Carga con el apodo de “La Muda”, le ofrecieron ser candidata y escribe un libro sobre Cristina

Mabel Remón es desde hace 11 años la traductora oficial a lenguaje de señas de los actos oficiales en la Casa Rosada. Remón estuvo en Tucumán porque dirige un programa de asistencia para facilitar el acceso a la justicia de personas discapacitadas.

EMPATÍA. Remón describió que mientras traduce suele imitar los gestos de la Presidenta, Cristina Fernández. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ EMPATÍA. Remón describió que mientras traduce suele imitar los gestos de la Presidenta, Cristina Fernández. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ
09 Marzo 2014
Las manos y la postura. La boca y los gestos. Alguna sonrisa y hasta los silencios. De alguna manera, Mabel Remón fue Néstor y es Cristina Kirchner. Desde 2003, “presta” su cuerpo a los discursos oficiales de los presidentes para llevarlos hasta los ciudadanos con discapacidades auditivas. La intérprete oficial de lenguaje de señas de la Casa Rosada -bautizada en las redes sociales como “La Muda”- se empecina en pasar inadvertida y rehuye a las entrevistas. Su cercanía a las figuras de poder y con sus discursos, sin embargo, la condena a ser requerida.

Remón tiene las manos cargadas de anécdotas presidenciales, pero también personales. Su historia familiar (hija de aguerridos sindicalistas y ciudadanos comprometidos con la política) y su militancia por los discapacitados la completan -muy a su pesar- como una entrevistada apetecible. Única oyente entre sus allegados, es un “escáner” del lenguaje no verbal. Es la única perito de la Justicia especializada en ello y dirige el Programa Nacional de Asistencia para las Personas con Discapacidad en sus Relaciones con la Administración de Justicia (Adajus), dependiente del Ministerio de Justicia (que encabeza Julián Domínguez). Estuvo en Tucumán esta semana para colaborar con la Justicia provincial en el empleo de cámaras gesell con víctimas discapacitadas. Contó a LA GACETA que escribe un libro sobre la Presidenta y deslizó que le ofrecieron ser candidata.

#lamuda

- Che, ¿vos dijiste lo que dije? Porque están aplaudiendo mucho y están contentos.

-Señor Presidente, ¡como voy a decir algo que no dijo!

Remón se ruboriza ahora al contar la anécdota con Néstor Kirchner, pero entonces estaba pálida, según recuerda. “Él era Presidente electo y hubo un acto del partido. Había personas con discapacidad auditiva que lo seguían. Estaban felices de poder saber lo que él decía. Él me estaba haciendo una broma... como era tan alto, me palmeó la cabeza cuando me asusté y me dijo: ‘nena, quedate tranquila’. El chiste quedó”, sonríe emocionada. Comenzó a traducir en 2003, por pedido de la entonces senadora Fernández. “La doctora es absolutamente permeable a la temática de discapacidad. Estoy ubicada en el escenario y traduzco en simultáneo para los invitados. Ahora estoy en los actos más importantes, pero no en todos los eventos”, lamentó. Aclaró que ella no es la intérprete que se ve durante las cadenas nacionales (es personal de la TV Pública).

-¿Qué diferencias hay entre interpretar a Néstor y a Cristina?

-El género incide. Y la espontaneidad de él. Era muy práctico, pero la relación temática y la hilación se podía ver recién al final. Y una traducción así es muy difícil. Porque para traducir, en señas es como en inglés, primero va la parte sustantiva y luego qué se dice de eso. No existe el sujeto tácito. Cuando una persona habla de varios temas y lo cierra al final, es muy difícil. Ella es absolutamente ordenada en el pensamiento. Cronológicamente es más sencillo. La forma de estructurar el discurso es diferente. La doctora está muy atenta a todo lo que ocurre a su alrededor. Está muy cerca de la gente. Es sencilla y siempre digo -porque lo creo- que es uno de nosotros que es presidente y eso no tiene precio.

-¿Tiene militancia política?

-Sí (sonríe).

-¿En el Justicialismo?

- (Asiente con la cabeza).

-¿Le ofrecieron ser candidata?

-Ehmm…me interesan mucho más otros temas (risas). Porque fue la lucha desde mi infancia (afirma en relación a Adajus). Hice mi primera interpretación a los tres años. Eso me sirvió para mi tarea como perito. En la escuela tuve problemas porque yo interpretaba en tres planos: del cuerpo, del tono de voz y de las palabras. Y a veces se contradecían y yo no sabía a cuál hacer caso. Me trajo inconvenientes.

Las intérpretes -tanto la oficial como las de la TV- tomaron protagonisno luego de uno de los discursos más largos de la gestión de Fernández. En 2012, la alocución que inauguró el año legislativo 2012 insumió más de tres horas. Las chanzas sobre el agotamiento de “la muda” colmaron Twitter y Facebook.

-¿Cómo vivió eso?

- Uffff. Hasta tuve un problema con (Jorge) Lanata, que hizo una parodia de señas. Más allá de que lo haya hecho para su programa, el obvió y no pensó en las personas con discapacidad. No sabían si estaba señando o qué. Fue una falta de respeto. Nadie pensó qué podían interpretar. Eran señas cotidianas que las entiende cualquiera, pero no estaba subtitulado.

- ¿Tiene Twitter?

-No (ríe y se ronroja). Suelo escapar de los ámbitos públicos y pasar inadvertida. Quisieron hacerme notas pero no concurrí por una simple razón: este es un trabajo que es un servicio. No es nota para mí. Lo que quiso hacerse fue enfatizarse una figura de lo que estaban viendo por TV. Yo estaba en el Congreso, no ante cámara.

-¿No se cansa cuando los discursos son largos?

-No, es mi idioma natal. Mis padres y tíos son sordos. Mis abuelos vinieron de Europa. Lograron tener hijos que estudien y trabajen. Mi reconocimiento a personas como la Presidenta es fuerte. Hablamos de los mismos orígenes de lucha y pelea

Ella, el flequillo y él, la nariz

-¿Qué conceptos son los más difícil de transmitir?

-Estoy terminando un libro, que me cuesta por el tiempo y por la figura que significa ella. Se titulará “Interpretando una mujer”. Tiene doble sentido: desde una mirada antropológica y desde la interpretación en sí. Ella es una oradora pocas veces vista, pero es muy clara. Siempre toma ejemplos de la realidad para que todos la puedan comprender. Cuando desea hablar para un grupo social en particular, lo hace. Todo se puede transmitir o reinterpretar en cualquier otro idioma, lo que sucede es que uno debe explicar el origen de una metáfora, por ejemplo. Hay que tener velocidad, por la simultaneidad, y un amplio conocimiento de las nuevas generaciones. El vocabulario se renueva a medida que transcurre el tiempo. Además, a los discursos hay que adaptarlos, porque hay también ‘modismos’ regionales.

-¿Hay señas especiales?

-Los jóvenes con discapacidades, al principio, identificaban a Néstor haciendo la seña de la nariz (hace una curva pronunciada sobre la suya) y a Cristina, con los micrófonos (imita el modo en el que ella acomodaba los dos micrófonos en un atril). Luego, a Néstor le quedó la “K” (dibuja la letra en el aire) y ahora a ella la mencionan con el movimiento con el que se acomoda el pelo sobre los hombros. Aunque en cada región puede ser diferente. Y para cada edad porque, para los sordos más adultos, por ejemplo, el gesto de la nariz es para el ex presidente Arturo Frondizi.

-¿Y cómo transmite los términos en inglés que ella usa?

-Los traduzco.

-¿Y las expresiones como cuando dijo ‘no se hagan los rulos’?

-Esas son metáforas. Fue un 1° de marzo en el Congreso. En el contexto, quiso decir que no se imaginen algo que no era. Interpretar requiere de un nivel de empatía con la persona que está hablando. Tengo infinidad de fotos que estoy con la misma gesticulación de Néstor o de la Presidenta.

Remón cruza las manos, dibuja una sonrisa y hace silencio. La entrevista, agradece, terminó.

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