las 21. Sobre la avenida Perón.
- ¿Qué balance hacés de estos 20 años?
- Estamos bastante conformes de haber llegado a un disco con producción propia. En “Push”, Walter Pancioli (voz, guitarras y teclados) se encargó de la producción final y el grupo completo, del armado y la elección de temas. Hemos evolucionado musical y mentalmente, y eso se refleja en las canciones. Por otra parte, tocamos con mejores instrumentos, y así podemos ofrecerle un mejor show a la gente.
- ¿Tienen cuentas pendientes?
- Nos gustaría tocar con Charly García; es el único que nos queda pendiente, porque ya tocamos con Fito Páez, Javier Malosetti y otra gente que hemos admirado durante años. Está pendiente el maestro, el rey.
- ¿Cómo hicieron para preservar su formación original?
- Somos amigos desde hace muchos años. Si bien es importante que cada uno funcione en la banda, también es clave el grupo humano. Nos hemos peleado mucho, sobre todo cuando económicamente no nos iba tan bien. Como vivíamos de esto, todos dependíamos de todos para sobrevivir, y a veces era tedioso estar todo el tiempo los cuatro juntos. Eso creaba muchos roces, pero hemos crecido y ahora no nos acordamos de esas cosas. Tenemos discusiones un poco más sinceras y adultas. Nos respetamos y queremos mucho.
- ¿Qué añoran de los comienzos, del under?
- Y... la juventud (risas). Por ahí las rondas en Villa Gesell, tocar en la calle, estar en la costa todo el verano... Esa fue una época muy linda y nos fue bastante bien. Dejamos de hacerlo cuando las rondas eran multitudinarias. Porque, aparte de que nos estábamos haciendo conocidos, teníamos amigos como Malosetti o los chicos de Árbol que pasaban y se quedaban tocando. Entonces la situación se hizo insostenible: ya no entrábamos en la calle y era un problema, un lindo problema.
- “Push” debe su nombre a una anécdota vieja, de cuando en sus inicios debían empujar un micro. ¿Por qué la idea surgió 20 años después?
- Tiene que ver con la adultez de la banda, con verse después de casi 20 años empujando algo, empujándonos unos a los otros. Surge al vernos retrospectivamente, al reflexionar acerca de este tiempo. Y creo que nunca se deja de empujar. Siempre hay que ir para adelante. No hay retroceso, no hay manera de recuperar el tiempo perdido. Lo único que queda es empujar.
ACTÚAN HOY
• Tras el desfile de la agencia New Face, con Pía Slapka y Hernán Drago, que empezará a las 21. Sobre la avenida Perón.