Los grandes triunfadores en esta edición de los Grammy no fueron megaestrellas como Rihanna, Taylor Swift o Beyoncé, sino artistas hechos a sí mismos que componen e incluso editan su música: el dúo francés de electro-pop Daft Punk, los raperos estadounidenses Macklemore & Ryan Lewis y la joven neozelandesa Lorde, analiza la agencia DPA.
Lorde, de 17 años, encarna a la perfección el éxito de lo “casero”: hace menos de un año que colgó sus canciones en Internet, y en la noche del domingo se llevó a casa dos codiciados Grammys. “Gracias a todos los que hicieron que este tema explotara -dijo sobre su hit ‘Royals’-. Ha sido una locura”. Según afirma, la canción que se convirtió en un fenómeno mundial la compuso en menos de una hora.
El dúo Daft Punk, que se mantuvo fiel a su robótica indumentaria pese al glamour impuesto en la gala, recogió en total cinco premios. Su disco hit “Get Lucky”, uno de los más bailados en las discotecas de todo el mundo en los últimos meses, se coronó como Grabación del Año, mientras que su cuarto álbum de estudio, “Random Access Memories”, fue distinguido Disco del Año. Los franceses, que llevan ya más de dos décadas sobre los escenarios, lo grabaron casi por completo con música en directo y un uso limitado de instrumentos electrónicos.
También los raperos Macklemore & Ryan Lewis, que editan su propia música, se llevaron a casa cuatro gramófonos, entre ellos en la categoría de Mejor Artista Nuevo. Su disco “The Heist” fue coronado Álbum de Rap del Año mientras que el éxito “Thrift Shop” les valió el Grammy a la Mejor Actuación Rap. “Antes de que los medios estuvieran ahí, antes de todo el revuelo, de que hubiera algo que contar, estaban nuestros fans”, dijo Macklemore en su discurso de agradecimiento. “Sin ellos no estaríamos aquí”, agregó.
Estrellas mundiales como Madonna, Pink, Taylor Swift o Katy Perry realizaron espectaculares actuaciones durante la gala, pero se fueron con las manos vacías, como si formaran parte de una programación extra en la fiesta a la innovación y la música “hecha en casa”. La entrega 56 de los Premios Grammy, el mayor galardón de la industria otorgado por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación en 82 categorías, podría ser recordado más por sus actuaciones y momentos espontáneos que por los premios en sí.
Ya el año pasado, muchos recién llegados se convirtieron en reyes de los Grammy, apuntalando el lema de los académicos de premiar la calidad musical, independientemente de las listas de éxitos o las cifras de ventas.
En esta edición, la gala de los Grammy mostró un “cambio” en el sector, sentenciaba también “The New York Times”. “Un sector en el que las estrellas reclaman atención permanentemente, pero los hits pueden venir de cualquier parte”. Siguiendo con la tendencia de reconocer a los debutantes, Kacey Musgraves se llevó el premio al mejor álbum country con “Same Trailer Different Park”.
La Santa Cecilia se impuso en mejor álbum de rock latino, premio al que aspiraba Illya Kuryaki & The Valderramas.
Una coreografía muy elogiada
La gala comenzó con el matrimonio Beyoncé y Jay-Z juntos cantando el tema “Drunk in Love”. La coreografía que interpretó la cantante fue de las más elogiadas.
Espectacular
La cantante Pink, con varios kilos menos que en otros tiempos, protagonizó quizás la actuación más espectacular al interpretar “Try” mientras hacía acrobacias colgada en el aire.
En la fiesta del casamiento
Madonna y Mary Lambert cantaron en uno de los últimos shows de la ceremonia, en la fiesta en que se casaron distintas parejas, algunas homosexuales.
Paul y Ringo, con una nueva canción
Paul McCartney, en piano, y Ringo Starr, en batería, tocaron la canción nueva “Queenie Eye”, melodía que recordó a los viejos éxitos de Los Beatles. Antes se saludaron con Yoko Ono.
Con el recordado Stevie Wonder
Ambientado en un estudio de grabación, Daft Punk lució todo su talento con la voz de Pharrell Williams y la compañía del legendario Stevie Wonder.