De “piratas” y goles fantasmas

River perdió con polémica, por un gol que no fue.

POLÉMICA. “Teo” levanta de más su pierna derecha en la jugada previa a su gol, el del 1-1. Olave salió mal, pero la jugada podría haber sido anulada, por riesgosa. POLÉMICA. “Teo” levanta de más su pierna derecha en la jugada previa a su gol, el del 1-1. Olave salió mal, pero la jugada podría haber sido anulada, por riesgosa.
07 Abril 2014
Bueno, discutamos el 1 a 1 parcial de River, pero no el 2-1 final de Belgrano, en Córdoba, que dejó en Pampa y la vía a un “millonario” que hasta ese gol fantasma del “pirata”, en complicidad con Barovero, era líder del Torneo Final con San Lorenzo y Colón.

Vamos por parte. Belgrano aprovecha un error de “Teo” en el medio y sale disparado; abre hacia una banda y larga un centro medio colgado. Velázquez, solo, porque los dos rivales que estaban delante suyo fallan en la cobertura, decreta el 1-0 con la cabeza. Buena del “pirata”.

Vamos al empate. Lanzini tira un globo largo y recto que “Teo”, en soledad, intenta cazar. Estira el pie de más, podría haber sido plancha, pero no. Olave llega tarde también y el colombiano, con el arco a su merced, empata.

Iban 17’ del primer tiempo. Hasta ahí, el partido era emotividad pura. El presagio alentaba a ver más goles.

Sin embargo, de poco los dos se fueron pinchando pese a que llegaron con cierto peligro a las áreas. El 1-1 era una estatua imposible de mover, como de La Libertad. Gigante, pesada, etcétera. Y en ese vaivén de cuestiones de hacha y tiza, a Belgrano el punto no le servía y a River casi sí, aunque tampoco era lo mejor. Servía, claro, porque volvía a ser puntero de un torneo después de largo tiempo.

Y bueno, llegó una de las tantas jugadas sucias que se ven a diario en un duelo. Zelarayán metió un slalom cortito y remató cruzado. Barovero cubrió bien su palo derecho. Se lanzó al suelo y buscó el balón. Quizás el spray de tanta lluvia traicionó al arquero, que veía cómo la pelota le rebotaba en su humanidad como un frontón y cambiaba su recorrido. Su destino era cruzar la línea de gol.

Pero no. Barovero llegó justo, y la atrapó. La esfera pasó en un 80% con la línea de los suspiros, según imágenes de TV, no al 100%. El línea silbó para arriba y Fernando Echenique, tapado por una jungla de piernas, se tomó unos segundos y decretó el 2-1.

Aprobó un gol fantasma y, sin quererlo, sepultó el deseo de River de volver a encontrarse con un número que hace rato no ve: el N° 1

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