El caso Albaca puso en aprietos a la Corte y al PE

De pronto e inesperadamente, el caso Lebbos se transformó en el caso Albaca. Están atados entre sí como una derivación del asesinato de Paulina -cuyo cuerpo fue encontrado salvajemente mutilado- lo que desató una crisis política que colocó a Alperovich en el ojo del tifón. Por su contenido jurídico y político es, ínsitamente, de extrema gravedad institucional con ramificaciones insondables, de las que no podrán marginarse el gobernador, la Comisión de Juicio Político de la Legislatura, ni la propia Corte Suprema. Días atrás, Anses comunicó oficialmente al alto tribunal que el fiscal Carlos Albaca no está en condiciones de jubilarse, por no reunir los aportes necesarios.

Enterado de esta novedad, la Corte, con firma de todos los supremos, tiró la pelota a la Casa de Gobierno, informándole a Alperovich de la situación del vapuleado funcionario para que “proceda según corresponda”. Estas tres palabras definen el nudo sustancial de la cuestión. Alperovich fue colocado contra la pared, porque la Corte le está pidiendo (sin decirlo) que debe revocar la aceptación de la renuncia. ¿Qué hará, ahora? ¿Le soltará la mano a Albaca? Si soslayara la sugerencia encriptada de la Corte, su inacción quedaría como un acto sospechoso.

A fines de 2013 y a destiempo, la UCR y el PRO solicitaron, por separado, juicio político contra Albaca en base al informe demoledor de la fiscal de Cámara, Marta Ignacia Jerez, elaborado a pedido expreso de la Corte. Fue la resultante de su desempeño en la investigación del espantoso femicidio, aún impune. En una carrera contrarreloj, Albaca dimitió y el zar con un apuro que no tuvo en otros casos (Herrera Molina y Piedrabuena) aceptó su retiro de inmediato, a pesar de que la dimisión no tenía fecha cierta. Ergo, el decreto es nulo. Así, permitió al fiscal seguir en pleno ejercicio de sus funciones. Situación a todas luces irregular.

Alperovich taponó de un plumazo el enjuiciamiento político. Supuso que había superado el mal trago. Se equivocó. No sabía de los tropezones en la Anses y sus consecuencias. Para Alberto Lebbos, padre de la víctima, permitir la ida del fiscal, sin dejar el cargo, fue un acto más de encubrimiento del crimen. Si Albaca sabía que no podía jubilarse por no cubrir los requisitos de ley, ¿no cayó en el pecado de tentativa de defraudación al Estado?

En este entuerto, por imposición de las circunstancias, el mandamás algo deberá hacer. Lo que no puede es cruzarse de brazos. Si anulara la aceptación de la dimisión del fiscal, el PRO y el radicalismo, de cajón, insistirán con el pedido de juicio político al perder el blindaje oficial. En caso de que el jefe del PE dejara pasar el tiempo haciéndose el distraído, la Suprema Corte, independientemente de lo que haga o deje de hacer el César, está obligada por si a solicitar la destitución del representante del Ministerio Público. Tiene en sus manos el reporte de la fiscal Jerez para encabezar la acción.

Con el pedido de la Corte de procesamiento contra Albaca ingresado a la Legislatura -hipotético hasta ahora-, es de preguntarse cuál sería la decisión de la Comisión de Juicio Político en este asunto caliente que impacta de lleno en el corazón del poder y en su timonel. El comité que preside Sisto Terán, invariablemente, hizo lo que ordenó Alperovich. Si el asunto toca a alguien vinculado al poder, suele rechazar in limine el planteamiento. No se tomó siquiera el trabajo de correr traslado de la presentación al acusado para su descargo. Los supremos cortesanos están también en una situación sumamente incómoda, si quieren lucir como poder de la Constitución.

El máximo tribunal debe definir qué hacer con el informe de la fiscal Jerez que es hierro candente. No se sacó el dogal del cuello con sólo comunicar al patrón de que Albaca no puede jubilarse. Por el poder de superintendencia puede tomar alguna medida ejemplificadora. Y sin dilaciones. Por la gravedad no cabe menos que el pedido de destitución, en opinión del universo abogadil. Acorralado, Albaca atacó a la víctima. Ahora, al borde de la destitución, ¿la emprenderá contra sus protectores?

El FAU, una opción de poder
El reciente lanzamiento desde la rampa de Buenos Aires del Frente Amplio UNEN (FAU) significa la incorporación de una nueva fuerza política en el tablero nacional. Esta novedosa expresión gregaria de centro-izquierda, por primera vez amalgamada en un puño, es una llamada de alerta para el peronismo. Repercutirá en sus entrañas. Hasta podría aguarle la fiesta a Massa o Scioli, si fuera capaz de mantener una sólida cohesión hasta el choque de 2015. Se convirtió, de la mañana a la noche, en una alternativa de poder al alcance de la mano -en su faz embrionaria aún- que podría competir de igual a igual con los candidatos del peronismo. Sin margen de error, el deshilachado PJ llegará fragmentado a las elecciones en las que está en juego la sucesión de Cristina. O sea, el fin de la era K arribada del frío patagónico.

Una vez más, el viejo partido de Perón con sus ramificaciones se iba a presentar en 2015 ante la ciudadanía como la opción política excluyente. Así, ocurrió en las últimas consultas populares. Sin otra salida tangencial, los argentinos definieron con su voto la interna del PJ. La situación cambió ahora con la irrupción del Frente Amplio. En la vidriera electoral acaba de aparecer esta interesante oferta, que resultaría atractiva para el electorado. La Casa Rosada le tomó el peso y mensuró sus consecuencias. De ahí se explica que a través de sus voceros haya salido a golpear sin piedad a la coalición, comparándola con la fracasada alianza delarruísta.

Hasta hoy, por lo menos, se visualizan dos grandes corrientes dentro del justicialismo: la traccionada por Daniel Scioli, y la de Sergio Massa. En síntesis, peronismo por peronismo, transmutación de cambio virtual, sin un cambio real. ¿Más de lo mismo? También la Presidente lanzará a su favorito al ruedo. ¿Quién, quién? es la pregunta sin respuesta en la galaxia política. Si Cristina no bendijera a Scioli -no lo ama, y de Massa ni hablar- tres (o más) serían los competidores por el próximo inquilinato de la Rosada. En ese caso, habrá inexorablemente segunda vuelta. Y ahí surge la posibilidad cierta de que alguien de signo no peronista ocupe la poltrona de Bernardino Rivadavia.

La tarea del FAU es larga, ardua y azarosa con un camino empinado y meandroso por delante, lleno de acechanzas, que necesita de la grandeza moral de sus actores, de su desprendimiento. Deberán guardar bajo siete llaves sus mezquindades, su vedettismo y sus vanidades. Y respetar antes que nada y a rajatabla la definición de las candidaturas salidas de las primarias abiertas. En el FAU, a estas horas, todo es euforia desbordante. Viene de una exitosa experiencia en la Capital Federal, donde, desde el llano y sin la bolsa con maravedíes del oficialismo -llámese cristinato o macrismo- logró arrebatar un senador nacional a la viuda y sentar diputados en la Cámara baja. Algo impensable años atrás.

Si se tiene conformado el agrupamiento electoral, resta coincidir en un programa básico de gobierno. No es fácil. Demandará paciencia y renunciamientos. En eso anda el arco multipartidario. Por ahora, Macri quedó afuera y buscará la Presidencia solo, sin la compañía de nadie. Todo un desafío.

Lo más importante de la experiencia porteña fue que, sumadas cada fuerza política, el FAU obtuvo más votos que el PRO, y queda en la antesala de la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Ares. Si tuvo andamiento en la Capital Federal, el FAU pretende presentar el mismo libreto tierra adentro, bajo todos los cielos de la Argentina profunda. Desde la muerte de Perón, la alianza se muestra para 2015 como un posible cambio de aire, tras décadas del peronismo con la manija del poder en sus más disímiles versiones.

El ex intendente de Tigre ya lo dijo mil veces que no participará de la interna del PJ. No se prestará, ni dormido, a la trituradora del cristinato talibán. En cambio, el gobernador bonaerense aún aguarda, esperanzado, el guiño de la Presidente, que tarda en llegar. Decidió no esperar más y se eyectó por su cuenta. Comenzó a exhibirse en fotos con hombres de la oposición y envía como adelantado a su hermano “Pepe” para tantear el terreno y ensanchar la cofradía en gestación del bonaerense.

Cuál es el impacto del FAU en Tucumán. Mucho antes -en octubre de 2013- aquí hubo un ensayo exitoso idéntico, como anticipo del porteño. De la mano de José Cano, el Acuerdo Cívico y Social derrotó políticamente al zar y marcó el inicio de su caída, cerrándole su sueño reeleccionario por cuarta vez consecutiva.

De nada sirvieron los bolsones, los aprietes, la extorsión y todo el aparato y los recursos del Estado utilizados obscenamente en favor de los millonarios candidatos Manzur y y Jaldo. Al final, no asumieron defraudando a la gente.

Comentarios