06 Mayo 2014
UN INSTANTE EN LOS VALLES. Juan Bautista Gatti pintó “Paisaje de San Pedro de Colalao” en 1980.
“Volver a las raíces es muy importante, y alguna institución tiene que hacerlo”, afirmó a LA GACETA la directora del Centro Cultural Alberto Rougés, de la Fundación Miguel Lillo, Elena Perilli de Colombres Garmendia.
Su apreciación tomará relevancia esta noche, cuando se inaugure la muestra homenaje al gran pintor tucumano Juan Bautista Gatti, con 25 trabajos (máximo de capacidad del centro ubicado en Laprida 31) con los que se que recorrerá sus distintas etapas y períodos, desde el paisajismo hasta sus obras de contenido religioso, pasando por sus elogiadas series “Gallos” y “Fama”.
Gatti nació en Tucumán en junio de 1923 y falleció en Buenos Aires en 1988, a días de cumplir 65 años. Poco antes, en ese mismo año, en el museo Timoteo Navarro se hizo una retrospectiva en su honor, en lo que fue la última de las grandes exposiciones como artista en forma individual que se recuerda. Fue discípulo de Lino Eneas Spilimbergo y de Lajos Szalay, entre otros. Multipremiado desde 1950 (cuando egresó como licenciado del entonces Instituto Superior de Artes de la UNT), fue miembro fundador de la Asociación Tucumana de Artistas Plásticos. Su producción integra numerosas colecciones públicas y privadas.
Perilli señaló que “hace muchísimo tiempo que no se exhibe una muestra tan completa como ésta sobre Gatti; hay una generación entera de jóvenes que no lo conocen, lo cual es una lástima porque era muy talentoso”.
“Esta exposición tiene un sentido especial, porque será la primera tras un largo año de refacciones y restauración del edificio. Queríamos volver con un artista al que la plástica le debe mucho, porque siempre tenemos un espacio reservado a las grandes personalidades del arte de la provincia, como era el plan diseñado desde el inicio por Ezequiel Linares”, agregó la directora del Rougés.
En el catálogo, Gloria Ziawin de Gentilini destacó que “la obra de Gatti se instala en este tiempo; (sus trabajos) nos hablan, interpelan, conmueven e invitan a recorrer juntos ‘sus caminos’ en pos de un lenguaje plástico que exprese de la mejor manera posible sus anhelos, dudas y vivencias del ‘ser en el mundo’ y en el tiempo”. “Para mí, fue tal vez el artista plástico más completo de Tucumán -escribió Rogelio Ramos Signes-, una personalidad inquieta y rica en matices (...). Lo culto y lo popular convivieron en él, sin molestarse; es más, ayudándose entre sí”.
Su apreciación tomará relevancia esta noche, cuando se inaugure la muestra homenaje al gran pintor tucumano Juan Bautista Gatti, con 25 trabajos (máximo de capacidad del centro ubicado en Laprida 31) con los que se que recorrerá sus distintas etapas y períodos, desde el paisajismo hasta sus obras de contenido religioso, pasando por sus elogiadas series “Gallos” y “Fama”.
Gatti nació en Tucumán en junio de 1923 y falleció en Buenos Aires en 1988, a días de cumplir 65 años. Poco antes, en ese mismo año, en el museo Timoteo Navarro se hizo una retrospectiva en su honor, en lo que fue la última de las grandes exposiciones como artista en forma individual que se recuerda. Fue discípulo de Lino Eneas Spilimbergo y de Lajos Szalay, entre otros. Multipremiado desde 1950 (cuando egresó como licenciado del entonces Instituto Superior de Artes de la UNT), fue miembro fundador de la Asociación Tucumana de Artistas Plásticos. Su producción integra numerosas colecciones públicas y privadas.
Perilli señaló que “hace muchísimo tiempo que no se exhibe una muestra tan completa como ésta sobre Gatti; hay una generación entera de jóvenes que no lo conocen, lo cual es una lástima porque era muy talentoso”.
“Esta exposición tiene un sentido especial, porque será la primera tras un largo año de refacciones y restauración del edificio. Queríamos volver con un artista al que la plástica le debe mucho, porque siempre tenemos un espacio reservado a las grandes personalidades del arte de la provincia, como era el plan diseñado desde el inicio por Ezequiel Linares”, agregó la directora del Rougés.
En el catálogo, Gloria Ziawin de Gentilini destacó que “la obra de Gatti se instala en este tiempo; (sus trabajos) nos hablan, interpelan, conmueven e invitan a recorrer juntos ‘sus caminos’ en pos de un lenguaje plástico que exprese de la mejor manera posible sus anhelos, dudas y vivencias del ‘ser en el mundo’ y en el tiempo”. “Para mí, fue tal vez el artista plástico más completo de Tucumán -escribió Rogelio Ramos Signes-, una personalidad inquieta y rica en matices (...). Lo culto y lo popular convivieron en él, sin molestarse; es más, ayudándose entre sí”.
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Centro Cultural Rougés
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