“Pero, ¿por eso me la vas a llevar? No me saqués la moto, por favor, te lo pido. Tengo a los chicos conmigo y tienen que ir a la escuela. ¿Dónde querés que la deje si es un quilombo la calle?”. El hombre está colorado, pero no por el sol intenso que penetra en este mediodía de otoño. Está así por la bronca. “Aquí nadie respeta nada, pero justo se van a llevar la mía”, reniega Oscar Vega, vecino del barrio municipal de Concepción. Su moto es una de las 700 que en los últimos meses fueron secuestradas en La Perla del Sur. Y el mal estacionamiento es la principal causa de las multas.
Mientras aumentan los controles y las sanciones, los conductores de Concepción insisten en que cada vez es más problemático circular en el área central de la ciudad en horas pico. Se quejan de los “piratas” que ocupan más de un carril en las calles, les causan enojo las dobles y hasta triples filas que forman los autos particulares, y reniegan una y otra vez por las motos.
Pareciera que el gran aumento de vehículos (especialmente de motos) le ha dado a la ciudad muy poco tiempo para adaptarse. Los cálculos oficiales indican que en la última década se incrementó en un 60 % el parque automotor y que actualmente en Concepción ya hay un rodado (auto o moto) cada dos habitantes. A eso hay que sumar los vehículos que llegan desde otros puntos de la provincia.
En el Concejo Deliberante se presentaron algunas ideas, pero nunca se debatieron a fondo. Los ediles y los propios funcionarios municipales admiten que es un problema muy complejo.
La falta de lugares para estacionar en el área central es uno de los puntos más conflictivos. Hay sólo cuatro playas de estacionamiento para contener a miles de vehículos que a diario circulan por la ciudad. En los últimos meses hubo dos ordenanzas para tratar de disminuir los problemas. Por un lado, se habilitaron en todas las cuadras lugares exclusivos para dejar motos. Además, se permitió en algunas calles el estacionamiento a ambos lados de la acera.
Pero muy pocas cosas cambiaron. Según Daniel Montoro, director de Tránsito municipal, el principal inconveniente en Concepción sigue siendo el mal estacionamiento. En 2013, los inspectores hicieron un total de 7.500 actas de infracción, la gran mayoría por aparcar en zonas prohibidas: en ochavas, en doble fila, obstruyendo paradas de colectivo.
Las motos son el mayor dolor de cabeza para los inspectores: todos los días secuestran estos vehículos porque sus conductores no llevan casco, porque estacionan en sectores en los que no se puede, por circular sin el escape reglamentario, sin luces ni espejos y sin documentación. En el último año se secuestraron más de 700 motos. “En el galpón que tenemos ahora no entra ni un alfiler, así que tuvimos que buscar otro espacio. Ahora nos estamos mudando a un corralón más grande”, anunció el funcionario. Otro contratiempo para los varitas son los autos rurales. Aunque tienen un sector específico para trabajar, la calle Italia (a una cuadra del centro) igual usan cualquier lugar para esperar pasajeros.
Malas costumbres
El escenario se repite a diario. Al mediodía empieza el infierno. Cerca de las escuelas y de los centros médicos los autos no se conforman con el permiso que les dieron para estacionar a ambos lados de las calles. Casi siempre se ubican en doble y hasta triple fila. Las balizas encendidas, la señal que ampara esta costumbre tan arraigada.
Gustavo Arobio, de un local de artículos para la salud ubicado en 24 de Septiembre al 1.600, comentó que esa cuadra hay muchos centros médicos y que por ese motivo el estacionamiento a ambos lados de la acera debería ser una muy buena medida. “Lo ideal sería que los autos que estacionan sean de pacientes. Pero en general la gente deja sus vehículos mucho tiempo, las horas que están en sus puestos de trabajo. Entonces, los que llegan a las clínicas terminan haciendo doble fila y la calle se pone intransitable”, resalta.
En pleno centro, en San Martín y Roca, hay un auto estacionado (en esa cuadra no está permitido aparcar). Al frente, una moto gira a contramano y se detiene, como si nada, en la misma esquina. Todos tocan bocina. Aunque hay semáforo, los vehículos avanzan a paso de hombre. Son las 12.15. Pedro Ramos, empleado de un comercio de esa cuadra, se para sobre la angosta la vereda y opina: “el problema es que Concepción sigue creciendo como ciudad, pero conserva el alma de pueblo: la gente se niega a no poder estacionar al frente del lugar en el que va a hacer un trámite o alguna compra”. Costumbres que ya son imposibles de sostener cuando se ve el contexto: las autoridades calculan que al centro de Concepción ingresan más de 5.000 autos por día.
- Enojos.- Las multas generan enojos entre los conductores de La Perla del Sur. En general, cuando los sancionan lo sienten como una injusticia porque, según dicen, muy pocos cumplen las normas. “A mí me hicieron una multa por estacionar la moto dos minutos del lado de la plaza frente a un cajero. Era un sábado a la siesta. Ese mismo día, en la vereda de la comisaría había cuatro o cinco motos mal estacionadas y el varita no hizo nada”, exclamó Marco.
- Vecinos opinan.- “Lo que más irrita y causa daño en la salud son las motos con caño de escape libre”, apuntó José Vega. Favio Geria, por su parte, remarcó los problemas para estacionar. “Nunca hay lugar, todo es ocupado por motos. Los “piratas” ocupan la calle Italia esquina 25 de Mayo hasta con tres filas de autos. La Municipalidad dispuso en las esquinas céntricas que más de 40 metros sean ocupados por motos. Los motociclistas, amen de estacionar en esos lugares, dejan sus motos cruzadas en mitad de cuadra. Además, circulan con caño de escape libre por todo el centro a grandes velocidades”.
- Los que menos respetan.- Leandro, inspector de la Dirección de Tránsito municipal, habla de quiénes le dan más trabajo: “sin dudas son los autos rurales que vienen de ciudades vecinas. Estacionan donde quieren y no donde tienen parada. Los motociclistas se enojan porque hacemos cumplir las ordenanzas. Ellos tienen sus lugares reservados para estacionar y no respetan”
- Sin poder salir.- A diario, Eduardo González ruega que nadie le haya dejado un auto estacionado obstruyendo la salida de su garaje, en 24 de Septiembre al 1.600. “Desde que se habilitó el estacionamiento a ambos lados de la calle ya ni los residentes podemos encontrar lugar en nuestra propia casa”, opinó.