El hombre araña: El héroe que ama, sufre y se hace preguntas

Un accidente ocurrido en las entrañas de la misteriosa OsCorp transforma al ignoto empleado Max Dillon en el poderoso Electro, un ser hecho de energía que tiene una obsesión: destruir al Hombre Araña. Mientras tanto, Peter Parker intenta desentrañar los secretos que rodearon a la muerte de sus padres.

A una película del Hombre Araña se le exige que nos invite a volar con el superhéroe por Nueva York. Y también se le exige buenos villanos, a la altura del cómic -de cuyas entrañas surgieron- y capaces de llevar al límite a Peter Parker. Por ese lado la cuota está generosamente cumplida. Y con un plus: Jamie Foxx se mete en la piel del vengativo Electro. Los buenos actores, en el papel que sea, suman generosos puntos.

Andrew Garfield es mejor Hombre Araña que Tobey Maguire. Es más fresco, divertido, chispeante, definitivamente cercano a los albores del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Es cierto que Maguire contó con Sam Raimi al timón de la trilogía anterior, pero aquí Marc Webb no lo hace nada mal. Lo que le falta de creativo lo suple con oficio para narrar y pericia para emocionar en cada batalla del arácnido.

Contextualicemos: esta película forma parte de una tetralogía, cuyas próximas entregas se anuncian para 2016 y 2018. En el medio habrá spin-offs; desprendimientos de la historia original. Por ejemplo, un filme para los Seis Siniestros, un dream-team de villanos que cuenta con una legión de seguidores en el cómic. Esto explica muchas cosas que van pasando, sobre todo durante la media hora final.

Varios personajes se van presentando durante la película, lo que articula narraciones paralelas que es necesario seguir con atención. Al Hombre Araña le toca escudriñar en su pasado familiar, resolver el romance con Gwen Stacy (bellísima Emma Stone), reencontrarse con su viejo amigo Harry Osborne (Dane DeHaan, excelente decisión de casting) y, de paso, enfrentarse con Electro.

Huele a dispersión temática, pero es un clásico del universo Marvel que responde a una lógica. La del Hombre Araña es una aventura a largo plazo y esta segunda parte -explosiva, entretenida, lujosamente filmada (con un presupuesto de 200 millones de dólares)- es apenas otro ladrillo en la pared.

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